tercer recuerdo.

50 2 0
                                    

Este recuerdo comienza cuando tenía 33 años, es uno que me marco para siempre...
Era de tarde y llegó un cuerpo muy extraño, era el de un mago de fiesta para niños. Pedí que lo dejaran en la bodega de cuerpos mientras la policía me entregaba el informe.
En el informe decía: Lo mataron varios padres de una localidad cercana al enterarse que era un pederasta durante una fiesta que había ocurrido hace unas horas atrás, en la cual había violado a un pequeño. Uno de los padres al encontrar material pornográfico en su celular y auto que lo evidenciaba, no dudo en promover la venganza moral junto a los demás padres.
Como era el único cuerpo que había, decidí trabajar de inmediato en él. Fui por el pasillo que lleva a la bodega, pero antes de llegar a él escucho un fuerte grito y luego una risa a carcajadas que provenía desde la bodega de cuerpos. Extrañado pensé que era mi asistente. Pero compartiendo el mismo pensamiento, el decide salir del cuarto de descanso creyendo que era yo el que hacia esos sonidos.
Entonces decidimos acercarnos lentamente hacia la bodega creyendo que abría un adicto o un ladrón en busca de medicamentos, abrimos las puertas de par en par con la idea de sorprender al intruso. Pero para nuestra sorpresa estaba solamente el cuerpo del mago sobre la camilla de metal. Tras unos segundos de silencio, le dije a mi ayudante que lo llevase a la sala de trabajo, acompañándolo en todo momento. No me atrevía a dejarlo solo.                                                        
Al llegar notamos lo brutal que fue la golpiza que le dieron. Los padres desquitaron todo su odio con este el sujeto. Le quebraron los dedos de sus manos, sus ojos fueron arrancados de sus cuencas, tenía señales de puñaladas y moretones en todo su cuerpo, le faltaban piezas dentales que luego encontramos en su estómago, aparentemente fue atacado sexualmente con algo, porque presentaba rasgaduras y toda su pared rectal, le cortaron su miembro y por último lo intentaron quemar. Pero lo más sorprendente fue que en su rostro no mostraba expresión de dolor alguno, más bien era de total placer. Después de un tiempo proseguimos con la otra mitad del trabajo. Pero antes de eso yo y mi asistente decidimos tomar un receso para comer y descansar mentalmente.
Mientras comíamos se volvieron a escuchaban risas y gritos, pero esta vez desde la sala de trabajo y no le tomamos importancia. Después de 2 horas de descanso nos dirigíamos a trabajar, pero para nuestra sorpresa todos nuestros implementos de trabajo estaban esparcidos por el suelo y el cuerpo, bueno el cuerpo tenía una sonrisa de oreja a oreja aún más grande. Proseguimos después de ordenar todo. Sus órganos mostraban laceración múltiple y su riñón estaba arruinado por el alcohol. Apestaba fuertemente, por lo que decidimos trabajar rápido y lo llevamos al cuarto frío o como lo llamamos en ocasiones, “El Cuarto Feo” a esperar que el cuerpo fuera reclamado.
El cuerpo no fue reclamado durante cuatro días, pero esos cuatro días fueron un infierno porque durante las tardes se seguían escuchando gritos y sonidos extraños, golpes en los muros metálicos que se detenían solo si entrabamos al cuarto, además que no llegaban nuevos trabajos.
Al cuarto día el cuerpo empezó a apestar, por lo que mi jefe me ordeno que lo metiéramos al horno. Cuando encendimos las llamas se empezó a escuchar una pequeña carcajada que aparentemente provenía del mismo horno, una risa diabólica que yo y mi colega decidimos ignorar al unísono, intentando disimular nuestro incomodo terror. Al terminar tomamos las cenizas y la llevamos a una iglesia cercana para que el sacerdote las bendijera y la arrojara a una fosa común tras no ser reclamada por nadie.

Pasaron los días de forma común y sin problemas hasta un lunes, en que mi mujer junto a mis tres hijos, fueron a mi trabajo a entregarme el almuerzo tras haberlo olvidado en casa. Al llegar ellos comencé a platicar con mi señora mientras almorzaba en mi tiempo libre y mis hijos jugaban por ahí. Eso hasta que escucho a mis hijos gritar. Me levanto y corrí junto a mi esposa hacia ellos creyendo que probablemente hubiesen visto un cuerpo, pero no fue así. Estaban llorando y los lleve a la sala de espera para que me pudiesen explicar que sucedía más tranquilamente. Al escuchar lo que me conto uno de mis hijos quede helado y me llevo a pedirle a mi esposa que se fuese inmediatamente de vuelta a casa. Mi mujer me conoce tan bien que entendió lo grave de la situación con tan solo mirar mi rostro, se despidió, me beso y se fue rápidamente.
Mi pequeño dijo: El mago que ríe y sin ojos me quiere llevar con él dentro del horno, para hacer un truco de magia.

Editor en jefe : E.D

Relato De Un Forence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora