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De la manga de su extraña capa con nubes rojas quitó una banda ninja que tenía tachado el emblema de la aldea. La banda ninja traía el logo de una de las cinco grandes naciones shinobi, el logo de Konohagakure.
Él ató la banda en su frente con tranquilidad.
—Tranquila, te lo explicaré todo. —Exclamó cerrando sus ojos, para cuando los abrió sus ojos habían cambiado a un color rojizo.— ¡Sharingan!.
Él me metió en un genjutsu, ahí fue dondeme explicó la razón por la cual no quería confesarme que era un ninja. Y me mostró aquello por lo que siempre le había preguntado, su pasado.
Su pasado, su familia y su hermano. Todo lo resumió en un genjutsu.
Cuando me liberó de éste, yo estaba temblando y llorando. Tenía miedo, había sido demasiada información en muy poco tiempo. Que para colmo, yo no estaba acostumbrada a eso. Mi vida era muy ajena al mundo ninja, siquiera sabía que lo tachado de su banda significa ser un ninja renegado.
Lo oí mencionar mi nombre con preocupación, mis piernas flaquearon y caí, siendo atrapada por él en un rápido movimiento.
Mis lágrimas no se detenían. No podía creer todo lo que me había mostrado.
Yo lo creíaincapaz de hacer daño, incapaz de hacer algo como eso.
Entonces ahí me dí cuanta de lo poco que en verdad lo conocía.
—Lo siento... —Susurró él, seguido de eso bajó con lentitud su cabeza hasta dejarla caer en mi hombro, abrazándome con suavidad.— Lo siento..
