Amor explosivo💥 (T/N y Bakugo)

AUTOCOMPASIÓN

T/N: Tu Nombre
T/A: Tu Apellido

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La curiosidad me puede y me dirijo al salón. Me encuentro con un adormilado Todoroki.

-Hola Shoto, ¿qué haces aquí?-

-¿Enserio recibes así a tu mejor amigo?- Sonrio y le abrazo.
-Vine a verte, ya que llevas toda la semana distante desde lo de Bakugo.- Se explica, mientras yo lo levanto y lo llevo a la cocina.

-Lo sé, es que estoy hecha un verdadero lío. Dabi lleva desaparecido un tiempo, Bakugo decide alejarse para que sea feliz y... Yo ya no sé que sentir.- Bajo la mirada al suelo mientras me siento para tomar mi desayuno. Shoto me abraza tratando de hacerme sentir mejor.

-Si quieres, me quedo un rato contigo, tarde de mejores amigos.- Asiento y le sonrío.

Durante la mañana jugamos videojuegos y tenemos charlas triviales, hasta que mis tripas gruñen.

-Tengo hambre, quédate, cocinaré para ti.- Le digo levantandome del sofá y estirandome. Todoroki asiente.

-A cambio, tú me acompañarás a ver a mi madre. Le hablé de ti, te quiere conocer.- Le sonrío.

-Trato hecho.- Nos dirigimos a la cocina, entre ambos preparamos una rica fuente de patatas fritas, huevos y salchichas. Pongo la mesa mientras sirve los platos.
Nos sentamos a comer mientras me cuenta sobre su madre y su infancia, no muy bonita, pero... ¿quién soy yo para juzgar?

Tras acabar, él recoge y limpia, mientras yo frego los platos.

Nos sentamos en el sofá a ver una película mientras no es hora. Apoyo mi cabeza en sus piernas mirando atentamente a la pantalla. ¿Como será la madre de Shoto?
Antes de poder darme cuenta la película había terminado yo me encuentro llorando a mares por el trágico final y Shoto bueno... llora en silencio. Espera, ¡¿qué?! ¿Shoto? ¿Llorando?

-¡Oh! Miren esto, ¡Jack Frost si tiene sentimientos!- Digo para luego reír. Shoto esboza una leve sonrisa, para después despeinarme el pelo.
-¡Oye! ¡Debo estar bonita para tu madre!-

-Tú siempre estás bonita.-

-Que linda frase, ¿a cuántas has conquistado?- Le pregunto sarcástica arreglándome el pelo.

-Lo dice la que tiene un novio desaparecido y un pretendiente esfumado.- Dice él.

-Cállate Traumas.- Le respondo y nos miramos serios, para acabar riéndonos.

-Anda, vamos Traumitas.- Me dice burlón.

De camino al hospital compramos unas chuches. Al entrar la recepcionista saluda a Shoto y nos deja pasar. Estoy visiblemente nerviosa.
Shoto abre la puerta, junto a la ventana  está sentada su madre, con un pelo blanco como la nieve. Se gira hacia nosotros.

-¡Shoto!- Le abraza. Parece que han entablado una muy buena amistad tras tanto tiempo.

-Mamá, esta es T/N, mi mejor amiga.- Su madre me mira esbozando una cálida y amable sonrisa. Es realmente preciosa.

-Hola, encantada.- Le digo.

-Encantada estoy yo querida, Shoro me ha hablando mucho de ti y quizás también de tu problema amoroso.- Me guiña un ojo tras decir esto último con una sonrisa juguetona.

-¡Mamá!- Exclama Shoto. Yo sin poder evitarlo me río. Los nervios desaparecen de mi cuerpo a medida que hablamos con ella. Es realmente preciosa,  amable e incluso cariñosa, muy al contrario de su hijo, que prácticamente nunca expresa sus sentimientos. Es un témpano de hielo.

-La hora de visita ha terminado.- Nos avisa una enfermera entrando en la sala.

-Adiós, ha sido un placer pasar tiempo con usted.- Le sonrío.

-Igualmente querida, volver cuando queráis.- Nos sonríe ella.

Nos vamos del hospital, al salir a la calle el viento frío me azota, removiendome el pelo.
A Shoto le llega un mensaje de su padre.

-¿Puedo quedarme contigo? No quiero volver con el viejo.- Dice girándose hacia mí con esa cara seria. Asiento emprendiendo el camino a casa.

Al llegar le doy un pijama de Izuku, pero solo le sirve el pantalón, así que se queda sin camiseta.
Encargamos unas pizzas y vemos películas hasta tarde.

-¿Dormimos juntos?- Pregunto. Él asiente y nos tumbamos en mi cama.
-Tápate, que te resfrias tonto.- Le doy manta.
Me quedo dormida rápidamente.

(...)

Despierto en mitad de la noche por un fuerte golpe. Abro los ojos poniéndome en alerta. Miro alrededor mientras mis ojos se acostumbran a la oscuridad.
Shoto sigue dormido a mi lado, pero en la puerta... en la puerta está Dabi, visiblemente furioso.

-¡Dabi!- Digo con voz ronca y adormilada.

-¡¿Desaparezco una semana y ya metes a otro en tu cama?!- Abro mucho los ojos.

-Dabi, él es Shoto mi mejor amigo, no lo malinterpretes, por favor.-

-¡Está en tu cama sin camiseta!- Grita.

-¡Ya basta! ¡La que tiene que estar enfadada soy yo! ¡Desapareciste una puta semana, sin ni siquiera llamarme! ¡Y ahora estás en mi casa, sin yo saber como coño entraste!-

-Se acabó, me largo. Pero te advierto, si me voy no volveré.-

-Más te vale cumplir tu palabra. Adiós Dabi.- Furioso sale de la habitación, yo me acuesto de nuevo. Empiezo a llorar, de impotencia supongo. Lo que más me duele, es el hecho de que perdí a Kacchan. ¿Que pasará ahora?
Vuelvo a dormir, lo necesito.

(...)

Shoto se fue esa misma mañana, debía volver a casa. Cuando Izuku vino le conté lo sucedido con Dabi, él me miraba y aún me mira preocupado y apenado.

(...)

Otra semana paso, esta era una semana llena de exámenes finales, este lunes nos dan las notas, aunque a decir verdad no estoy de humor. El tratado toda la semana de evitar a mis amigos, incluso a mi primo.

Esta tarde me la he pasado leyendo novelas dramáticas, para sentirme peor y rodearme de autocompasión, pero por desgracia para mí todas las novelas tienen finales felices. ¿Tendré yo mi final feliz? O mejor aún, ¿cómo sería ese estúpido final?

Lágrimas caen por mis mejillas al acabar la novela, la tiro a un lado de la cama. Colocó los audífonos en mis orejas para escuchar música y seguir revolcandome en la autocompasión. Pongo la canción de Deep End. Miro al techo tirada en cama.
Izuku me avisa de que es la hora de cenar, niego con la cabeza para después tumbarme dándole la espalda.

El tiempo pasa lentamente y mis ojos empiezan a cerrarse hasta quedarme profundamente dormida.