0. Daria Zale

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Prólogo
Daría Zale
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—Alta mar, siempre sus corazones brillar, bajo la penetrante luz lunar, su cabello  castaño danzar con en encantó del viento, la hija del mar ha venido a reinar—la voz áspera y alcohólica del hombre resonó como pólvora en un cañón

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Alta mar, siempre sus corazones brillar, bajo la penetrante luz lunar, su cabello  castaño danzar con en encantó del viento, la hija del mar ha venido a reinar—la voz áspera y alcohólica del hombre resonó como pólvora en un cañón.

El ambiente se sumergió en un profundo silencio que solo se pudo captar, los sonido de las respiraciones algunas profundas y otras pesadas de los presentes. Luz de la luna iluminaba con un hermoso destello el cielo nocturno, las estrellas esa noche formaban infinidades de constelaciones aún no descubiertas. 

—El tesoro más valioso del mar, nunca fue una joya...—el eco de la desgastada vocecilla resonó entre el navío pirata.

Ninguno se inmuto de su lugar esperando el misterioso final de la leyenda más antigua contada de generación en generación en los navegantes del oceano.

—La hija del mar ha venido a reinar—termino con aquellas simples palabras el hombre más mayor  de la tripulación.

[...]

Uno...

Dos... 

Tres... 

El siseo de las olas ceso de repente, justo en el preciso momento que el llanto de un nuevo ser  llegaba a este mundo, el mar tenía aquel brillo particular de un azul tan vibrante puesto que su heredera acababa de nacer, en la cuna de una familia prestigio que llevaba por apellido Wayne, recibía con gran gozo a una pequeña niña de piel tan blanca como una perla recién sacaba de una ostra, pequeños ramilletes de cabellos castaño yacían en la infante, pero lo más cautivador eran esos orbes de azul tan profundo como el mismo mar.   

 Daria Zale Wayne, ese es su nombre.

Esa noche se celebro con gran gozo la llegada de la nueva integrante a la familia Wayne, el mejor ron de la ciudad fue repartido a los pocos invitados a llegados, mientras que madre e hija descansaban tranquilamente después de una dura y larga jornada del parto. Aquella habitación algo especial, tenia un gran ventanal que daba directamente a una preciosa vista al oceano, el cual esa noche portaba un brillo especial en sus aguas.

Una dulce melodia era acariada entre la suave brisa salada del mar, y solo la pequeña niña era la única que la lograba escuchar, arrullandola entre su sueño, como caricias de un padre a su hija, el mar acababa de ver por primera vez a su corazón.

El tesoro más valioso del mar jamás fue una joya.

No obstante, en el horizonte un navio pirata hace su aparición, tan efimeramente que no llamo la atención de los guardacostas vigilando esa noche. Los feroces navegantes del mar sabian quien había acabado de llegar al mundo y temián de perder ellos el poder que tenián sobre el oceano.

Su hogar.

¡Cuidado! ahí va, ¡es la hija del mar! ¡Cuidado! pregonó, su voz oí, sonaba sin cesar cuando el mar lo devoró.—la suave voz proveniente del mar resono como un pequeño susurró en el oído de la niña.

Ella abrió lentamente sus ojos, parpadeando para acostumbrarse a la iluminación natural de la habitación.

— Cruzando el mar bañado en luz lunar, su voz llegó hasta mí, ¡Cuidado ahí va, es la hija del mar; ¡Cuidado, estoy... aquí!—la canción se fue apagando lentamente, como cual canto de sirena.

Daria rió alegramente, era como si esta fuera un respuesta o mejor dicho un "Te estoy escuchando padre"

La mujer que dormía placidamente a un costado de ella se despertó, a causa del sonido emitido de la recien nacida. Se levanto de la cama con movimientos lentos hasta la cuna de la bebé y con sumo cuidado la tomó entre sus brazos para acomodarla en su regazo, detallandola fijamente su angelical rostro.

—¿De qué te ríes, mi pequeña Daria? —susurró la mayor, a la vez que la mecía entre sus extremidades.

La niña simplemente bostezo.

—Duerme, mi pequeña joya del mar—dijo la mujer, sonriendo al ver aquella acción de su hija.

La dama sabía que su progenitora era especial, pues en algún momento ella pertenecio al mar, aquel lugar donde esta su hogar, hasta llevaba un nombre con referencia Aquamarine; como una particular joya del profundo mar, pero en su momento declino para llevar esa vida mortal y ahora sabía que el oceano buscaría un nuevo sucesor.

¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué, hija del mar?, ¿por qué? si este siempre fue tu hogar. El pueblo entero siempre la adoró, ¿por qué nos traicionó?

El mar ya había elegido a su próxima gobernante, ya no hay vuelta atrás...

¡Cuidado con la hija del mar!...

—Dulces sueños, Daria—murmurró, acomodando a la pequeña de vuelta en la cuna.

—Su voz, su voz, la brisa me acercó, y claramente oí: temed, temed a la hija del mar, temed, temed... temedme a mí...—aquella vocecilla llego entre el viento de la ventana a los oídos de la dama.

Sellando de esa manera el cruel destino que le esperaba a su hija, al ser la elegida por el mar o mejor dicho por el dios Poseidón como su heredera... Ya no hay vuelta atrás  la voz viajó con la espuma y la sal, mientras que en el mar, halló su fin.

¡Cuidado con la hija del mar, ya llegó a gobernar!...

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Hola, mis dulzuras

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Hola, mis dulzuras.
Aquí les traigo el prólogo de esta historia.
Esperó y les guste tanto como a mí escribirla.
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PD: En mi perfil pueden encontrar más Fanfics interesantes.
Besos 😘😘😘

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2021 ⏰

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𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐞𝐚 ― 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓢𝓹𝓪𝓻𝓻𝓸𝔀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora