bubble gum smile || jalex [au]

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-¿Seguro que ya tenemos todo?-Kevin abrió la bolsa de tela inspeccionándola sin siquiera pensar en detener sus pasos-, no quiero tener que regresarme... de nuevo.

-Fue un error-me defendí.

-Un error que se pudo haber evitado.

Rodé los ojos parándome en seco para sacar una pequeña hoja doblada de mi bolsillo trasero, tendiéndosela a Kevin para que revisara que no faltara nada-, ahí está, si te fijas todo está tachado, lo revisé dos veces.

El chico gruñó y me arrebató el pedazo de papel, extendiéndolo y encargándose él mismo de checar que tuviéramos todos los materiales para la práctica. Kevin era mi mejor amigo, a decir verdad, el único que tenía, y no me quejaba, no era como si de todas maneras pudiera manejar a tantas personas o si tuviera una personalidad interesante como para atraerlas en primer lugar; además, con él bastaba, compartíamos lo suficiente como para llevarnos bien.

-Jack, faltan las flores, y las tachaste-se quejó-, de verdad sólo no pierdes la cabeza porque la tienes pegada.

-Las flores están en mi departa...

No me di cuenta en qué momento mi garganta se rindió, rehusándose a terminar una simple frase, pues toda mi atención se la robó él. De verdad intentaba no mirarlo, actuar natural, como si su presencia no me importara en lo más mínimo, lo cual era una mentira, tan sólo el mínimo vistazo a su persona me dejaba paralizado, congelando mis músculos y cortando la comunicación de mis nervios, desapareciendo cualquier rastro de razón de mi mente. Lo peor era que era prácticamente imposible no verlo, el chico estaba sumergido en un color rosa tan brillante y saturado que con facilidad se confundiría con un marcatextos gigante.

Kevin soltó una carcajada al ver mi reacción, no lo culpaba, estaba seguro de que lucía ridículo, lo único que me molestó es que su risa llamara la atención de Alex.

-Hola, Jack-dijo girando el juego de llaves para abrir la puerta de cristal perteneciente a la dulcería en la que trabajaba. Su voz era muy dulce y melodiosa, parecía que fuera lo que fuera que dijese lo hacía cantando-, hola, amigo de Jack.

Tragué saliva intentando recobrar la compostura, acomodé mis lentes y carraspeé esperando que mis palabras saliesen al menos decentemente-, ho-hola, A-Al-lex.

El chico hizo un ademán con sus manos, moviendo sus dedos como señal de saludo, ¿o despedida? Y guiñó un ojo vistiendo una de sus hermosas y radiantes sonrisas, para luego introducirse en el local y cambiar el pequeño letrero sujeto al vidrio, indicando que ya había abierto.

Cuando ya no estuvo a la vista solté un suspiro que, sin notarlo, había estado reteniendo, ganándome un golpe en la nuca por parte de Kevin, quien se había divertido mucho con mi ineptitud social.

-Estabas babeando-se burló.

-Cállate-gruñí para continuar mi camino a la puerta al lado de la dulcería y un pequeño vivero, el acceso al edificio donde estaba mi departamento, no sin antes echarle un último vistazo a Alex, quien estaba surtiendo algunas repisas mientras meneaba sus caderas.

-Déjalo, Jack-me aconsejó Kevin mientras subíamos las escaleras.

-¿De qué hablas?-contesté con la esperanza de que la interacción fuese corta.

-De Alex-dijo obvio-, estás enamorado de él desde que vives aquí, y ni una vez has sostenido una conversación con él.

-Tú no lo sabes.

-¿Ah no?-arqueó una ceja-. Ho-o-ola A-Al-lex-me imitó utilizando una voz aguda.

-Sólo me puse un poco nervioso, eso es todo-me defendí teniendo en claro que era un caso perdido.