Yo caminaba de camino a mi trabajo. Era una noche fría y húmeda, los caminos estaban cubiertos por una fría y húmeda neblina que no me dejaba ver a más de cinco metros, lo cual no me hubiese incomodado, si no fuese porque estábamos en esa característica fecha del año en la cual era mil veces mejor llevar pantaloncillos cortos y una camiseta que abstenerse y ser sofocado por ese horroroso calor veraniego nocturno. Estaba a punto de llegar a la puerta del edificio donde trabajo, pero en ese instante me vi interrumpido por una tenue luz devorada por la neblina que al acercarse denoto ser definitivamente la de un carro de policía.
Eran dos policías, entraron con un paciente nuevo, pero este sería un cuerpo un tanto especial, el cuerpo le pertenecía a algo así como una gitana. Traía a los dos policías muy nerviosos.
Recibí el cuerpo y su ficha, cuando revisó el papeleo y veo que esta todo correcto, ellos se despiden y uno exclama en voz baja; ahora es su problema. Se retiraron rápido, me despedí y lleve el cuerpo a la sala para empezar de inmediato, llame a mi asistente e iniciamos con la examinación preliminar. Yo por mi parte comencé a leer el expediente y los apuntes de la policía que revelaban tener un toque tenebroso sobre quien era y como murió esta persona.
Al abrir la bolsa contenedora quede sorprendido por la forma inusual en que murió, el cuerpo estaba calcinado. Según pude leer, un grupo de fanáticos religiosos la quemó tras haberla acusado de brujería negra y todo culmino al desaparecer un bebe de las cercanías. Su expediente estaba lleno de incoherencias, pero, aun así, lo tuve que firmar. Mi compañero me da un golpecillo con el codo para continuar.
En el monto que mi compañero comienza a abrir el cuerpo me surge un pensamiento; es impresionante la rapidez con la que una persona cualquiera en ocasiones se puede llegar a convertir en un monstruo. En ese momento puedo notar el obvio temblor en la mano de mi compañero y le digo; pero ¿qué te pasa? Y el me responde ¿Que no sabes quién es? Es la famosa loca esa, la bruja gitana del Distrito 669.
Le dije; Eduardo por favor ten cuidado, porque una vez ya dejaste caer un cuerpo. Lo puedo notar, está muy asustado y tartamudeando me dice repetidas veces lo mismo, es la bruja, es la loca. Hice que se sentase para que se calme un poco, pero no lo logre del todo, así que lo mande a casa aquella vez. Bueno, no me quedaba de otra, yo trabajaría en el cuerpo solo toda esa noche larguísima.
Cuando mi compañero se marchó continúe. Todo su cuerpo, y pensar que aún hay personas que creen en estas payasadas, me dije para adentro. Ahora que lo pienso ya no creo que lo sean payasadas. Porque esa misma tarde comprendí que todo lo que salía en el expediente y lo que pensaba las personas era real.
Para ser más exacto el expediente decía cosas como; esta mujer sacrificaba casi todo lo imaginable del área de donde vivía, que cada noche se transformaba en un ave enorme y cosas vagas sobre beber sangre de infantes, comer excremento y muchas cosas repulsivas. Y muchas otras que, que me dejaron bastante intrigado tras contrastarlas con ciertas peculiaridades de origen externo en el mismo cuerpo. En síntesis, adentro del cuerpo habían cosas que no debían de estar dentro.
Cuando observe sus vías respiratorias sus pulmones estaban desechos por el fuego, casi no había nada, lo que me da a entender que esta mujer murió de la peor forma. No tubo tiempo de desmallarse por el humo, así que probablemente lo sintió todo por mucho más tiempo hasta el desmallo provocado el mismo dolor intenso.Cuando me di la vuelta para tomar un instrumento, aquel que por cierto aun estaba en uno de los cajones por culpa del olvido de mi entusiasmado compañerito. Escuche de sobresalto tras de mi un grito estremecedor, si es que se puede llamar. Así que como buen hombre soberbio que suelo ser, me di la vuelta y. El cuerpo estaba sentado, sentado cual natural sobre la mesa en dirección frontal hacia mi persona, con la mirada bacia, profunda e hipnotizante por aquellas cuencas muertas que alguna vez poseyeron ojos y un alma observante.
En ese momento con todas mis alarmas mentales funcionando solo podía pensar ¿esta cosa me atacara? Y luego de alguna forma empezó a hablar, no entendí nada de lo que me decía y tampoco tenía mucho cerebro con el cual ponerme a analizar ese tipo de cosas, callo repentinamente en la misma meza con un golpe fuerte y se, se vol-vió polvo.
Exaltado, temblando y muy helado, solo me senté y comencé a llorar del pánico. Ahora solo puedo pensar en lo que solia decir mi padre; Polvo eres y al polvo volverás.Editor : EdvdE1999
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