𝖼𝖺𝗉 2: 𝗌𝗂𝗇 𝗋𝖾𝗌𝗉𝗎𝖾𝗌𝗍𝖺

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Ema estaba un poco desconcertada por la actitud de su amiga en la escuela. Pensó que podía haberle pasado algo en su casa con su padre, o algo malo.

Pero no sabía cuán malo podía ser.

Su padre, Arthur Huston, un hombre alto, aunque era un poco bajo de tez morena, con cabello castaño y unos ojos cafés oscuros que en cierto punto, parecían espeluznantes, yacía en la entrada de la escuela de su hija para esperarla y llevarla a casa cuando saliera de esta.

Ema al ver a su padre fue con el y como todos los días lo hacía, se lanzó hacia el y se fundió en un cálido abrazo como siempre lo hacía. Su padre transmitía mucha calidez ya sea en sus actos como en su forma de ser, ella amaba a su padre así como el la amaba a ella. Ella siempre les presumía a todos por tener un padre tan genial como el suyo, y siempre que le pedía algo, el como buen y amable padre que era, se lo concedía.

Aunque ese día el sintió que su hija estaba un poco tensa, no sabía porque pero no decidió preguntarle, seguramente ya saldría el tema en la cena.

-Hola cariño, como fue tu día- dijo Arthur abrazando a su hija. Aunque muchos se avergonzarían porque su padre con ella de 15 años la estuviera abrazando y hablándole como una niña pequeña, a ella le encantaba eso.

A ella su padre nunca la avergonzaría, o tal vez si, pero ella nunca se sentiría incómoda con el haciéndolo.

Si bien era cierto que su padre se llevaba bien con algunos amigos de su hija, con la que mejor se llevaba y quería como una segunda hija era con Anais, definitivamente la adoraba mucho. Ella en un principio era muy tímida con todos, y lo seguía siendo, pero la primera vez que fue a la casa de Ema y su padre la recibió con tal amabilidad, ella pareció soltarse ante el, tomándole confianza. A lo cual el estaba totalmente agradecido, le gustaba mucho que Ema y ella fueran amigas, el sabía que ella era muy buena influencia para su hija, era estudiosa, responsable y toda una señorita cuando se trataba de modales. Para el no había mejor amistad para su hija que ella y en eso tenía razón.
Su hija adoraba estar con su amiga.

Cuando Ema llegó a su casa el primer día de escuela, fue con su padre y le contó cómo se había echo una nueva amiga, el estaba tan feliz de ver a su hija contándole cómo hacía amigos, o bueno en este caso solo una persona, una amiga. Con el Paso del tiempo ella se volvió "popular" entre la gente, y popular entre comillas estaba bien dicho, porque ella no era tan popular que digamos, solo que había echo más amigos y algún que otro novio por ahí, en realidad solo había tenido 3, pero nada serio, en cambio su amiga Anais nunca tuvo uno, y su primer beso lo dio por culpa de que Ema sin querer había empujado a su amiga, y justo la empujó así dándose su primer beso con el chico que pasaba delante de ellas, el chico perfecto a los ojos de Anais.

George Corner, un chico callado e inteligente, con las mismas cualidades de Anais, solo que era diferente en aspecto físico. Era de una tez blanca como la misma nieve, que dejaba ver sus venas y si te fijabas bien, algo que Anais hacía en clase cuando se distraía y no estaba perdida en sus pensamientos, veía al chico y notaba que si ponías atención a sus brazos se podía ver como su sangre fluía por aquellos grandes y pálidos brazos, tenía el pelo negro como la noche oscura y unos ojos color verde que te hipnotizaban con tan solo verlos, tenía un muy buen cuerpo, no lo iba a negar, sus ojeras siempre resaltaban mucho pero eso parecía no importarle tanto a él, siempre era el chico que caminaba cabizbaja por toda la escuela, a Anais enserio que le gustaba ese chico, pero Ema siempre bromeaba con que ese chico le escribiría a ella "no vengas a la escuela, siempre haz sido gentil conmigo" y pondría una bomba en la escuela para que todos murieran. Eso a Anais no le causaba gracia alguna, pero Ema siempre que decía eso se reía de sus palabras.

Anais nunca hablo con el, de echo ella ya no hablaba de él casi nunca, o al menos con ella, y si hablaba de él eran palabra como "si lo sé es guapo" o "si tal vez sea lindo" restándole importancia, pero su amiga sabía que en verdad ella lo quería mucho, aunque siempre fuera una cobarde y nunca le dijera sus sentimientos por el.

