"Cada minuto de mi vida termina en ti, porque estoy atrapada"
—Atrapada – Pandora.
Olivia recibía los besos de Rafael sumergida en una pasión desconocida para ella. Las sensaciones que estaba sintiendo en ese momento eran tan especiales, que juraba que amaría la idea de guardarlas en su corazón para siempre.
Sus bocas volvieron a unirse, reclamándose una y otra vez, le daban permiso una vez más a que esa pasión que envolvía sus corazones y quemaba sus cuerpos los devorará por completo, sin importar absolutamente nada, dejando que el tiempo y la poca luz de la habitación de ella sean sus mejores compañías.
Una vez que los pies de Olivia tocaron el suelo su espalda permaneció pegada a la pared, acorralada como estaba Rafael aprovechó la oportunidad de quitar su camisa, dejando a la vista el sujetador en tono blanco que combinaba a la perfección con la piel bronceada de Liv. La oportunidad de besar su cuello se presentó una vez más, él completamente sumergido en esa piel que había comenzado a amar y que, más de una vez quiso y soñó con tocar, no desaprovechó cada momento en la que sus labios podían rozar y besar aquellos lugares que lo estaban enloqueciendo.
Olivia suspiraba y jadeaba cerrando sus ojos para entregarse poco a poco al placer que su compañero le brindaba, y a donde la invitaba para permanecer juntos. Con sus manos guiándose por instinto desabrochó la camisa de Rafael y quitándola de su cuerpo la dejo tirada arriba de la suya, ambas en el suelo.
Aprovechando la situación acarició sus brazos, aquellos que la habían contenido y sostenido más de una vez, colocándolos a su gusto sobre sus hombros, en aquella posición se marcaban perfectamente las abdominales de él. Como respuesta a una imagen sensual Olivia mordió suavemente su labio inferior mirándolo a los ojos, el fuego se encendía una vez más, y no se podía evitar lo que iba a ocurrir.
—¿Ya te dije lo mucho que me gustas y lo loco que me vuelves? —Preguntó Rafael clavando sus pupilas oscuras en los ojos de Olivia— Eres una diosa Olivia, eres mi diosa y créeme que eso me encanta.
—Me vuelves loca, Rafa. —Suspiró ella volviendo a besar sus labios dejando una sutil mordida antes de terminar.
Completamente excitado ante cada actitud de esa mujer Rafael procedió a quitarle el sujetador, para luego agacharse un poco apenas y dedicar toda su atención a los pechos femeninos. Olivia al sentir la cálida lengua de él en su pezón apegó su espalda y su nuca a la pared cerrando sus ojos otra vez viendo miles de puntitos de colores en esa oscuridad. No podía encontrar las palabras indicadas a lo que sentía ante todo lo que él le estaba haciendo a ella, a su cuerpo. Inevitablemente algunos gemidos se escaparon de sus labios dándole a entender sin decir algo a Rafael cuánto le estaba gustando aquellas atenciones.
Al ver todo lo que estaba ocasionando su boca en ese lugar Rafael continuó atendiendo su otro pezón mientras que, sus manos viajaban por la cintura de Olivia llegando al borde del pantalón de vestir. Lo desprendió en cuestión de segundos y tomando el borde de las bragas también las quitó inmediatamente del cuerpo femenino dejándola completamente desnuda.
Aquella imagen lo obligó a ponerse en pie para poder admirarla mejor, ella era sumamente perfecta. Olivia se ruborizó ante su mirada al encontrarse sin la ropa, mientras que él aún continuaba semi vestido.
—Eres hermosa Olivia, completamente perfecta. —Susurró Rafael en su oído acariciando la silueta de su cintura— Me enloqueces por completo.
—Me toca. —Suspiró ella luego de oír la lentitud y la intensidad con la que él entonaba su respuesta.
Alejándose apenas un poco terminó de quitarle la ropa, dejando sutiles caricias en la piel que iba dejando descubierta, admirando cada parte de esa anatomía que más de una vez había deseado disfrutar, y que, en sueños había besado por completo.
Su mirada parecía encenderlo cada vez más, nunca se había sentido así, jamás había sentido esa necesidad de permanecer para siempre en los brazos de una mujer, pero con Olivia todo era distinto, para Rafael ella era su mayor regalo.
Volviéndola a alzar entre sus brazos él caminó los pocos pasos que los separaban de la cama, y una vez que llegó hasta allí la acostó suavemente en el centro admirando una vez más aquella obra de arte que tenía ante sus ojos. Ella volvió a sonrojarse una vez más y estirando sus brazos lo invitó a acercarse, una vez que Rafael lo hizo envolvió su cuello con sus brazos uniendo sus labios una vez más queriendo más y más.
El hombre sostuvo el peso de su cuerpo en sus codos, y bajando y subiendo por el cuerpo de Olivia cubriéndolo de besos sintió la imperiosa necesidad de estar dentro de ella, de unirse y ser uno, de hacerle el amor, al amor de su vida.
Olivia sentía la misma necesidad, y no tuvo que expresarlo en palabras, sus pupilas cargadas de deseo le demostraban a Rafael cuánto lo quería. Y ya no importó absolutamente nada una vez que él entró en ella, que la penetró con suavidad, que la hizo ver las estrellas con tan solo besarla, y la llevó a la cima del placer con sus movimientos lentos y rápidos, dulces e intensos. Se permitieron tocar el cielo con las manos, despreocuparse del que dirán por seguir sus instintos, demostrarse en el acto más íntimo y sincero todo aquello que habían escondido durante años detrás de la fachada de fiscal de la UVE y la capitana incorruptible. Habían entendido por fin, que su amor, aquel que dejaron entrar en su corazón era el más increíble y maravilloso que alguna vez experimentaron. Eran el uno para el otro, de eso no había duda.
Después de varios orgasmos, y un cansancio descomunal Olivia se permitió descansar en el pecho de Rafael mientras él adornaba con suaves caricias su espalda.
—¿Estás bien? —Indagó él susurrando, recibiendo como ella un gesto positivo de Olivia— Fue la noche más increíble de toda mi vida, nunca me sentí... tan vivo.
—Yo también me siento viva, Rafa. —Susurró ella besando cálidamente el pecho masculino— Abriste las puertas de mi corazón, me permitiste descubrir ese amor que siempre soñé desde niña.
—Contigo me siento completo Liv, no me importa nada, tan solo quiero estar contigo y con Noah, sé que ustedes son las personas indicadas para ser feliz.
—Seamos felices juntos, es lo que más quiero. —Alzó su mirada y una vez que encontró los labios de Rafael los besó— Te amo.
—Yo también te amo, Liv.
"Cuando te vi, por vez primera
Me enamoré sin querer.
Cuando te di, el primer beso
Allí perdí la razón.
Y es que
Nadie que te quiera como yo
Nadie que te quiera como yo,
Habrá en este mundo.
Nadie que te quiera como yo
Nadie que te quiera como yo,
Habrá porque este amor,
Es verdadero."—Nadie que te quiera como yo – Soledad.
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Hemos llegado al final de este relato. Espero que les guste esta parte, y que les haya gustado tanto como a mí esta mini historia. ❤
Agradecerte infinitamente por haberme animado a subirla, sin vos nada de esto hubiera ido posible, gracias por estar del otro lado y por ser tan clave en muchos momentos de mi vida, ojalá siempre la vida te dé todo lo que das, sos una personita increíble que amé conocer y que amo tener en mi vida. argsvu te amo amiga ❤
Sin más, quisiera leerlos y ver que les pareció esta historia, ustedes también fueron fundamentales y nada de esto ocurriría si no estarían del otro lado, súper agradecida por el apoyo. ❤
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Salvarnos.
FanfictionNo conozco corazón que dude cuando hay amor Y por eso estoy aquí, La pasión que me enciende se parece a tu voz.