Nuevas oportunidades en la gran ciudad

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En el calor de la mañana, Barcelona resplandecía con su habitual espíritu. La brisa de septiembre, un año más nos regala el don del cambio. Los niños llorones comienzan el instituto, los adolescentes pajilleros se amargan con selectividad, y los nuevos adultos se preparan para su nueva vida universitaria, con esperanzas de tener mucho sexo y drogarse... o al menos la mayoría. Siempre tiene que haber alguien fuera de la norma y con gustos y aspiraciones fuera de lo común, como Marcos Guerra López, nuestro protagonista.

Barrio Sant Adrià, un 23 de septiembre, se abre el autobús y Marcos sale de ésta con todo su equipaje dispuesto a comenzar su nueva vida.
Marcos es un matriculado en ciencias ambientales por la Universidad Pública de Barcelona, dejó atrás su Burgos natal para estudiar lo que más le gusta, aunque nadie sabe por qué.

-¿Y este es mi piso?- dijo tras subir 7 pisos de escalera, puesto que el ascensor no funcionaba.- y encima me ha tenido que abrir el portón una vecina... ¿ dónde se habrá metido el portero? Debería haberme dado las llaves.

Por suerte en la portería había una copia de la llave de su piso, aunque es extraño que la vecina lo supiera, ¿acaso todos saben que hay llaves a los pisos de los demás, o es que la vecina era muy cotilla?

Marcos abrió la puerta con la llave de repuesto y al hacer girar los pernos, se escuchó un ruido que lo acompañaba desde el interior. Esto hizo que Marcos se asustara, pero aún así entró decidido y observó a un hombre cuarentón, con el pelo largo y algo descuidado, la perilla mal recortada y algo sobresaltado.

-Bueno ya está arreglado el enchufe, ¡hasta luego muchacho, suerte!- dijo el hombre con acento cordobés.

Fue en este momento cuando Marcos se dio cuenta de que era el portero, lo cual le desconcertó un poco porque tenía en la cara la marca de un cojín y no veía herramientas, mas él no las llevaba encima.

-Bueno, debería empezar a instalarme, podrían haber venido mis padres a ayudarme pero pa' qué... qué coñazo, encima estoy solo, creo que antes de poner todo en su sitio me voy a hacer una paja, así estreno la cama.

Marcos dejó todo su pasado atrás; aquí en Barcelona no conocía a nadie, lo cual es perfecto,ya que así nadie podía saber las cosas de las que se arrepentía, para el es una nueva oportunidad, empezar desde cero.

-No me ha cundido, vaya mierda, aún así debería instalarme del todo.- así fue como Marcos pasó toda la tarde ordenando ropa en el armario y material de estudio en cajones y estanterías, tanto fue lo que tardó que ya había anochecido y todos los establecimientos estaban cerrados, así que no tenía nada para comer.

-Vaya paja más mala, lo llego a saber y no hago nada... Pues nada, a ver cómo paso la noche. Llamaré a mis padres para no pensar en el hambre.

Marcos estuvo un buen rato hablando con sus padres pero no cuento lo que pasó porque la verdad no es importante y los padres de Marcos no aparecen más en la historia (¿o a lo mejor si?).

Amanecía una vez más en Barcelona y nuestro pajillero, de buenas mañanas paseó por todo el barrio para ver dónde estaba el Mercadona más cercano, y cuando lo encontró, no muy lejos de dónde habitaba, compró todo lo necesario para su hogar, hasta que se encontró con la vecina que le había ayudado con las llaves.

-Oiga señora, muchas gracias por su ayuda ayer, y se me olvidó preguntarle ¿cómo se llama?

-Oh! Yo soy Mariví, que despiste. Y tú... ¿Marcos era?- En estos momentos Marcos estaba asustado, no le había dicho su nombre él tampoco en ningún momento, pero dedujo que, dado que el patio conectaba ambas cocinas, la señora debió escuchar su conversación con su madre.

-Y bueno, niño ¿qué tal, ya te has instalado? ¡Pasa, pasa! Que te voy a invitar a un café y ya me vas contando- exclamó la vecina.

- Pues si que es cotilla a señora...- pensaba el joven.

Sin opción alguna entraron en el piso de la señora, con una decoración propia de la época de Franco,y dónde esperaba un chico joven y tan guapo que hasta al maldito heterosexual de Marcos sorprendía.

- Este es mi nieto Andrés, es muy majo a ver si hacéis buenas migas. Y bueno, ¿de dónde eres? ¿Eres estudiante,no? ¿Y qué estudias? ¿Vas a compaginar estudios con trabajo?...

La incansable mujer seguía haciendo preguntas, lo quería saber todo, y eso a Marcos lo incomodaba, aunque de igual manera respondió todas y cada una de las dudas de la anciana, Marcos ni tenía otra opción, era demasiado tímido y sumiso. Cuando Mariví quedó satisfecha habló Andrés.

-Bueno abuela basta ya de preguntas, y bueno Marcos, te apetece venirte conmigo y te enseño la ciudad?- preguntó sonriente, a lo que Marcos no se podía negar.

Esa misma tarde Marcos se había arreglado para salir como si fuera a encontrarse con la chica que le quitaría la virginidad. Ambos salieron y se montaron en el coche de Andrés y dieron una vuelta por el centro.

-¿Adónde me vas a llevar?- preguntó Marcos.

- Al centro, ¿Es que no has escuchado al narrador?- exclamó Andrés con toda la razón del mundo.

Así fue como llegaron a un bar en el centro porque no hay COVID y pueden quedarse toda la noche, y lo que Marcos no sabía es que iba a encontrar a la persona que le cambiaría la vida.

Andrés le había estado comentando sobre el bar, un sitio algo lujoso donde suele frecuentar algún que otro famoso; un Tiktoker, un influencer o alguna estrella retirada de la tele en busca de algo de atención como la pollanova (o como se llame).

Los dos chicos llevaban ya un rato en la barra bebiendo mientras Andrés le contaba a Marcos aquella vez que La Peloponi le quiso hacer una mamada aunque era mentira porque Andrés es un poco fantasma. Mientras que el machirulo hablaba sin parar Marcos se percató de una figura misteriosa que le miraba con recelo desde las sombras, una figura femenina de pelo largo y aspecto maduro y de edad algo avanzada y no sé por qué le doy tanta emoción si lo habéis visto en la portada... ¡Era Aramís Fuster!

-Oye ¿quién es esa que me mira, es Kylie Minogue?- preguntó Marcos porque a lo mejor es un poco mariquita pero si lo fuera de verdad habría sabido que era Kylie Minogue.

-No, es Aramís Fuster, la máxima autoridad en ocultismo, y oye, te está mirando, habla con ella a lo mejor quiere tema.

-No puede ser- pensaba Marcos un poco ansioso- bueno no me queda otra, y quién sabe? A lo mejor me la follo y todo.

Como conquistar a una adicta a la Coca-Cola Donde viven las historias. Descúbrelo ahora