MAR, SOL Y AMOR.

4

Dante se sentía un completo tonto, nunca le había pasado lo que le pasaba con Sol, nunca se había quedado sin que decir frente a una chica y menos había dicho incoherencias frente a estas. Cuando se subieron al auto, lo primero que hizo fue recostarse en el volante y suspirar, su hermana sólo rodó los ojos por lo dramático que estaba siendo, pero no dijo nada al respecto y espero pacientemente a que su hermano estuviera listo para conducir, fueron cinco minutos exactos, minutos en los que rezo internamente que Sol tuviera el valor de escribirle, de que diera ese gran paso.

Esa noche, Sol estuvo revisando el Instagram de Dante, no tenía más de diez fotos, pero en las pocas que tenía se veía tan perfecto que solo hacía que el pobre corazón de Sol latiera rápidamente. Ya había agendado su número y podía ver que estaba en línea, pero no se atrevía a escribirle. Su madre, que la había notado más sonriente de lo usual cuando llegó, aprovecho cuando fue a decirle que la comida estaba lista para preguntarle si le sucedía algo, y ella muy emocionada le comento lo que había estado ocurriendo en su trabajo. Su madre la escuchaba atenta y sonriendo dulcemente, le encantaba ver a su hija así.

—¿Qué debería hacer, mami? — pregunto la chica tapándose la cara con una almohada.

—Escribirle, si dices que hay esa atracción entre ambos, creo que es lo mejor.

—¿Y si no lo vuelvo a ver? ¿Si sólo estará hasta mañana acá en Colombia? — se sentó rápidamente y la miro.

—Si se fuera mañana, su hermana no te hubiera apuntado el número de aquí ¿sabes? — le pego un suave golpe en la frente.

—Cierto, le voy a escribir— tomó su celular y abrió el chat de Dante, pero no escribió nada— ¿y si no responde?

—¡Hazlo! — exclamó su madre riendo.

Y lo hizo, escribió "Hola" y salió rápidamente del chat, temía que no respondiera, ya se estaba ilusionando un poco, y eso no era bueno, ¡no sabía absolutamente nada de él! y ya le hacía temblar el corazón.

—Sólo hay que esperar a que responda— suspiro y dejo el teléfono en su cama.

—Bueno, vamos a comer y así esperamos ¿sí?

Sol asintió y salió de la habitación junto a su madre para ir al comedor juntas y allí siguieron hablando de cosas triviales mientras comían y después mientras lavaban los platos juntas, cuando terminaron cada una fue a su habitación, y Sol le prometió a su madre que le avisaría a primera hora si había respondido. cuando reviso su celular no tenía ninguna respuesta, así que mejor lo dejo de lado evitando pensar cosas negativas y se dispuso a hacer algunos trabajos de la universidad.

Una hora, una hora había pasado desde que al celular de Dante había llegado un mensaje, pero no cualquier mensaje, no, en su foto de perfil se podía notar a aquella chica que lo dejaba sin palabras, tenía el presentimiento, no, estaba seguro de que su hermana tenía que ver con esto, y la había llamado minutos después de que el mensaje de Sol le llegara, pero su hermana sólo se rió y le dijo: "Aprovecha esta oportunidad", no había abierto el mensaje y tampoco sabía que contestarle ¿un hola también?, un "¿Sol, eres tú?" un "¿Qué tal?", no sabía con exactitud, además iban a ser las once de la noche, ¿y si ya estaba durmiendo y la despertaba?, tal vez era mejor escribirle en la mañana. Estaba ahí, viendo fijamente la pantalla, el mensaje sin abrir, cuando empezó a aparecer el "escribiendo...", así fue por unos tres minutos, sin embargo, no llegaba nada. Lo pensó, no estaba durmiendo, ella le estaba escribiendo de nuevo, era mejor responderle de una buena vez, entonces respiró profundamente y se fue por una respuesta simple, corta y muy normal: "Hola, ¿Cómo estás?", inmediatamente salieron los chulitos azules, espero a que respondiera, pasaron diez minutos y no llegaba respuesta, así que le escribió de nuevo "¿Sol? ¿Estás ahí?", su mensaje no tardó en llegar "Sí, disculpa, estoy bien, ¿Cómo estás tú?", eso lo hizo sonreír, y así hablaron por medio de mensajes hasta altas horas de la madrugada.