𝗋𝗈𝗌𝖺 𝗉𝖺𝗌𝗍𝖾𝗅 ; 𝗏𝗈𝗅𝗄𝖺𝖼𝗂𝗈

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Si pueden leer lo último se los agradecería
mucho<3

Los recién casados habian llegado a la ciudad hace unos dias, después de la luna de miel, que fue un agradable viaje por Italia. Se les veía más felices que nunca, ambos estaban brillando. Gustabo deseaba ver a sus amigos, pues no habia tocado el teléfono en todo el viaje y quería asegurarse de que todos estaban bien.

Ahora, los amigos se encontraban en la heladeria donde todo habia iniciado. Era el dia libre de Horacio, y evidentemente le era curioso estar en el pintoresco lugar sin tener que estar corriendo de un lado a otro sirviendo a los clientes.

- ¿Greco va a venir? - Preguntó el rubio y Viktor asintió con la cabeza

- Si. Fue a recoger a Ivanov. No creo que tarden mucho - Gustabo no añadió nada más a la conversación, pues le era una respuesta satisfactoria, pero a Conway le picaba la curiosidad.

- ¿Cómo están las cosas entre ellos? - La pareja frente al matrimonio sonrió cómplice.

- Greco está muy ilusionado, la verdad. Las cosas entre ellos van más rápido de lo que me imaginaba, pero creo que están bien con ello. - Horacio asintió.

- Jamás había visto a Ivanov tan cariñoso con alguien. Hacia un tiempo que no sabia de el, pero ahora me manda mensajes todo el tiempo para contarme lo feliz que está. - Complementó la respuesta. Conway sonrió en grande.

- Y fue en mi boda donde se conocieron, siento que necesito los créditos. - Gustabo rodo los ojos con diversión.

- Pero fui yo quien lo invitó. - Conway frunció el ceño.

- ¿Ah si? Pues fui yo quien... - Volkov ignoro completamente a los chicos, pues era una de esas habituales discusiones que la pareja solia tener. Siempre tenía que haber un minimo detalle que desatara una pelea entre esos dos. Aunque nunca pasaban de lo verbal y las peleas eran más en tono de broma.

- Tengo algo en la cara? - El de cresta habló por lo bajo al darse cuenta de que Volkov le observaba fijamente.

- Belleza. - Horacio soltó una risotada. Se cubrio con la camisa de su novio, además, podría ocultar ligeramente su sonrojo.

Las dos parejas siguieron hablando entre ellos. Cada pareja en su propio mundo. Greco e Ivanov todavia no llegaban, y ese dia en especial, la heladeria estaba algo vacia.

- ¿Puedo pedir su orden? - Horacio giró la vista y se encontró con el de bigote, quien les miraba con una amigable sonrisa. Sus ojos cafes brillaban en inocencia y curiosidad. Horacio enarco una ceja.

- ¿Desde cuando nos acercamos a pedir órdenes? - Emilio se encogió de hombros. En sus manos sostenia un pequeño cuadernito y un boligrafo.

- Desde. ¿Hoy? - Horacio rodó los ojos, después le dio la espalda con una sonrisa. - ¡Es qué no me lo habías presentado, y tengo mucha curiosidad! - Viktor rió levemente, pues recordaba a la perfección a aquel chico.