[Overlord: El Poder en las Sombras]

2 - Comenzar de Nuevo

Eso era imposible, en el juego no se podían tener los sentidos del tacto y del olor, no existía tal tecnología todavía.
Pero aún así, aquí estaba, oliendo y sintiendo, sentía el viento en la cara y el olor a hierro de la sangre.

Pero simplemente era imposible, hace un segundo estaba en su cuarto en su neuroconsola, y ahora estaba en...¿¡Su avatar!?...no recordaba ser tan alto y tener los brazos tan gruesos, su cabello era muy sedoso y suave, su cara no estaba cansada y según recordaba jamás había llevado dos espadas en la cintura... exepto cuándo era Momonga.

Primero hizo lo que todo jugador sensato haría, llamar a los administradores...pero la pantalla de configuraciones no aparecia, maldición incluso intento con el hechizo [Mensaje], no obtuvo respuesta alguna.

Tomó varias respiraciones, las cuales fueron cómicas si se tenía en cuenta que un hombre de su calibre se mostraba asustado. Al cabo de unos minutos recobró la confianza en si mismo y se dispuso a comprobar si todavía tenía las habilidades del juego.

Sacando una de sus espadas, la empuñó y se paró como "se sentía más cómodo"...luego recordó como debería ver uno de sus ataques más comunes en tercera persona y lo ejecutó...
Primero no lo podía creer, su cuerpo reacciono al instante que se dispuso a ejecutar la cosa. Luego siguió probando su destreza.

Era como si hubiese practicado miles de estilos de espada, había probado desde una katana hasta una espada bastarda de proporciones gigantes, y todas se sentían cómo si fuesen parte de su propio cuerpo...era como llevar ropa, en términos generales.

Luego la magia...primero una [Bola de Fuego]...bien...[Rayo de Energía]...bien...[Explosión Negativa]...bien...[Ice Spear] [Teleport] [Bendición de Maná]...[Life Sensor]...bingo.

Había probado muchos hechizo, desde los elementos básicos hasta los mas avanzados, como espacio y negatividad. Luego probó un hechizo para encontrar vida alrededor y dió con cinco formas de vida al frente, había una más pero salió del radio del hechizo.

Antes de partir, se subió la capucha de su abrigo y activo su función de [Invisibilidad Real], este encantamiento de diferencia mucho de su contraparte [Perfect Unknown] el cuál se desactiva si de ataca a alguien, en cambió el suyo puede hacerlo, éste es una de las formas mas viles de hacer "trampa" que había encontrado en el sistema.

Camino aproximadamente unos cien metros y encontró a cinco criaturas de horrible aspecto. Eran, evidentemente, ogros, la peor calaña entre la raza heteromorfica, Ainz Ooal Gown nunca tuvo un ogro como integrante, sobretodo a pedido de las mujeres del gremio, ya que decían que esa raza era muy indecente, Momonga también lo creía, por lo tanto en el gremio no habían tenido jugadores del tipo "cerdo".

Pero... había algo raro, estos ogros no se parecen en nada a los del juego. Estos son más...feos por así decirlo. Tenían como la cara aplastada, el cuerpo de color amarillo y una joroba en la espalda, eran bastante mas altos que Momonga al menos unos 50cm más.

Momonga simplemente se quedó contemplando...la "belleza" de la naturaleza, nunca había visto tanto color verde al aire libre...es hermoso...
Mientras pensaba en la genialidad de la naturaleza recibió un golpe...que fue anulado por su [Anulación física de Alto Nivel] que podía resistir golpes de cualquier jugador por debajo del nivel 80 o golpes dados por ítems debajo de la [Clase Divina], ni siquiera TouchMe tenía tanta defensa "natural".

Nada, no sintió absolutamente nada, incluso el ogro que lo golpeó estuvo sorprendido. Momonga miró al ogro a los ojos y el ogro hizo lo mismo.
El silencio hizo acto de presencia mientras se llevaba a cabo una lucha de miradas. Obviamente Momonga ganó.

Al darse cuenta de que había perdido el concurso de miradas el ogro se asustó y se dió la vuelta para salir corriendo, sin embargo una espada de color negro le pasó por el cuello.
El ogro, desconocido para él, siguió caminando lo más normal del mundo, hizo dos, cuatro, cinco, siete pasos y al parecer quiso "hablarles" a sus compañeros, pero ninguna fonética salió de su garganta. En ese momento el dolor invadió su cabeza, y las alarmas de peligro se activaron.