Toda tu vida fuiste víctima de los experimentos de All for One, sin embargo, un día logras escapar y tras ser salvada por unos héroes consigues convencer al director Nezu para entrar en la U.A. a pesar de que ya sobrepasas la mayoría de edad. Tu obj...
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Narra ____
Habían pasado dos días desde la visita de Nezu y Aizawa, estaba sentada en mi camilla practicando con mi quirk. Me resultaba fácil controlarlo ya que tan solo tenía que visualizar qué objeto quería mover o destruir y tan solo con eso una ráfaga de lo que parecía aire golpeaba el objeto.
Había colocado unas botellas en frente mío sobre el suelo, la primera estaba completamente destrozada, la segunda se había abollado, y la tercera tenía un pequeño boquete por el que se escapaba el agua. A penas me requería algún esfuerzo hacer aquello por lo que no estaba preocupada sobre la prueba.
Hacía relativamente poco descubrí que también podía controlar el agua, aunque no lo tenía muy dominado. No me resultaba raro haber descubierto ese nuevo quirk ya que constantemente habían experimentado conmigo y supuse que era un quirk transferido a la fuerza por All for One, al igual que las orejas de gato fueron impuestas a la fuerza para agudizar mi oído.
Estaba viendo como el agua iba mojando el suelo así que decidí practicar con mi quirk para tener mayor control de él y así tener más facilidad para pasar la prueba. A diferencia del aire, el cual no me hacía falta utilizar mis manos ya que lo podía controlar mentalmente, el agua era más pesada o eso me parecía. Alcé mi mano y comencé a mover el agua que estaba en el suelo, poco a poco pequeñas gotas se fueron elevando y juntándose entre ellas para finalmente formar una gran masa de agua flotante que utilicé para regar las flores que había en la sala y para rellenar un vaso de agua. No podía hacer mucho más ya que me agotaba demasiado, pero poco a poco iba mejorando. De repente la puerta se abrió y entraron el médico y para mi sorpresa Aizawa.
Médico: Que bien que estés despierta, hoy te haremos con suerte el último chequeo. Si todo está correcto podrás irte ya mismo así que empecemos.
Yo tan solo asentí y dejé que me examinaran. Desde que vi entrar a Aizawa no dejé de observarlo, tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y se había recostado en la pared como la última vez, aunque esta vez tenía la mirada perdida en algún punto del paisaje tras la ventana. La tranquilidad que transmitía me reconfortaba, pero al mismo tiempo sentía cierto nerviosismo al estar cerca de él.
Médico: Muy bien todo parece correcto, solo me falta por examinar la herida de tu espalda que es la que más me preocupa por estar cerca de la médula ósea. Si fueses tan amable de darme la espalda para que pueda echarle un vistazo...y por favor también necesito que desabroches los botones.
Por un momento sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, sentía una terrible vergüenza de encontrarme desnuda frente a alguien. En ese momento caí que los botones se encontraban en mi espalda por lo que me reconfortó no tener que descubrir mi parte delantera. Aún así miré a Aizawa para comprobar si miraba, para mi sorpresa ya estaba dormido, lo cual me reconfortó de cierta manera ya que no quería que viese mis heridas y me preguntase qué me había pasado. La reacción del médico me daba un poco igual ya que lo más probable es que ya las hubiese visto. Así que tan solo me giré y me desabroché la bata.
