♡Mi pequeña familia♡

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-Te dije que la próxima vez no sería tan considerado, Kaede.- Espera, ¿cómo sabe su nombre? ¿Lo ha investigado? ¿Se conocían de antes?

-Mi hermano nunca te hizo algo malo.- En su voz se distinguía la rabia y la impotencia pero no hacía nada por estar bajo la amenaza de una bala en su cráneo.

-El maldito lleva tu apellido.- Estoy casi segura de que ya se conocían de antes. Y con “antes” me refiero a antes de entrar a Borderland.

Éramos 23 personas aproximadamente afuera de la feria. Me di cuenta que no había mucho tiempo antes de que las inscripciones cerraran. Tomé 3 teléfonos. Con mucha valentía caminé a donde estaba la pequeña pelea de esos 2. Pero una chica me apuntó con su arma. ¿Todos trabajan juntos?

-Es un nuevo mundo, Niragi, no puedes odiarme toda tu puta vida.- ¿Él sabía su nombre? ¿Cómo?

-Las personas se han ido, los traumas no.- El semblante del chico cambió, de una cara burlona y retadora a una molesta e irritada.

-Basta.- Una voz fuerte y segura se hizo presente, cortando la tensión del ambiente; cuando lo vi lo reconocí de inmediato. Era el hombre grande y fuerte del juego de cinco de picas. Al parecer todos los que portaban armas trabajaban para él puesto que con una sola mirada de su parte, ambos dejaron de apuntarnos.

Le extendí el teléfono a Kaede pero no dije nada.

-Te lo explicaré.- No me molesté en cubrir mi enfado.

-Ahórratelo.- Pocas cosas me hacen enojar y al mismo tiempo llorar: las mentiras, las traiciones y las infidelidades. Y Kaede ha mentido.

Fui donde Rumi, por el momento no quería ver, hablar o estar con Kaede.

“Las inscripciones se han cerrado. El juego es Caza Bestias.”

“Usando los puntajes, colaboren y maten a las bestias que están alrededor de la arena de juegos.”

“Condiciones para ganar. Acumulen 1000 puntos.”

En este juego los de armas llevan ventaja. 

Caminé junto a Rumi hasta el barco, este estaba en funcionamiento, creía que ningún animal se atrevería a acercarse.

-Quédate aquí, escóndete.- Sin Kaede, yo era la única que podía ayudarla y no podía correr con ella; no soy tan fuerte. Como no sabía a donde ir o qué hacer, subí al barco en movimiento con ella. El chico con el que peleó Kaede también subió pero al lado contrario. Su sonrisa sarcástica y burlona me molestaba pero debía admitir que tanta locura e hipocresía lo volvía un poco sexy y los piercings alrededor de su cara le sumaban puntos. 

“Comienza el juego.”

Salí de mi trance, no podía creer que me había quedado embobada por un maldito hijo de perra. Él nos miraba con una labia enfermiza.

No recuerdo mucho, como siempre.

Recuerdo que bajé del barco porque sentía que en algún momento el psicópata de Niragi, así lo llamó Kaede, me dispararía. Dejé sola a Rumi, pero ella estaba bien escondida en el barco.

Huía de una pantera, ni yo sé cómo sobreviví a ese animal salvaje. Alcancé a ver cómo el sujeto de los tatuajes, con el que me había encontrado en mi primer juego, era tirado por un tigre, el felino luchaba por devorarlo y el chico luchaba por evitarlo. Su espada estaba al lado de él, había salido volando al momento en el que este cayó al suelo. A partir de ahí no recuerdo nada.

Mi siguiente recuerdo es estar rodeada de personas apuntándome con sus armas, Rumi y Kaede viéndome con temor y varios cuerpos de animales a mi alrededor. ¿Qué carajos hice?

-Oye idiota, devuelve eso, no es tuyo.- La voz de ese maldito chico psicópata me enoja mucho, pero obedecí, tiré la espada al suelo en dirección al chico tatuado y él la recogió. A pesar de lo que hice aún me apuntaban todos.

-Es material bueno, no la lastimen.- De nuevo el hombre grande me salvó la vida pero me dió cierto escalofrío el que dijera “material bueno”. -Traiganla, ahora es nuestra.- ¿Cómo?

En un abrir y cerrar de ojos el chico de la espada me estaba haciendo retroceder para ir con ellos. Miré a Kaede y Rumi, aunque estaba enojada con él, le quería y a Rumi también. Ellos necesitaban de mí tanto como yo de ellos. Como pude esquivé al samurai y corrí con ellos. Mi pequeña familia.

-¡La quiero viva!- Esa voz tan profunda del hombre grande me daba un terror incomprensible.

Abracé a mi pequeña familia como si mi vida dependiera de eso, el calor de sus cuerpos eran como dulces para mi lengua. Unos brazos delgados pero fuertes y firmes me separaban de ellos, sabía que era el maldito de Niragi, su camisa es imposible de olvidar y su aroma a alcohol era muy embriagante. Cuatro chicos mantenían a mi pequeña familia lejos de mí para que ni Kaede ni Rumi impidieran que esos sujetos me llevaran. Fue la primera vez que no pude controlar mis sentimientos y las lágrimas corrieron. Intentaba con todas mis fuerzas correr de nuevo a ellos y veía que ellos hacían lo mismo. Dentro de unos pocos segundos el psicópata ya me había sacado de la arena de juegos, pero como era un área abierta, aún veía a mi pequeña familia. Rumi llorando y golpeando patéticamente e inútilmente a el sujeto que la tenía inmovilizada. Kaede gritaba y maldecía a Niragi, tres chicos evitaban que fuera tras mí. El peli negro me lanzó al asiento de atrás de un coche negro, subieron 2 sujetos más, evitando que abriera la puerta y escapara. Niragi subió riendo al asiento del conductor y un chico más al del copiloto, el motor del coche no tardó en encender y el coche se movió hacia delante de forma rápida, lo único que podía hacer era ver como mi pequeña familia se alejaba de mi vista. 

Mi mente estaba en shock, pero en cuanto me di cuenta de lo que había pasado, grité con todas las fuerzas de mi ser y golpeé el asiento de adelante mío, lastimando en el proceso solo un poco al chico que iba en él. Sentí un metal frío en mi sien izquierda. Ni siquiera sentí cuando Niragi había frenado el coche.

-Tú te quedas quieta y yo no te vuelo tu linda cabeza.- No lo miré, solo me dejé caer en el asiento mientras intentaba recordar qué pasó en ese juego. 

Me llevaban a un lugar desconocido, quizá me matarán o quizá me violaran y luego me dejarán tirada por algún callejón. No sé cuál de todas esas ideas era la peor. Solo esperaba que no le hubieran hecho daño a Rumi o a Kaede. Sentía que esto era mi culpa.

En cuestión de 4 minutos y 27 segundos me habían alejado de las personas que más he querido en poco tiempo. Y todo por matar animales con un arma que no era mía. En fin, esto es Borderland, todo es posible aquí.

My New Addiction [Suguru Niragi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora