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Todo comenzó en un día de nieve.
Hace tanto frío que mi aliento al respirar sacaba humo. Junté mis manos abrigadas con los guantes y los llevé cerca de mi boca, sin más comencé a caminar.
Al salir de la tienda en donde estaba antes saludé a unos vecinos de pasada, llevándome la mirada tanto de agradecimiento como de menosprecio. Un buen equilibrio en mi opinión.
Seguí mi camino pasando por los árboles de Sakura repletos de nieve. Y entonces ahí lo vi.
A lo lejos pude ver su espalda, escondido entre las bajas ramas de árboles de Sakura. En ese momento no lo noté, pero mantenía el símbolo Uchiha estampado en su espalda.
Mi mirada, aunque quisiera, no podía correrla. Era increíblemente hermoso, y siquiera lo había visto de frente.
Jamás había visto a esa persona por el pueblo, y de hecho se podía ver como corría una mirada para ambos lados, se veía algo desconcertado.
Sólo me acerqué a él, sintiendo e ignorando el fuerte latido de mi corazón.
—¿Estás perdido?. —Pregunté amable mientras una sonrisa adornó mi rostro.
—No realmente.. —Pude oír su voz mientras volteaba, mirándome directamente a los ojos.
Su voz era gruesa, aunque tranquila.
Sentía mi corazón latir tan fuerte. Jamás lo había sentido latir de tal manera. Supongo que fue amor a primera vista.
—¿Pero?. —Pregunté, era obvio que aunque lo negase, no sabía ni dónde se encuentra.
Tardó en responder, pero su voz se hizo presente.
—...Un compañero me pidió que lo espere. —Respondió de manera neutra.
—Ya veo.. ¿y, lleva mucho tiempo esperándolo?. —Pregunté nuevamente mientras una de mis manos rascaba mi nuca, con nervios.
En esos momentos ni yo sabía que estaba haciendo. De por sí hablar con desconocidos era muy extraño de mi parte.
Él no respondió, aún así mantenía su mirada fijamente a mis ojos. Yo le dediqué una sonrisa algo nerviosa.
Aunque el clima sea nevado podía sentir mis manos sudando dentro de los guantes.
—Hace mucho frío, ¿no crees?. —Hablé intentando romper el hielo, el sólo asintió con su cabeza.
"Es tan callado.." pensé en ese momento, mientras lo observaba.
—¿Te gustaría tomar un café?. —Exclamé sobando mis brazos. El mantenerme quieta comenzó a congelar mi cuerpo.— Yo invito.
Desde un principio me llamó la atención, él siempre me pareció diferente al resto.
—Tomaré tu silencio como un sí. —Hablé sonriente.— ven, conozco una cafetería excelente.
Sin darme cuenta, estaba arrastrándolo de la mano a la cafetería que antes mencioné. De reojo pude ver como veía nuestras manos unidas.
Inevitablemente una baja risa para quedar en una tonta sonrisa adornó mi rostro, sintiendo el rubor en mis mejillas. De lejos se ve que él no es de por aquí.
Me causaba tanto misterio, que por alguna razón sentía la necesidad de conocerlo.
