Carta 6

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2016

Cariño:
Recuerdo nuestra primera pelea, recuerdo tus ojos teñidos de desesperación y enojo que se transformó en un odio profundo.

Más que las palabras hirientes que salieron de tus labios, tu mirada fue lo que terminó por destruirme. Pasaste por mi lado dando por finalizada nuestra discusión, dejándome con palabras en mi boca que fueron incapaz de salir por el nudo formado en mi garganta.

Jamás te había visto tan enojado, por primera vez sentí que lo nuestro se acabaría.

Decidí no pensar en esto durante todo el día, sabia que en algún momento nos arreglariamos y así fue. Volvimos a estar bien.

¿Qué fue lo que pasó?

Quizas yo no era la chica de tu cabeza ni tu el chico de la mía... quizás ambos teníamos expectativas que no podíamos cumplir.

La oposición volvió como el más grande de los huracanes ¿sobreviviriamos esta vez?
Tal vez tu si, pero yo ya no podía seguir.

Como si no fuera poco, nuestras discusiones eran más seguidas y cada una más hiriente que la anterior para ambos.

Pasaron un par de días y medio titubeante te acercaste a mi. Tenia el corazón apretado, tenia una decisión tomada y tu también. Con el nerviosismo plasmado en tu voz me dijiste que tenias que hablar conmigo urgente.

Estabas tan nervioso que comencé a estarlo yo también, te dije que yo también tenia que hablar contigo... ojalá hubieras tomado mi palabra de que hablaras tu primero, quizás habría pensado mejor las cosas... quizás no.

Con el dolor de mi corazón y mis ojos cargados de lagrimas, luego de darte todas mis razones y de darte a conocer en el mar de tristeza que estaba sumergida... te dije que no podíamos seguir juntos.

Por segunda vez en mi vida, vi como tus ojos se cristalizaban, pero esta vez no rodó ni una lagrima, no lo permitiste. Nos abrazamos por última vez, carraspeaste para poder hablar, para saber que es lo que tenias que decirme... íbamos a hacer oficial nuestra relación, con etiqueta de novios y todo a pesar de que no te gustaba ponerle nombre a las relaciones. No se me ocurrió nada mejor que comentarte que para poder olvidarme de ti, tenia que ignorarte.

Cariño, eso nos destruyó el corazón. Pero, al contarte las razones aceptaste e intentábamos no toparnos, ni si quiera mirarnos.

Sin que supieras, volví a luchar por nosotros. Esto no podía terminar así como así. No podíamos terminar por terceras personas.

Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo telepaticamente como aquella vez de los abrazos, al siguiente día nos acercamos. Era obvio que no podíamos terminar lo nuestro abruptamente.

El ciclo empezó otra vez.

Anduvimos a escondidas una vez más. En esta ocasión todo fue más intenso.

April.

Love LetterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora