Capitulo 2

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Si no termino muerta en manos de la directora del colegio probablemente muera en una de mis tantas caídas llegando al colegio, de eso estoy segura. Subo a toda velocidad por las escaleras después de escabullirme con el chico del pelo gris que corre a mi lado y busco camuflarme antes de que el supervisor nos atrape, Sugawara, como siempre, viene aguantando la risa a mi lado porque siempre le ha parecido irónico que los dos estudiantes con mejores promedios lleguen tarde tantas veces. Si no parecía suficiente la llegada tarde cabe resaltar que el tonto parqueo el carro en las esquinas más olvidadas del parqueadero, claro pues no había más espacios disponibles , pero pudo hacer un esfuerzo para que mi actividad cardíaca no se deteriorara más de lo que ya está.

— Koshi se que me odias porque al café le faltó un poco de azúcar hoy pero creo que tu elección de parqueo va a matarme finalmente, parquear en Alaska me quedaba más conveniente. — le suelto con una sonrisa, se que le molesta que le llame así ya que prefiere que todos lo llamen por su apellido, según él suena más cool pero para mi es una de las tantas formas de molestarlo y sacarle una sonrisa a la vez.

— ja ja, sigue así y esas pequeñas piernas de enana van a tener que caminar hasta acá porque después de que le hicieras un hueco a tu carro dudo que te dejen moverte sola en él por un buen rato. — el chico, aunque haya dicho palabras para molestarme devuelta, lo dice con la más tierna de las miradas en sus ojos mientras hacemos una pequeña parada detrás de la pared de la entrada de nuestro salón.

Sugawara siempre ha sido un chico dulce para quien lo conozca, dispuesto a ayudar y siempre sonriente tanto con los menores como los mayores. Incluso conmigo, quien le hace la vida imposible, no hay una excepción porque puede molestarme mil veces y yo a él pero siempre me da esa mirada que me asegura que todo es un chiste para alegrar mis días. En mi vida nunca falta ese momento en el que Suga sabe que guardo mis inconformidades y me hace sacar el estrés que ni yo misma reconozco a veces, todo a través de un gesto cariñoso o un buen chiste.

Finalmente suena la campana que acaba con la tutoría y las personas empiezan a salir de sus salones a toda velocidad.

— Ahora — Susurra Suga a mi lado y me empuja a la multitud haciéndome perder fácilmente gracias a mi estatura, tiene sus ventajas. Lo maldigo desde adentro porque sé que, nuevamente, lo hizo para reforzar esa constante actitud juguetona que tiene incluso cuando ya va tarde a su clase. Entre la gente, busco la puerta del salón donde se supone que debía estar y me apresuro a entrar porque se que hay dos personas esperándome en el. Veo a Shiori y Mizuki riendo a carcajadas mientras miran algo en el celular de Shiori, probablemente chismeando.

Ambas escuchan mis jadeos al entrar al salón y suben la mirada simultáneamente soltando una sonrisa.

— Chica pareces sacada de un ring de pelea, te atropellaron o algo? — pregunta Mizuki sin disimular la sonrisa en su rostro.

— Si cuentan los 200 adolescentes irritados moviéndose rápidamente en un pasillo del tamaño del baño escolar entonces si, sufrí un grave accidente.

— Buenooo sabes que? Tenemos hora libre y no hay nada que traiga más alegría que eso. — Shiori dice perezosamente mientras se estira y devuelve su mirada al celular. — Ahora Kari, cuéntame con detalle, ¿es hoy?

Me siento frente a ellas y acomodo mi melena que se desordenó significativamente en el pasillo— por esas bestias— y luego miro a ambas quienes me demuestran que están a la espera de más información. Siempre les digo la famosa frase "es hoy" pero realmente no voy más allá de eso porque no tengo idea de cómo planear la confesión más esperada de mis últimos dos años de enamoramiento hacia Suga. En vista de que ambas chicas desean escuchar algo de mi saco mi computador y empiezo a teclear rápidamente, siento las miradas curiosas detrás de mí.

Más que dos verdades | Haikyuu AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora