𝘢𝘥𝘢𝘱𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯
Cuando tus ojos se conectan con los de tu alma gemela se tornan de un color rosado.
Volkov quiere encontrar a aquel chico que con una simple sonrisa logró teñir sus cafés ojos de un rosa brillante
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En una parte del pueblo se encontraban Horacio y Gustabo, este último temblando de los nervios, mientras el de cresta le acomodaba la corbata y le peinaba el cabello cada cierto tiempo. El rubio portaba un taje negro, que le ayudaba a relucir un poco de las curvas que tenia su cuerpo y se ajustaba en su cintura.
Jamás se habia sentido asi de nervioso, ni siquiera cuando le pidió matrimonio a Conway.
En otra parte del pueblo se encontraban Volkov y Conway, quien corría de un lado a otro intentando verificar que todo estuviese en optimas condiciones para el acontecimiento que estaba por celebrarse en unas horas. El peliblanco le habia insistido más de una vez que fuese a cambiarse, que él se encargaria de todo, pero en toda la mañana Conway no había parado. Y eso que el dia todavía no comenzaba
Volkov salió de aquel lugar, queria escuchar la voz de Horacio y sentirse más tranquilo, pues Conway lo estaba poniendo de nervios. La linea sono unos segundos antes de ser atendida.
- Hola, cariño. - Saluda el de cresta provocando que una sonrisa se dibujase en el rostro del mayor.
- Horacio ¿cómo lo llevas? - Un suspiro se escuchó al otro lado de la linea.
- Gustabo no deja de lloriquear y temblar. Tengo miedo de que se desmaye antes de llegar la boda. Volkov rio levemente.
- Estoy igual, Conway no deja de correr de un lado a otro poniendo y quitando cosas. Seguro que se le pasa la hora y no llega, porque ni siquiera se ha cambiado. -
- ¿No tienen quien les ayude? - Volkov suspiró.
- ¡Nos sobra gente! Pero Conway no quiere que nadie que no sea él toque algo de la decoración. Estoy sufriendo. - Horacio iba a replicar, pero una voz llamándole le interrumpió. Giro levemente su cuerpo y se encontro con Gustabo, parado en el umbral viendole con ojos de ovejita a medio morir.
- ¿Estás hablando con Jack? - Horacio nego con la cabeza.
- Estoy hablando con Viktor. - Respondió y el rubio agachó la cabeza - ¿Quieres hablar con el? - Gustabo asintió.
- ¿Qué pasa? - Interrumpió Volkov, quien había escuchado vagamente lo que habían dicho.
- Gustabo quiere hablar con Conway, ¿esta por ahi? - Viktor giró sobre sus talones, pudo ver al pelinegro, quien le miraba con sus hermosos amatistas brillando, llenos de curiosidad y nerviosismo.
- Le paso el teléfono. - Horacio hizo un sonido de asentimiento mientras él le pasaba el teléfono propio a Gustabo.
- Gustabo - Y un sonoro suspiro fue lo primero que escuchó el rubio en cuanto el teléfono le fue entregado
- Conway... - Respondió con el mismo tono de voz y Conway no pudo esconder su sonrisa. - Estoy muy nervioso.
- Yo también lo estoy, Gustabin - Gustabo se pasó una mano por la cara y se talló con frustración. - Dime que no me vas a dejar plantado en el altar. - Y por fin, esa risa que tanto le tranquilizaba y que inmediatamente se contagiaba se logró escuchar en el otro lado de la linea.