Ya era jueves por fin. Vanessa me miraba algo impaciente ya que tenía mucha prisa para poder irse, su madre después de mucho tiempo la visitaría en su departamento.
—No tienes por que esperarme.—le dije regalándole una ligera sonrisa—Por un día que me vaya sola no me voy a morir
El trabajo que River me había encargado terminar, resultó que costaría más tiempo del que creí. Al parecer cuando cerré el documento en Excel no lo había guardado por el apuro y me faltaba el cincuenta por ciento del trabajo, cosa que no imaginé. Desafortunadamente para mí, todo ello tenía que estar para el día de hoy, ya que el personal que revisaba y trabajaba con esa tarifa lo iba a verificar mañana temprano a primera hora.
—No es justo para ti tampoco— me dijo con semblante apenado.—La secretaria lo perdió, no tengo duda de ello
Ya prácticamente éramos las únicas en la oficina, o al menos en el piso en el que nos encontrábamos, ya que intuía que el personal de limpieza seguía con su trabajo para que mañana en la mañana cuando todos lleguen, puedan encontrar el lugar totalmente impecable.
—Hey, calma ... Veo tu impaciencia por la media hora que pasó, y si no te apuras tu madre se quedará afuera de tu departamento esperando; puedes ir yendo con ella, yo no tengo apuro y falta poco por terminar.
En realidad no faltaba poco por terminar, pero tampoco quería que mi amiga hiciera esperar a su madre por algo imprevisto.
Vanessa estaba por decir algo más; sin embargo, se vio interrumpida de hablar cuando su celular sonó, al parecer le habían enviado un mensaje de texto.
—Mierda— expresó preocupada mirando su celular— Mi madre estará en treinta minutos en mi departamento, creo que tienes razón Dafne. A parte mi madre es la reina del drama.
—Entonces ¿Qué es esperas? Anda mujer que el tiempo corre.—sonreí
Vanessa tomo sus cosas, se despidió y prácticamente salió disparada de la oficina.
***
8:30 pm
Finalmente terminé con el trabajo, ya ni siquiera tenía ganas de irme en metro por lo que definitivamente optaría por la opción de tomar un taxi para irme a mi casa, esta vez ya tenía instalada la aplicación de taxi que iba a utilizar.
Con mucho cuidado dejé el folder manila que contenía las tarifas en un cajón del escritorio de la secretaria de River. A parte de ello pegué un post it encima del pequeño calendario que se encontraba sobre el escritorio, ahí dejé el mensaje indicando que lo había guardado en el cajón por seguridad a que no se pierda. Asimismo, había enviado un correo tanto a River como a su secretaria con el documento en Excel, ya no quería que se vuelva a repetir la historia.
Cuando bajé al primer piso, en la recepción me percaté de que no estaba Liana. Eso era bueno ya que no tenía ganas de ver a esa arpía después de lo sucedido.
Me dirigí al fin a la puerta de salida, la verdad estaba pesando en pedir un delivery a mi casa para comer, el agotamiento de hoy me había dejado con mucha hambre. Creo que pediría comida china ya que no la comía hace ya buen tiempo.
De repente, cuando ya estaba a la mitad del pasillo las puertas del ascensor se abrieron. Volteé ya que escuchaba unas pisadas corriendo y me sorprendió ver una pelota roja de plástico rebotando en mi dirección. La atrapé con mis dos manos justo antes de que impactara en mi rostro.
Estaba totalmente sorprendida por lo que había ocurrido. Pero cuando alejé la pelota de mi rostro quedé perpleja.
Frente a mí se encontraba un niño de algunos 8 años de cabellos castaños con las manos en su rostro, su mirada reflejaba susto, al parecer por la travesura que acababa de hacer. Pero lo más extraño, era ver a Liam detrás de él con una expresión de estar totalmente avergonzado.
ESTÁS LEYENDO
La Probabilidad
Teen Fiction«¿Será probable? ¿Cuál es la probabilidad de que suceda un encuentro con él?. Esas eran las preguntas me que me hice cuando te vi por última vez y ahora que han pasado muchos años y ahora pienso que aquellas preguntas puedan tener respuesta» Alguien...