Capitulo 1

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Agarro mi maleta que se encuentra en el sofá, para después dirigirme a la puerta, cuando ya pongo mi mano sobre el pomo frío de la puerta me acuerdo de algo, peinarme.

Busco el primer espejo que haya en la sala de la casa, pero no encuentro ninguno, así que me decido por ir a la cocina y coger una olla de acero inoxidable de esas que casi parecen un espejo.

Cuando por fin encuentro una y me miró en ella me doy cuenta que no estoy tan mal, así que sacó mi maleta y  salgo como alma que lleva el diablo ¿La razón? Clase de gestión empresarial, pero lo peor no queda ahí, no señores, queda en la parte en que te toca con la profesora más estricta y puntual que puedas conocer.

Cuando voy en mitad de camino empieza a llover.

-Genial -digo con obvio sarcasmo.

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Corro como loca por todo el segundo piso del colegio hasta llegar al salón que me asignaron, cuando ya estoy en la puerta de este tocó dos veces para después esperar alrededor de quince minutos para que me abran, cuando la majestuosa puerta por la que deseo con mi vida entrar -notese el sarcasmo- se abre lo abre lo primero que veo es el rostro serio de la profesora Clemente y ahí es donde empiezan mis súplicas mentales.

-Señorita Amellia ¿Se podría saber porque llega... -mira su reloj que se encuentra en la muñeca de su mano- media hora después?

-Ah, pues... ¿Está lloviendo? -pregunto con tono obvio, ya que en el colegio en el que me encuentro suelen dar cinco o diez minutos más cuando llueve, pero considerando que salí como seis minutos tarde de la casa, y de la casa al colegio son aproximadamente veinte minutos y si esta lloviendo me demoró como cuatro minutos más, eso nos daría media hora exacta.

-Ya se que está lloviendo Amellia, yo te pregunté porque llegó media hora tarde, no si está lloviendo, aunque ya que me lo dice gracias no sabía que está lloviendo -me dice con una clara nota de sarcasmo y recelo- ¿Así que me puede decir porque llegó tan tarde?

-Profe le prometo que no me quedé dormida, es solo que... -iba a continuar con mi raro discurso que ni yo me creía, pero fui interrumpida por nada más y nada menos que él coordinador.

-¿Su gato le volvió a dañar sus tareas? Oh... -pone una mano en su mentón en signo de que esta pensando -¡Ya se! ¿Te enredaste de nuevo con los cordones de tus zapatos y volviste a caer por las escaleras? Otra opción demasiado tentadora es que hayas intentado cocinar pero como la última vez, terminaste quemando media cocina.

Me quedo callado porque ya no tengo excusa, en este caso iba a usar la excusa de "me enrede con los zapatos y caí por las escaleras lastimandome un pie" pero por lo visto esta ya no era válida.

Tras mi silencio, se dió a entender que usaría alguna de esas tentadoras excusas, de un momento a otro una gran carcajada retumba por el pasillo donde solo se escuchaban las respiraciones del coordinador Henri la profesora Clemente y yo.

-¿Quien eres tu? -digo a la persona que soltó la carcajada tratando de evitar la vergonzosa escena por la que acabe de pasar.

-Es un estudiante nuevo -responde el señor Henri- ¿No es muy obvio?

-No -respondo haciéndole cara de pocos amigos- además, puede ser algún estudiante que usted haya decidido hacerle la vida imposible.

"Cómo a mi" pienso decirle pero me lo guardo para mí misma.

-Bueno, debido a las circunstancias -dice la profesora Clementie refiriéndose a la lluvia- creo que puede pasar Amellia.

-Gracias- digo mientras entro al salón.

Running Away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora