Bad luck

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Estaba casi seguro que podrían terminar. Está vez fue precavido y arreglo todo para pasar un noche diez mil millones emocionante.

Su novia estaba frotando lentamente sobre su entrepierna, demonios. El movimiento de Kohaku sobre su miembro era claramente excitante, como adoraba su genética con esas caderas anchas y su trasero firme pero suave. Mierda, la amaba.

-Leona... .-la empujo levemente de los hombros para recostarla sobre el sillón para luego llevar sus manos a sus piernas para sujetarlas mientras se acercaba a besar el cuello de su pareja.

-¡Mh! Sen... ¡Senku!.-la chica soltó un jadeo al sentir como su novio subía una de sus manos a presionar el seno, se mordía los labio a sentir como frotaba su pezón por sobre el sostén deportivo-. N-no ¡no hagas eso!

-Leona, por como estás ahora sé que te encanta.-sonrío con picardía mientras se inclinaba a besarla, lamentablemente escucho el ruido de la puerta abrirse.

Kohaku empujó de golpe a su novio mientras se ponía la blusa rápidamente, agradecida de ser veloz, aunque sintiendo vergüenza y toda la sangre acumularse en sus mejillas dejando su cara completamente roja.

-¡DEMONIOS!.-el golpe de la chica hizo que cayera del sillón, aprovechó el momento de buscar su camisa aunque adolorido, pero no logro encontrarla a tiempo cuando las luces de la sala se encendieron dejando ver a su padre.

-¡SENKU VOLVÍ TEMPRANO! ¡Vamos a comer ra... .-Byakuya quito su sonrisa de alegría para volverla a una sonrisa nerviosa.

No era difícil de leer la situación, su hijo sin camisa en el suelo mientras que su adorada nuera estaba con el cabello ligeramente desordenado y la blusa mal puesta. Oh, amor y hormonas adolescentes, recordaba con cariño esa época; apagó las luces unos diez segundos solo para dejar que su hijo conservara algo de dignidad y pudiera ponerse la camisa aunque sea.

Para cuando encendió las luces nuevamente los adolescentes estaban sonrojados y lo más lejos posible uno del otro en el sillón. Aunque Kohaku seguía con la blusa desarreglada, mucho más roja que Senku puesto que el mencionado estaba tratando de disimular poniendo toda la atención en el televisor en donde salían los créditos de alguna película.
Aclaro su garganta y habló con nerviosismo.

-¡Senku! ¡Kohaku-chan! Que bueno verte por aquí.-sonrió mientras caminaba a dejar sus cosas sobre la mesa de la cocina tratando de ocultar la burla

- Bue-buenas noches Byakuya-san, es un gusto volver a verlo.-la rubia habló demasiado nerviosa y rápido que apenas se le entendió-. ¿Có-cómo se encuentra?

-Llegaste demasiado temprano viejo,  creí que volverías tarde.- recalcó el tarde con cierto enojo, mientras tomaba un cojín del sillón para ponerlo sobre sus piernas,  él y su maldición de tener tanta mala suerte, necesitaba esperar a que su erección bajara, que humillante era estar en esa situación.

-Muy bien querida Kohaku-chan, por lo menos sigo teniendo trabajo.-río pero escucho un bufido de parte de su hijo, seguramente estaba pensando que no tenía demasiado-. ¿Qué les parece si me cambio y vamos por ramen? Vengo enseguida.-sonrió caminando tranquilamente hacia su habitación, pero no podía dejar pasar la burla hacia su hijo-. Oh Senku ¿no eres lo suficiente mayor para tener la camisa tan mal abotonada?

Oh si, Senku odiaba su suerte. Odiaba al burlesco de Byakuya. Odia muchas cosas pero en estos momentos odiaba a sus malditas hormonas.



Evitó hablar mucho con byakuya el resto del fin de semana, aunque Kohaku se quedó en su departamento solo pudieron tener un sesión apasionada de besos para después dormir. Suspiró al pensar, ¿por qué nadie le dijo que iniciar su vida sexual iba a ser tan frustrante?, claramente el sexo no era su prioridad con la rubia, pero desde su primera vez no podía dejar de recordar lo que era estar tan cerca de ella y lamentablemente esa sensación solo se había repetido una vez más cuando el padre de esta no estaba en casa y su hermana estaba con su respectiva pareja.

IrritadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora