Capítulo 1

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TW: Violencia


Estaba frente a la casa de campo donde pasaría un largo tiempo, al menos seis meses. Recibí un correo hace varios días en el que decía que gané un sorteo, que no recuerdo haber participado. Aquí estoy al final, preparado para lo que sea.

Miré mi maleta gris y nueva. Antes, mientras venía de camino se me rompió la otra. Fue un fastidio y por poco perdí el tren por ello, pero mereció la pena.

Me acerqué a la puerta y lo abrí. Estaba todo oscuro. Di unos pasos hacia adelante e intentaba buscar en la pared algún interruptor. La puerta cerró tras de mí dando un portazo. Empecé a tener algo de miedo y temblaba.

«No es nada, Jesús, tranquilo».

De pronto unas llamas salieron, indicando mi camino. Brillaban con especial intensidad. Desconocía qué era o quien lo provocaba y sin saber qué hacer, lo seguí. Pronto me llevaron a una persona encapuchada un poco más baja que yo. Vestía una túnica negra

—¿Tú eres Jesús? —preguntaba una voz femenina.

—S-s-sí.

Se retiró la capucha mostrando su rostro blanco y ojos claros. Era una mujer, pero no cualquiera... La vi con anterioridad o, mejor dicho, la había descrito antes.

—E-eres...

—Soy Teresa, la Dama de Fuego —Invocó una bola en llamas en la palma de las manos y luego lo hizo desaparecer

Esa mujer era Teresa, pero no podía existir de verdad. Solo es un personaje que había creado hace un tiempo. Me quedé observándola sorprendido, no lograba comprender cómo ha ocurrido.

—¿Y por qué te vistes así? —escuché una voz masculina, por lo que oí, debía ser joven y apenas rondaría entre los 26-30 años.

Me giré para verlo y vi la figura de una persona alta, de tez y cabello oscuros. Vestía un traje con corbata y estaba de brazos cruzados mirándonos.

Lo conocía, ese es Ronaldo, el acompañante de Teresa. Una persona que no debía subestimar bajo ningún concepto, alguien muy atento a los detalles. Un hermano mayor para Teresa.

—Solo quería hacer sentir cómodo a nuestro creador —contestó Teresa, escudándose mientras se quitaba la túnica.

Por fortuna llevaba ropa debajo y por lo que veo, contaba con otro traje y una falda.

No podía confiar del todo en ella, igual que se muestra inocente también es alguien temible y fuerte. Seria, pero prefiere divertirse cuando tuviese la ocasión. Es impredecible por eso. Sin olvidar que sabe usar magia y si ella quiere puede conocer todos mis secretos o calcinarme vivo.

—¿Cómodo? ¡Si parecía que te habías metido en una secta! —grité molesto.

A Teresa no le importaba para nada mi queja y de pronto, ella hizo un gesto con las manos. No estábamos solos y antes de que pudiese tomar aire, notaba un cuchillo sobre mi garganta y el aliento y respiración de alguien en mi nuca.

Mi corazón empezó a ir acelerado con esta emoción, mi vida pasaba por delante de mis ojos. Recuerdos de todo tipo, especialmente de mis errores. Las risas, las lágrimas, todo.

Esa persona retiró de pronto el cuchillo sobre mi cuello y caí al suelo de rodillas. Intentaba recuperar el nivel cardiaco anterior mientras trataba de asimilar que por poco moría.

—Mi nombre es Nika, la asesina que tú mismo creaste.

—¿Por qué no has acabado conmigo?

—Digamos que hay algo que me detiene. Aunque no tenga intención de matarte, si voy a encargarme de que sufras por todo lo que nos has hecho pasar.

Conviviendo con el peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora