Capítulo 11

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El aroma a pizza simplemente es delicioso

Sip, mi mejor amigo me había traído a una pizzería

Pero no a cualquiera, sino una donde preparaban pizzas artesanales; estas eran incluso más deliciosas ya que eran preparadas en un horno especial hecho de piedra.

Creo que se me hacía agua la boca de solo pensar en la deliciosa pizza que esperaba por mí. Recuerdo que cuando salíamos de la universidad cansados y muy hambrientos él me traía aquí, y aunque estaba lejos valía la pena ya que terminábamos devorándolo todo.

Eran simplemente deliciosas.

Aunque algo que me resultaba extraño en esta pizzería, era el hecho que cuando te servían y al costado te ponían un empaque mayonesa para servirse. Veía que muchos la comían con ello, aunque particularmente a mí no me gustaba. Aquello me parecía extraño, definitivamente muy extraño, y es que aún no lograba comprenderlo.

-¿Y entonces te sorprendí?- dijo Renzo con una sonrisa burlesca mientras yo veía los con atención los detalles de la pizzería.

Ya estábamos sentados frente a frente en una de las mesas del local esperando a que nos sirvan la pizza.

-Es que hace dos años y algo más que no veníamos a esta pizzería, me doy cuenta que no cambió demasiado- dije sonriéndole

-Es que por más tiempo que pase, muchas cosas seguirán siendo igual

Pero que intenso Renzito

-Vaya me sorprendes. Canadá te volvió poeta Renzo- dije mirándolo sorprendida

-Nada que ver- dijo riendo- Pero fue un lindo lugar

Entonces recordé cuando mi amigo me llamaba y se la pasaba hablándome de lo encantado que estaba con el lugar y sus estudios

-La verdad cuando te escuchaba hablar de ello, pensaba que me estabas diciendo indirectamente que te quedarías allá- dije y sin querer soné algo nostálgica, por lo que intenté bajar la mirada para que no lo notara.

-Todo lo que conocí me encantó- dijo captando nuevamente mi mirada-Pero pese a lo maravilloso que pudo ser mi estadía allá, no sentí que fuera mi hogar totalmente. Extrañaba muchas cosas de aquí, como la comida-sonrió entonces

Sin siquiera darme cuenta sentí como si un peso se fuera de mí, realmente Renzo era un muy buen amigo como para tenerlo lejos de mí

-Me alegra bastante eso entonces- dije sonriendo- ¿Entonces te quedas definitivamente?

-Sí-dijo con tono muy seguro, que no dejó ni una pizca de duda

-¿Y como está tu familia con tu llegada?-pregunté recordando a sus padres

-Los hubieras visto tú misma- dijo rodando los ojos mientras pasaba su mano por su cabello- Son todo un drama

-Un momento ¿A ellos también les caíste de sorpresa?

Vaya, Renzo tomando decisiones precipitadas es algo nuevo también. Teniendo en cuenta que para asuntos como estos no lo hubiese hecho en un pasado.

-Digamos que sí, ellos pensaban que llegaría en tres meses... Ya sabes por el cumpleaños de mi madre

-¿Y ya no tomaste otro curso entonces?- pregunté

-Bueno decliné ante eso y muy aparte mi padre me estaba mandando indirectas para que me haga cargo de la empresa desde ya hace unos meses-dijo suspirando-Creo que quiere guiarme primero antes de dejarlo todo en mis manos.

El abuelo de Renzo había creado una empresa de turismo, que con el tiempo fue creciendo; ésta le fue heredada al padre de Renzo quién hizo que crezca impresionante a tal punto que ya se había extendido a diversas partes del país, y claro ahora el turno de Renzo ya que él era hijo único.

-Bueno veo que finalmente entrarás al negocio familiar, el tiempo pasa volando

-Y pensar que hace algunos años empezaba en la universidad con temor a que esto pasara-dijo sonriendo mientras negaba con la cabeza

-Sí me acuerdo- dije riendo- Recuerdo que cuando me lo contabas, lo hacías con mucho temor a que esto llegara y que sería una carga que quizá no podría tomar. Pero entonces me decías "Nah estamos lejos de que ello llegue, todavía falta mucho y ni siquiera me he graduado"

Él negó nuevamente con la cabeza y comenzó a reír con más intensidad

-Jamás lo olvidaré, y también recuerdo que querías trabajar en una gran empresa

-Sí, parecían sueños lejanos- dije pensando en el pasado, cuando recién ingresé a la universidad... Por suerte mi madre siempre me recordó que soñar no tenía nada de malo, y que los sueños sí se pueden cumplir.

Mi madre siempre ha sacado mi lado perseverante, aquel que me mantuvo firme a lo largo de mi carrera universitaria... y no solo en eso, sino también a lo largo de mi vida.

-Y ya no son solo sueños, aunque claro ahora trabajas en "Farreyros", la competencia de mi empresa- dijo levantando las cejas repetidamente

Caramba pensé que lo había olvidado

-Bueno... -comencé a decir

-Aquí le traemos su pedido- dijo interrumpiéndome la mesera con nuestra orden

Vaya...




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