El empíreo

Capitulo 1 : Un día de verano

"¡Mamá!" Luz gritó desde su habitación. "¡Ya terminé de empacar!"

"¡Sólo un segundo! ¡Estoy recibiendo una llamada! " Gritó una voz desde la cocina.

Luz se recostó en su cama y miró fijamente al techo. Ella sonrió para sí misma, "¡Por fin han llegado las vacaciones de verano y puedo conocer a la genial amiga de mamá en Oregon!" La joven suspiró soñadoramente para sí misma, "Me pregunto cómo es Eda ... ¡Tal vez tenga un pasado oscuro y podamos ir juntos a aventuras!"

Volvió la cabeza y vio su colección de libros de La buena bruja Azura en su estantería, "No puedo olvidar estos ... va a ser un largo viaje en autobús hasta Bonesborough". Después de agregar sus libros favoritos a su maleta, Luz escuchó un golpe en el marco de su puerta y vio a su madre fruncir el ceño. "¿Qué pasa mamá?"

La mujer suspiró y abrazó a Luz con fuerza, “Lo siento mucho mija. El hospital me acaba de llamar, después de todo no me van a dar un respiro del trabajo, me temo que tenemos que cancelar el viaje a Bonesborough ”, Camila besó la frente de Luz,“ Sé lo emocionada que estabas por ir también. Lo siento mucho Luz ".

Rascándose la cabeza, Luz le sonrió amablemente a su madre, “Está bien mamá. Por mucho que quisiera ir a conocer a Eda, ¡tu trabajo es lo primero! "

"Gracias por entender mija", dijo Camila, "Voy a ir a decirle a Eda que no podremos visitarla después de todo este verano".

Luz vio como su madre salía de su habitación y suspiró para sí misma, “Estaba deseando que llegara…” se arrodilló y comenzó a desempacar su maleta, Luz ya no la necesitaba.

Sus oídos se movieron cuando escuchó a su madre hablando con alguien por teléfono. Luz escuchó en silencio la llamada.

“Lo siento mucho Eda, me temo que Luz y yo no vamos a ir”, dijo su madre.

La niña fue tomada con la guardia baja cuando escuchó una voz ronca al otro lado de la llamada, “ ¡Oh, vamos Camila! ¡Estaba esperando esto! Han pasado años desde que nos hemos visto. ¿De verdad vas a dejar a tu vieja amiga en esta pequeña ciudad?

Luz parpadeó para sí misma, siempre imaginó que Eda tenía una voz más suave. Sin embargo, estaba intrigada.

Camila se rió, “Si es tan pequeña, ¿por qué no te mudas a la ciudad? Eso fue lo que hice."

“Siempre eres un bromista, ¿no? ¡No puedo arriesgarme a eso! ¡Además, tengo un negocio del que ocuparme aquí! " Eda habló.

Luz se puso de pie y se acercó a la madre, quien la abrazó por el costado. Camila suspiró, “Lo siento mucho Eda. ¡El hospital está tan ocupado! "

Eda tarareó: —¡Entonces, que venga Luz! Me moría por conocer a la niña ".

Los ojos de la niña se agrandaron ante la mención de su nombre y miró a su madre, quien estaba frunciendo las cejas, “Eda, ella es solo una niña. ¡Ella no puede viajar a través de un estado ella misma! ¡Es muy peligroso!"