Cuando se subieron a su auto, su padre puso música que le encantaba, y en especial el rock argentino. Puso Música ligera- Soda Estero, a ellos les encantaba escuchar ese tipo de música aunque no fuera de su época.

Cuando llegaron a casa, Ema le contó todo lo que había echo ese día, sin mencionar el comportamiento extraño de su amiga. A su padre le encantaba escuchar a su hija hablar con el, ella era más cercana a su padre que a su madre, ya que su madre era más cercana a su hermano mayor por 3 años, Mattheo Huston, un chico bastante alto para su edad, de cabello castaño dorado como su madre, con ojos color avellanas , con tez blanca bronceada y esa sonrisa que dejaría loca a toda chica. Ellos como todos hermanos peleaban, no muy seguido ya que ellos a veces se ignoraban mutuamente. Cuando hablaban normal, era un poco incómodo, ya que como dije no hablaban mucho, pero aún así, se querían. El era demasiado protector con ella, a tal punto de decir basta, pero el no lo demostraba con palabras, si no con acciones, acciones que lo llevaron como consecuencia a más de una vez a castigo. Su madre, Katherine Rashka, con familia paterna rusa, cuando era más pequeña era igual a su hijo en carácter o incluso peor, ella también era idéntica a su hijo por apariencia, más bonita, tenía el pelo color castaño dorado con ondas que su hija amaba, unos ojos color avellana que enamorarían a más de uno, unas pequeñas pecas que tenía por ahí y una tez blanca bronceada, como ya dije, igual a su hijo.

Cuando Ema fue hacia su habitación para descansar un rato y hacer los deberes para el lunes ya que no estaría haciéndolos el fin de semana y tampoco a último momento, por eso decidió hacerlos en ese momento.

Estaba tranquilamente en su cama, ya los había terminado hace un rato y estaba acostada viendo televisión hasta que siente como golpean su ventana, se sienta y ve una lechuza que al instante reconoció y supo que era un tema importante. Era Afrodita, la lechuza de la madre de Anais.

Ema sabía que cuando mandaba a Afrodita era porque era algo importante, aunque a ella no le gustara mucho leer, si eran las cartas de su amiga se pasaría horas leyendo si es que eso era necesario. Fue rápidamente hacia la lechuza abriéndole la ventana para que pudiera entrar y sacándole la carta de su pata para leerla.

Y cuando la leyó, se sintió triste, y como Anais esperaba, enojada.

Estaba enojada con ella por no decirle aquello, estaba enojada con ella por su comportamiento de hoy, estaba enojada con Anais por esa carta. Pero también estaba triste, triste de no volver a ver a su mejor y primera amiga, triste de ya no sentarse en clase juntas, triste de ya no hacer pijamadas o de ya no ir a su casa a comer con ella.

No quería responder esa carta aunque tenía que, pero como era de esperarse, por la terquedad de Ema, no le entregó respuesta alguna a su carta, si no que dejo ir a la lechuza a la casa de su dueña sin ningún tipo de papel con esta. Tampoco iba a ir a su casa a rescatarla o a darse un último adiós, no iba a hacer eso, ya que nuevamente, su terquedad le ganó y no hizo nada, cuando en vez de quedarse ahí debería haber buscado a su amiga y enfrentarla, no de una manera mala, si no que de una manera triste, ella sabía que Anais estaba muy mal, ella sabía que era su única amiga y que no estaba pasando por un momento fácil, ella en ese momento podría ir a su casa y abrazarla con todas sus fuerzas.

Pero no lo hizo.

Si no que se quedó ahí, no sabía que hacer, y de repente volvió a la normalidad y dándose cuenta de algo.

Su amiga ya no iba a estar ahí, se iba a ir y ya no estaría con ella. Y ya era muy tarde para ir a buscarla, seguramente su lechuza había llegado a ella sin ningún papel.

Lo cual entristeció a Anais.




















(N/A): Holassss, perdón por actualizar tarde, pero no quería dejar sin cap, como ya e dicho lo siento por las faltas de ortografía.

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Bye byeeee

𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂Á𝐋𝐋𝐀𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝐕𝐄𝐙 / EN HIATUS HASTA NUEVO AVISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora