Raro mundo. I

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Era una persona extraña, me refiero a el, era alto, cabello negro y ojos cafés, podrías perderlo de vista en la multitud, quizás sea algo guapo pero no puedes destacar nada de él además de los tres lunares bajo su ojo izquierdo.

Pensé que tal vez ya había muerto o estaba loca, pero no era un sueño, ni efecto del alcohol, o incluso una pesadilla, no... No era nada de eso.

Era solo una realidad de la cual no tenía idea hasta hace poco, el método científico dice que hasta que no puedas comprobarlo no existe, para mí sorpresa nuestro aburrido mundo real sin metas establecidas, carente de fantasía no resultó ser como creía, la magia, los fantasmas he incluso los mitos y deidades son reales.

Pero me di cuenta de algo importante, la diferencia entre un héroe y un villano.

Un día antes, universidad de la capital.

"Señorita López, ¿Sabe la respuesta?".

El era el profesor de esta clase, había empezado mi primer año en la universidad, no hubo ningún problema hasta hoy, si, hasta hoy.

El profesor era un hombre bajito, de pelo blanco por la edad, de seguro tiene problemas con su esposa, claro cualquiera lo tendría si lo acusan de abuso sexual, y sobre su cabeza hay un tipo de serpiente con lengua larga que se enrolla por su pierna y le está lamiendo el interior de su oreja.

"Disculpe, profesor  no me estoy sintiendo muy bien"

"¿Quieres ir a tomar aire?".

"Lo haré".

Tomé mis cosas y salí del salón de clases y caminé por el único pasillo que tenía la universidad.

Desde esta mañana no he dejado de ver estas cosas, al principio pensé que por fin me había vuelto loca pero no dejan de aparecer uno tras otro, sobre las personas, en los vehículos incluso en los rincones de las habitaciones, hay todo tipo de pequeñas cosas, insectos animales deformes y sombras extrañas.

Soy una mujer de ciencia, piensa, eres muy joven para estar loca, no puede ser esquizofrenia, ¿Verdad?, no hay ningún caso anterior en mi familia, a menos que sea la primera, no se, no se, no se, no se...

Fui hasta el baño evitando hacer contacto visual con todos y todo, sudaba frío y solo quería mojarme la cara.

Llegue al baño, este lugar también, habia pequeñas cosas que chillaban o hacían ruidos extraños, escondidos en la oscuridad o debajo del lavado, había todo tipo de cosas aterradoras, y quizás yo debería pensar en que si me volví loca.

Cerré los ojos y empeze a respirar, respirar ayuda, siempre ayuda, debe ayudar.

Trataba de calmar mi respiración, pensé que esto era solo era una ilusión o que mi cerebro me jugaba una mala pasada, pero no, cuando volví a abrir mis ojos habia un chico detrás mío.

"Hola".

Mi piel se puso helada, era el baño de chicas, las palabras, me costó artícular mis palabras...

"Q...que haces en este baño, sal de aquí ahora pervertido"

"Oh, pero pensé que tú, los veías".

Eh... Ver... ¿Ver qué?, Mi reflejo... No... No era yo verdad, lo único mas que puedo ver es...

"Los fantasmas...."-susurre.

"Bingo, ya me parecía que te veías demasiado rara viendo al suelo envitando mirar todo".

"Quien eres, ¡por qué estás aquí y que diablos es todo esto!".

"Oye, oye no me grites puedo escucharte. Salgamos de este lugar primero".

Esto era sospechoso, no... Más que sospechoso era raro, este chico era raro, osea no tiene sentido, empiezo a ver cosas raras y ahora un chico que no conozco aparece. Debe ser un criminal, si debería llamar a la policía quizás solo sea algo peligroso.

"Yo no llamaría a la policía, no van a creerte y no te drogue, ni siquiera te conozco".

"¿Eh?".

Acaso el... Puedo leer la mente, no, no puede ser.

"No, no leí tu mente pero tú cara es demasiado obvia, eres como un libro abierto".

Estábamos bajando por las escaleras que daban a la entrada de la universidad, a nuestra derecha habían algunas bancas y frente a la universidad había un montón de vehículos estacionados de personas que estaban dando clases.

El chico se dirigió a una de esas bancas y se sentó como si nada aunque podía ver qué debajo habia algo como una iguana enorme que salió corriendo en cuanto el se sentó.

"¿Hace cuanto que los ves?"

Eh... ¿Me hablaba a mi verdad?, Entonces no estoy loca por completo o hasta cree un chico en mi mente.

"Desde esta mañana..."

"Ja, si que tienes mala suerte, fuiste maldecida por alguien, probablemente un idiota que cree en ocultismo o algo así, pensó que te daría mala suerte pero lo que hizo fue darte la habilidad de ver Duguan, pobre de ti".

"¿Duguan?, ¿Que?, Espera ¿Maldición?".

"Si, alguien quiso darte mala suerte pero se equivocó, me sorprende más que haya funcionado, normalmente no funciona, y menos con chicas como tú"

"¿Chicas como yo?, ¿A que te refieres?".

"Estoy seguro que eres de las que no creía en fantasmas y que piensa que el mundo es aburrido y común".

"No sabes nada de mí, no hables como si supieras solo dime cómo dejo de verlos".

"Ah, lo único que no se de ti es tu nombre, déjame ver, ummm... Si, mides un metro setenta, más alta que el promedio de las mujeres, me reservo tus medidas, llevas pantalones holgados y un sudadera un poco más grande para ocultar tu figura, eres insegura de ti misma, pero a la vez finges seguridad para poder estar estar bien con tus padres, probablemente tu padre, con el que tienes problemas, quizás por la muerte de tu madre, eso me lo dice el anillo desgastado de compromiso que llevas, eres muy joven para estar comprometida, además de que ni siquiera hay bronceado en tu dedo, por lo cual quizás solo haya muerto hace unas semanas, lo siento por eso, también hundes tu depresión a través de la masturbación, llevas las uñas de tus dos manos muy cortas pero por sobre todo tus dedos de en medio  y anular de cada mano, ah y ahora estás furiosa pero soprendida por qué acerte cada una de mis afirmaciónes".

Lo golpee y salí corriendo, pero me detuve a diez metros de el por qué una gran serpiente curbria todo el patio de la universidad por donde iba a salir.

"Eso dolió sabes".

Me dio un golpe en la cabeza con su puño y luego se frotó la mejillas donde lo había golpeado.

"¿Tu nombre es?".

"Para que quiere saberlo un pervertido".

"Bien, se feliz viendo a los Duguan y muriendo"

"¡No espera!, Sara, me llamo Sara López".

"Hum, Klaus Ruhl, mucho gusto Sara, ahora.".

"Si lo que sea, ahora dime cómo dejo de ver estas cosas".

"Probablemente quitandote los ojos"

El acercó sus dedos hasta ponerlo frente a mis ojos.

"Q..Que, ¡No!".

Grite y me aleje de el de un gran salto.

"Era una broma, que poco sentido del humor, te explicaré tu situación si me invitas un helado de dulce de leche".

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