Si digo por favor, ¿te quedarías?

El bueno de Ced

Llego la época navideña, aquella en la que el aire es tan frío que hace que tus dedos se entuman al jugar en la nieve, aquella en la que el hogar esta lleno de luces navideñas y de ese olor a ponche tan delicioso que con un solo respiro puedes saborear todo su sabor. Todos en el castillo arreglaban sus maletas para ir a casa a pasar las fiestas, algunos estudiantes ya se habían marchado desde la noche anterior, la sala común de Hufflepuff se encontraba casi vacía, Eliza y Denisse se habían marchado desde ayer, Leo pasaría las fiestas aquí con su hermana y Joshua, Cedric y yo nos iríamos a casa de este como en los últimos tres años, la verdad me daba algo de pena Leo, le pedi que nos acompañara junto con su hermana pero se negó, dijo que no me preocupara, que hallaría la forma de pasarla muy bien, aún así nos estaríamos mandando cartas. Estaba arreglando mi maleta en la habitación de las chicas cuando escuché a alguien tocar la puerta.

- Adelante. - respondí

- ¡Hola Tejona! ¿Ya tienes tus cosas listas? - pregunto Josh al entrar a la habitación.

- Hola, si ya casi tengo todo, aunque siento que algo me falta. - dije rascándome la parte de atrás de la cabeza.

- Mmmm... probablemente sea tu escoba, recuerda llevarla para poder jugar quidditch en casa de los Diggory.

- Cierto, iré a buscarla u mismo, ¿podrías llevarte mi maleta? - pregunte en un tono amable para convencerlo.

- Ya que... solo no te tardes, que en 30 minutos vendrá el tren y no intentare convencer al conductor para esperarte. - advirtió apuntándome con su dedo índice.

- Si si, ya entendí, - quite su dedo de mi rostro. - nos vemos haya.

Salí del dormitorio a toda prisa para dirigirme al campo de entrenamiento por mi escoba, la verdad es que cuando jugamos quidditch en casa de Cedric las cosas siempre se ponen interesantes, ya sea por que nuestros padres terminan peleándose o por que jugamos algo brusco. Corrí todo mi camino hasta llegar al campo de entrenamiento, con mi respiración agitada abrí la puerta de la sala donde guardan las escobas para mi sorpresa encontrarme con

- ¡T/N!

- ¡Nicolas! ¿Que haces aquí? - pregunte al muchacho al verlo hurgar en el armario de las escobas de Gryffindor.

- Oh ahm... estoy buscando una escoba. - respondió nervioso mirando al suelo.

- Pues buscas en el lugar incorrecto, ese es el armario del equipo de Gryffindor, - respondí en una risa apuntando al armario. - este es el de Ravenclaw. - dije abriendo la puerta del armario que estaba al lado mío.

- Muchas gracias. - sonrío dirigiéndose al armario de Ravenclaw. - La verdad es que todavía me hace falta familiarizarme con ciertas cosas de por aquí.

Me dirigí a el armario de mi casa correspondiente y tome mi escoba en cuanto la vi, me giré hacia Nicolas para poder seguir hablando.

- ¿Y para que la escoba? - pregunte acercándome a él.

- Oh, bueno es que me acabó de unir al equipo de quidditch y pues como las fiestas han comenzado, me llevare la escoba para practicar en casa. - explico con la escoba en sus manos.

- Bueno será genial competir contra ti en los partidos. - dije ambiciosa mientras salíamos de la sala.

- Ya verás, te haré comer polvo. - respondió competitivo.

- ¡JA! Eso ya lo veremos.

En el camino reíamos sobre las bromas que decíamos y conversábamos sobre con las vacaciones de navidad, resulta ser que Nicolas solo tiene a su padre y a algunos cuantos elfos domésticos en su casa, al parecer su familia es de clase alta. Cuando llegamos a la entrada del castillo, podíamos ver como unos cuantos estudiantes iban con maletas dirigiéndose hacia el tren que parecía acabar de llegar, Nicolas y yo nos unimos a los demás y caminamos hacia el tren.