Itadori tiene cara de papa y seguro se comía los mocos de pequeño; Megumi es un engreído que seguramente incendiaba gaviotas cubiertas en petróleo pero...Sensei...su sensei era...
—El país sufrió una serie de tormentas e inundaciones prolongadas donde murieron muchas personas. Inclusive el propio emperador cayó enfermo y debió abdicar en favor de su hijo el Emperador Suzaku, antes de fallecer. Se atribuyeron estas calamidades al espíritu iracundo de Sugawara no Michizane-. La voz del hombre en sus tardíos veinte era suave al explicar sus anotaciones en la pizarra y sus movimientos eran agradables para mantener la atención de sus tres alumnos enfocada en una de las más importantes leyendas de Japón.
— Se dice, cuando Michizane murió; sus restos fueron llevados por un buey que se detuvo cerca de un monasterio budista. Al no ser posible continuar el viaje, Michizane fue enterrado en ese lugar por su discípulo, ahí se construyó un santuario con una escultura de un buey; dice la leyenda que el árbol de ciruelos dentro del santuario voló desde Kioto para reunirse con Michizane en su muerte y que siempre es el primer árbol de ciruelos que florece en Japón.-
Un suspiro descuidado escapó de los labios de Kugisaki al ver como el hombre que se había convertido en su enamoramiento platónico elegantemente se deslizó sobre el borde del escritorio hasta sentarse, cruzando una de sus piernas a modo que su tobillo contrario terminó apoyado en su rodilla.
Yuji alzó su mano obteniendo una sonrisa de su maestro quien cedió la palabra a uno de sus chicos — Geto-Sensei ¿porqué aprendemos la historia de los espíritus vengativos?-.La voz del recipiente del rey de las maldiciones molesto a su compañera haciéndole rechinar un poco los dientes por irrumpir en su momento de contemplar al primer hombre que había llamado su atención desde Oda Nobunaga.
Suguru Geto era el profesor designado a la clase de primer año, un hechicero de grado especial capaz de poner a su voluntad a las maldiciones que capturaba engulléndolas. Su carácter era amable, su enseñanza era impecable y su aspecto...bueno.
Sus ojos eran rasgados como los de un zorro y su cabello largo a mitad de su espalda el cual dependiendo de su humor dejaba peinar a Mimiko y Nanako Hasaba al visitarlo en la capital del país, las chicas, más que sus protegidas eran como sus hijas y se encontraban en la clase de primero en la escuela de Kyoto. Sus expansiones negras, sus labios delgados, su nariz recta, sus facciones maduras; Era Perfecto en todo sentido, de buen corazón, noble y con el aspecto de un biker a causa del uniforme de trabajo compuesto por el rompe vientos negro y los pantalones cargo al estilo militar a juego, pisando por las calles esas botas de cordones altos casi hasta la rodilla, haciéndolo lucir peligroso...lo único que desentonaba con aquel sueño de profesor eran esos lentes oscuros de mica redonda, que además de horribles estaban estrellados pero el insistía en colgarlos al bolsillo cerca de su corazón.
— Los espíritus vengativos son la base para entender a los tres clanes dentro del mundo de la hechicería-. La voz de Megumi Zen'in sonó a un costado de Itadori sacando de su ensoñación romántica disfrazada de interés por la clase a Kugisaki.
— Los Kamo, los Zen'in y los Gojo-.Repicó Geto con satisfacción ante la respuesta de su alumno.
— ehhhhhhh Geto-sensei es parte de los Gojo ¿no?-. Ahora la palabra era de Itadori quien parecía entender finalmente la larga historia sobre el dios de la sabiduría.
— Es la cabeza, aunque no es un Gojo; no lo puedes decir así de simple-.Regañaba Megumi al recipiente de Sukuna quien solo irritaba más a Nobara con su estupidez.
Grado especial, profesor de la escuela de magia de Tokio y líder del clan Gojo sin ser sangre de estos.
¿Porqué?
Tras esa sonrisa amable un horrible secreto de un pasado de pesadilla lo hacía cargar ahora con todas las responsabilidades que el dueño de esos lentes viejos y rotos que tanto insistía en acarrear consigo había dejado atrás.
Estaba maldito.
Suguru fue hasta el asesinato a manos de Toji Fushiguro el amante y más grande amor de Satoru Gojo. Tanto que ahora el espíritu de los seis ojos era una maldición con un cierto grado de voluntad propia cuidando al hechicero de grado especial.
Ese amor tan grande había atado sus destinos y Geto debía cargar con el poder devastador del espíritu maldito, iracundo, enamorado, triste e imparable de Gojo Satoru.Al manifestarse era una sombra que parecía hecha de cenizas revoloteando alrededor de Suguru con seis ojos azules y tan profundos como el infinito que danzaban discordantes entre la niebla de tizne gris que era su cuerpo inmaterial.
Su cuerpo material había sido reducido a sus globos oculares flotando en formol al interior de un farol Mukaebi transparente. La estructura de madera y el cristal no eran suficientes para sellar su contenido por lo que talismanes y flores colgaban como ornamento en la parte baja del artefacto maldito en el cual se habían convertido los ojos de Gojo.
Quien, aún desde la tumba estaba planeando la caída de los ancianos del consejo de magia.
Aún en el inframundo, el era el más fuerte.
Ahora como una maldición, ni siquiera el infinito era una limitación.
Aún desde la muerte el y Suguru los harían caer.
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Que se note por favor el hambre que le traigo a Suguru 🥴
Gojo Satoru mi varón, pero Suguru 🥴🔥
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"Come back home & put that shame on me" (SatoSugu Week 2021)
FanfictionLa siguiente narración es completamente ficticia, ninguno de los personajes mencionados es de mi pertenencia en cambio; Jujutsu Kaisen y todos sus personajes son total y únicamente de la autoría de GEGE Akutami. Semana dedicada a la pareja SatoSug...