capítulo 60

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Nunca había querido abrazar a alguien tanto en mi vida. Mantuve un ojo atento a Mariana y había doblado sus brazos mientras una de sus manos jugaba con el medallón al rededor de su cuello. Tenía miedo de esta maldita película y necesitaba que la quitara pero yo no quería molestarla. Debilucha Fernanda... Oh mierda, me está mirando.

—Esto es bueno para tu trabajo— afirmó. Hice una expresión confusa y continuó—.Si alguien pregunta sobre la trama de la película, ahora les puedes contar y fingir que no eres una miedosa— me guiñó el ojo.

—!Basta! ¿Por qué eres una mala?— hice un puchero y me moví lejos de ella.

—Aww, Fer ven aquí— sonrió riéndose palmeando el espacio al lado de ella y luego abriendo los brazos.

Todo lo que tenía que hacer era acercarme y estaría en su brazo, pero, ¿por qué mi cuerpo no se mueve? vi como su sonrisa empezaba a desvanecerse y yo no quería eso. Cerré los ojos y acaricié el espacio junto a mi. Ella lo tomó cono otra oportunidad y vino hacía mi abrazándome, mi cabeza apoyada sobre ese corazón que golpeaba salvajemente y mi cuerpo sentía el calor que había anhelado en todos esos meses de soledad.

—Mmm, extrañé esto— sonreí, mientras le oía inhalar mi cabeza y mi cabello—.Hueles muy bien.

Me quedé tranquila y apoyé mi mano en su estómago, incapaz de controlar el movimiento de mis dedos, presionando hacia abajo y acariciando, sintiendo sus abdominales. Creo que estar en la cárcel la había ayudado a detonar más su cuerpo, se veía hermosa.

—¿Estás bien?— me preguntó. Yo simplemente asentí y cerré los ojos cuando besó la parte superior de mi cabeza entonces escuché un suspiro.—Dios, te extrañé muchísimo...

Levanté la cabeza y la miré a los ojos, vi muchas cosas. El anhelo, el amor, la vulnerabilidad, la atención, mis ojos vacilaban hasta sus labios. Inconscientemente lamí los míos mientras observaba su labio inferior entre sus dientes.

Cerré los ojos sabiendo el camino dónde dirigir mis labios, me había imaginado durante meses lo que estaba a punto de hacer. A los pocos segundos, sentí la frescura del aire, me acerqué más al aire caliente y luego, sus labios carnosos sobre los míos.

Movimos nuestros labios, ninguna perdía el contacto ni por un segundo. Mi mano puso un camino hacia su cabello y ella hizo lo mismo, tirando de él, me volvía loca. Lo hice para ella y dejó escapar un suspiro. Sonreí en e beso y mi confianza crecía cada vez más, nuestros labios se separaban y reanudaban de inmediato hasta profundizarnos en él.

Entonces se detuvo. Me pregunté por qué, hasta que sentí su tacto en cada ranura individual de mi espalda y en cada hueso que sobresalía, recordándome que yo sufría de anorexia.

Suspiré con fuerza y ella se apartó inmediatamente.

—¿Estás bien?— preguntó con ojos preocupados y ambas manos ahuecando mi cara así que no podía apartarme de su mirada.

—Mi cuerpo te da asco— le contesté, bajando la mirada.

—¿Qué?— preguntó sorprendida—.No seas tonta, ¿por qué si quiera pensar eso? Eres hermosa— frunció el ceño ante mi falta de confianza.

—Mis huesos sobresalen, mi piel está seca y agrietada, yo solía tener curvas y te gustaba de esa manera— traté de quitar su agarre pero ella me abrazó fuerte.

—Hey, escucha— sonrió—.Estás enferma, es de esperar Fer. Pero no creas por nada del mundo que yo estaría disgustada con tu cuerpo. Te amo y algunos huesitos de aquí y allá no van a cambiar eso, ¿ok?— me besó en la frente y me miró de nuevo.—Vamos a resolver estos problemas juntas, te lo prometo. Tú estarás sana, pero por favor, no digas eso nunca más.

—Lo siento— le contesté y me acosté de nuevo sobre ella con mi cabeza apoyada en su estómago.

—Te amo— repitió, acariciando mi cabello, se sentía increíble y relajante.

—Lo sé— le contesté. Tenía la esperanza de no haberla lastimado por no decirle de vuelta, pero ella soltó una risita. Es por eso que me gustaba tanto esta mujer, ella no me empujaba ni obligaba a nada.

—¿Quieres terminar la película?— preguntó con una sonrisa.

—En realidad no— solté una risita, ella se levantó y apagó el televisor, caminó hacia la cama y sólo me miró.

—¿Quieres ir a dormir? Te llevaré a tu cuarto...

—¿Podemos conseguir algo de comida?— pregunté. Yo realmente no quería nada, pero quería hacer sentir mejor a Mariana.

—Claro.

Bajamos a la cocina y yo estaba mirando en la nevera pero Mariana me giró, me cargó y me sentó en la mesa de la cocina.

—Relájate— sonrió y tomó mi lugar—¿Qué te apetece?

—Lo que sea, no importa— sonreí.

—Vamos a tratar... ¿arroz frito? y un montón de verduras para iluminarte— me guiñó un ojo y no pude evitar decirle lo que estaba en mi mente.

—Ya me has iluminado.

Mariana me miró con una sonrisa enorme en la cara y comenzó a acercarse a mi. Cada paso que daba me recordó a cómo solía matarme sin esfuerzo, simplemente con una mirada, su olor... ella. Cerré los ojos y sentí un abrazo, era suave pero firme, lo bastante firme para hacerme saber que yo nunca iba a dejar que se fuera de nuevo. Ella se iba a quedar conmigo, le gustara o no.

—Me gustas— susurré en su cuello, sonriendo a la forma en la que se estremeció.—Y quiero intentarlo de nuevo contigo Mariana.

Me abrazó y me apretó, igual que yo, ella no quería dejarme ir. Sentí mi hombro húmedo, sus lágrimas.

—No llores tonta, tienes que decir "acepto"— me reí.

—Acepto— respondió en medio de llantos y luego se rió de si misma. Se apartó de mi y después de un tiempo me besó en la frente, quedamos viéndonos.—Gracias linda.
———
hola holaa, perdón por tardarme en actualizar, nuevo cap!

dedicado a: @andrea59512 @yoshiivalenzuela @samytom @rominami314 @gabrielatr2 @maolyvargas

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora