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No voy a negar que.. tenía miedo.
Itachi me había advertido del tipo de gente que habitaban allí, y con razones obvias él no quería llevarme. De hecho, incluso después de haber escapado con él, el insistió en que viva en un lugar.. para nada cómodo.
—¿Una cueva?, ¿quieres que viva en una curva?. —Pregunté elevando mis cejas con asombro, aquellas palabras suyas me tomaron desprevenida.
—Será un lugar más seguro para ti, yo iría cada semana para verte y hacerme atender. —Exclamó con seriedad en sus palabras.— Conozco una pequeña cueva escondida entre montañas, muy a lo alto y lejano del resto, nadie podría escalarlo, siquiera los animales así que estarás lejos del peligro.
—Sí, suena una gran idea para alguien que le teme a la oscuridad, las arañas, y los lugares pequeños, de hecho suena un gran lugar, ¡como para dejar a alguien morir!.
El sólo quería protegerme, pero yo no estaba dispuesta a dejarlo, no después de haber dejado a mi familia por él.
Inventé excusas tontas paraque me lleve directamente a donde él vivía. Y aunque en un principio se hizo el difícil, logré convencerlo.
Habíamos parado para comer en un puesto, cuando de pronto comenzó a llover.
Siquiera habían nubes oscuras en advertencia al cambio drástico de clima, aún así tan pronto la lluvia comenzó trajo consigo nubes oscuras y un clima más frío al igual que húmedo.
Por inercia dirigí mi mano a mi cuello descubierto, en momentos como estos recuerdo la bufanda que traía y ahora la extraño.
—Descuida, aunque no sepa nada del mundo ninja yo... No seré una carga, lo prometo. —Exclamé en intentos de calmar a Itachi.
Él estaba sentado a un lado mío, viendo los dangos en su mano con gran seriedad.
Puedo entender su preocupación. Aunque sea la mejor alumna en medicina aún no soy una médico, sumándole mi desconocimiento en todo lo que es y hace un ninja. Soy una persona poco útil, toda mi vida fui atendida así que no sé nada de limpieza o cocina, siquiera sé pescar.
Pero.. no pienso ser una carga. Ayudaré a Itachi en todo lo que esté a mi alcance así sea, arriesgar mi vida metiéndome en Akatsuki.
Entiendo su preocupación y razones, las cuales tiene de sobras, pero estoy decidida, este es mi camino. Mi escaso conocimiento sobre la medicina ayudará por ahora.
—Tus ojos. Debes cuidar más de ellos. —Pensé en voz alta, mientras mi vista se centraba en mi plato de ramen medio lleno.— A partir de ahora, quiero que no los uses a no ser que sea un caso urgente. —Hablé, de reojo noté su vista.
