Capitulo 8

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Atención:

Se revela el último de los secretos. Cinco tiene una charla consigo mismo y él y Klaus regresan a sus realidades.



Los ojos verdes de Cinco se abren lentamente y se puede ver a sí mismo en su casa. No ha cambiado nada, los retratos siguen colgados en su lugar, la áspera alfombra debajo de sus pies y la madera crujiendo en cada rincón. Siente que no tiene piel, que no tiene brazos, que está flotando en el medio del pasillo y solo pasa un instante hasta logra entender que es lo que pasa allí, cuando a unos metros de distancia se encuentra Klaus —su Klaus— con los ojos llorosos y la mirada vacía, apretando fuertemente sus puños y destellando una luz azul intenso con sus ojos casi blancos. ¿Acaso está muerto? ¿Acaso Klaus intenta invocarlo? Probablemente la respuesta le sorprendería.

No es el mismo Klaus que ha dejado tiempo atrás, este tiene el cabello más largo y algunos cuantos granos en su rostro, un poco más parecido al Klaus que se encontró, pero no hay los suficientes retratos colgados para pensar que pasó mucho tiempo desde que salió de casa creyéndose más inteligente que su propio padre.
Caminó o mejor dicho, dio un paso encima de la alfombra y aunque siente lo áspera que es, no se escuchan los ruidos que produce su cuerpo. ¿Por qué? ¿Qué está ocurriendo?

"Cinco" la voz de Klaus es apagada y lejana a pesar de lo cerca que está, de alguna forma algo en su corazón cruje, conoce lo suficiente a Klaus para darse cuenta cuando está al borde de perder la cabeza "Cinco"

"¡Klaus!" exclamó, pero la voz no fue eco, no lo fue. Klaus no lo escuchó y sus ojos continuaron mirando el propio infinito a su paso "Klaus por favor, ¡Klaus escúchame!" esta vez es Cinco quien llora, quien solloza mientras intenta acercarse "Klaus....Klaus por favor, escúchame Klaus" soltó, pero el joven continuó hipnotizado, con sus manos en puño azules y sus ojos blancos, unas enormes bolsas negras debajo de ellos y las lágrimas secas en su rostro.

Intentó acercarse, pero siente una succión en su espalda, intentó alcanzarlo, pero cada paso que daba, tres atrás le tiraba. "KLAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUS" gritó con la fuerza que no le quedaba y por primera vez en todo ese corto tiempo Klaus giró hacia su lado y abrió sus ojos tan grandes como si estuviera viendo a la misma muerte.

"CIIIIINCOOOOO" gritó Klaus e inmediatamente empujó su cuerpo desde abajo hacia arriba y corrió en cámara lenta hacia él, intentando alcanzarlo.

"KLAAAAAAAAAAAAAAAAUSSSS AYUDAMEEEEEEEEEE AYUDAMEEEEE" gritó y su garganta sangraba, y sus manos temblaban y los ojos de Klaus eran más profundos y mas blanco.

Sus dedos se tocaron y fue suficiente para que Cinco despertara con el corazón a mil. Tembló, estaba pálido como un fantasma y sus ojos llorosos. Klaus, no su Klaus, se acercó hacia él y le tomó de los hombros, parecía que había visto un cadáver.

—¿Qué ocurre? ¿qué pasa? —preguntó sorprendido Klaus, Cinco respiró profundamente, más relajado.

—Creo que fue un sueño —Cinco miró su mano, miró ese dedo principalmente, se sentía tan caliente como si hubiera tocado a otro ser humano.

—¿Qué sueño? —volvió a preguntar, Cinco suspiró y negó con la cabeza—, ¿Qué es esto?

Klaus tomó el pie descalzo de Cinco y sacó de él un pedazo de tela. Cinco la reconoció, era la áspera tela de la alfombra de su casa, esa tela que Cinco sintió en su sueño y su dedo está caliente, como si hubiera tocado algo. 

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