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Asking questions to the ceilin'
Never knowing what you're thinkin'
I'm afraid that what we had is gone


Enero 1998


Narcissa Malfoy lo veía suplicante. Tenía una mano apretando su brazo, podía sentir sus dedos marcándose en su piel a pesar de la tela que lo cubría. No entendía del todo cómo lo había encontrado. Harry salió ese día, con la capa encima, a caminar. Necesitaba despejar sus ideas, crear un plan. 

Sintió el aire a su alrededor calentarse y barrer sus lados, hasta dar con él. Lo siguiente que supo fue que era arrastrado por alguien encapuchado hacia una pequeña casa que había cerca de allí, totalmente vacía.

La capa cayó a su lado. Buscó su varita, desesperado, cuando la sangrepura dejó ver su rostro. Se tensó, músculo por músculo, y trató de zafarse de su agarre, en vano.

—¿Qué? — espetó, más brusco de lo que quería.

—¿Cómo está Draco?

Su voz estaba cargada de un tono maternal, preocupado. Harry frunció el ceño, enojado.

—No tiene derecho a preguntar por él. — contestó seco.

Vio la tristeza pasar por sus ojos un segundo, antes de que su rostro regrese a la indiferencia.

—Por favor — murmuró. 

El agarre en su brazo temblaba. Para cualquiera, la mujer frente a él no demostraba emoción alguna; para él, que estaba demasiado acostumbrado a leer entre gestos, estaba desesperada. Su mandíbula apretada, no lo suficiente para llamar la atención, pero sí para saber que estaba reteniendo las ganas de gritar; sus ojos, que examinaban, buscaban, sin poder mantenerlos en un solo punto. Una madre preocupada por su único hijo.

—Está bien — respondió, entre dientes —No salió de la cama en días, pero ahora está bien.

Sintió el agarre deslizarse fuera. La mujer asintió hacia él, y se dio la vuelta.

—Cuídalo — pidió.

—No es nadie para pedirme eso — avanzó hacia ella, tomándola del brazo y obligando a que voltee — Lo dejó, maldición. Era su hijo, y lo dejó.

Es mi hijo — corrigió. La sangre hirvió por sus venas.

No lo es. Dejó de serlo cuando tuvo que escapar de su propia familia.

Observó el rostro de la bruja tensarse, la comisura de sus labios temblaba. La soltó y caminó hacia la puerta, chocando su brazo cuando caminó por su lado.

—No espero que lo entiendas — escuchó decirle. Se detuvo con la mano en el pomo de la puerta y giró la cabeza — Solo quiero que esté bien.

Respiró con fuerza, obligándose a calmarse.

—Lo está — respondió, con el tono más calmo que pudo.

Se puso la capa encima, abrió la puerta y salió. Tuvo que correr unos metros para calmarse, no podía ir con la orden así. 

¿Cómo era que una madre abandonaba a su propio hijo?

Draco se esmeraba en decirle que no, que su madre no lo abandonó, que simplemente no pudo ir con él, pero que no lo abandonó. Eran mentiras, lo notaba en como temblaba su voz al decirlo, en como tenía que apretar su mano con fuerza antes de seguir hablando.

Regresó horas después, en la noche. Draco lo esperaba sentado en el mueble de la sala. Su pierna subía y bajaba con rapidez y se mordía el pulgar nerviosamente. A su lado, Ron y Hermione jalaban los hilos del sillón y veían hacia la puerta alarmantes.

—¿Dónde diablos estabas? 

La voz de Draco sonó furiosa. Se levantó de un salto y caminó hacia él, señalándolo de manera acusatoria.

—¿Cómo se te ocurre irte así, sin avisar? — abrió la boca para responder, pero fue silenciado con un hechizo — No, no digas nada, no quiero escucharte. ¿Tienes idea de lo que sentí cuando me desperté y no estabas en el cuarto? — le recriminó — Te busqué en toda la casa, toda la maldita casa, Harry.

—¿Lo siento? — preguntó una vez que pudo liberarse del hechizo. Draco frunció el ceño aún más — Lo siento — repitió, dudoso. Escuchó un quejido de frustración.

—No puedes ser tan... Merlín. Accio varita. Accio var- Mione — giró hacia sus amigos que lo veían divertidos —, suelta mi varita. No, dame mi varita. — exigió.

Harry soltó una carcajada por lo bajo, ganándose un pequeño empujón de parte del otro. Agarró sus manos y lo jaló hacia él, abrazándolo. Draco se retorció intentando alejarse, sin utilizar la fuerza necesaria. 

—Le dijimos que no se preocupe — interrumpió la castaña, claramente más aliviada — Siempre haces eso de irte sin avisar.

—Llevo tres años con él y nunca se había ido sin avisar — se quejó. Harry le dejó un beso en la mejilla.

—Lo siento — le susurró. 

Su padres podrían abandonarlo, dejarlo a su suerte. 

Él no.



Flicker [Drarry / Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora