Capitulo 20

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Al llegar a las instalaciones de ADHH Ted y Thomas se adentran al edificio y van a la recepción.

-Fraulein estamos buscando al dueño de la empresa- solicitó Theodore

-Lo siento caballeros, el señor Hughes no está disponible de momento, ¿quiere dejarle algún recado?- dijo la recepcionista

-Si, dígale que...- decía Ted antes de que Tom lo interrumpiera golpeando el mesón con el puño derecho

-¡Escuche! Estamos a la mitad de algo grande, si no nos dice dónde está el dueño de esta empresa podemos llamar a los periódicos y canales de televisión para que le hagan linda propaganda a este negocio, si no se quiere arriesgar, ¡díganos de una vez donde está el Sr. Hughes!- exclamó Thomas 

-... segundo piso... oficina 45...- respondió la recepcionista sintiéndose amenazada

-... Danke (en español: Gracias)- dijo Theodore. El y Thomas suben al segundo piso y tocan la puerta de la oficina 45, allí les abre un hombre de venerable apariencia, de 1,75 metros, algo relleno, canoso y pelón, de bigotes - Buenas tardes Mein Herren somos los agentes Ted y Thomas Ferdinand, debemos hacerle unas preguntas- 

-Esta bien jovencitos, pasen adelante- respondió Hughes. Ted y Tom entran a la oficina y se sientan frente al escritorio del Sr. Hughes

-Señor Hughes, usted es el dueño de esta empresa, ¿a qué se debe el nombre de su empresa?- preguntó Thomas

-Son las iniciales de mi nombre: Albert Dronskertfalt Hébert Hughes- respondió Hughes

-¿En qué año fundó esta empresa de cocinas?- preguntó Theodore

-En el año 1950, poco después de que los rojos fundaran la Alemania del Este- respondió Hughes

-¿Los Rojos?- se preguntó Thomas

-Si, Thomas, así les decían a los rusos Soviéticos Comunistas, esa Alemania por años formó parte del bloque comunista, ¿verdad señor Hughes?- preguntó Ted

-Toda la razón joven Ferdinand, tuve mucha fortuna de crear esta empresa de cocinas, originalmente equipaba de neumáticos a los rojos y sus ejércitos, y ya cuando gané más dinero decidí ampliar el negocio creando cocinas y estufas, y así ha sido hasta el día de hoy- respondió Hughes

-Muy bien señor Hughes lo otro que quería preguntarle es...- decía Theodore, pero Thomas lo interrumpió elevando la voz

-... ¿Qué relación tenía usted con el nacionalsocialismo?- exclamó Thomas

-Señor Ferdinand, yo no les dejé entrar a mi oficina para que me insulten- exigió Hughes

-¡es una pregunta señor Hughes! Imagino que usted no tiene nada que ocultar- inquirió Thomas

-Escúchenme, yo escapé de las garras de los nazis, me fui a un bosque y me perdí, hasta que los soviéticos me encontraron y me obligaron a trabajar para ellos, hasta que se fundó la Alemania Comunista, ahí cree mi empresa- respondió Hughes con cierta molestia. Ted retuvo a su hermano evitando que este hable

-gracias Señor Hughes, nos ha ayudado mucho, debemos irnos- respondió Theodore.

Los dos se retiran del edificio, Thomas está notablemente molesto con su hermano.

-Debimos detenerlo ahí mismo, es un nazi, no hay duda- reclamó Thomas

-No todos los viejos alemanes son nazis, Thomas... pero tampoco confío en ese viejo... debemos mirarlo un poco más, esperemos un rato aquí- dijo Theodore.

Ha Desaparecido: en busca del cadaver del FührerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora