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Las vueltas del destino son extrañas, nos carcomen las azarosas decisiones del universo, aún cuando nos neguemos fervientemente.
Este día fue pospuesto meses por mi, queriendo evitar las consecuencias que mi actual accionar conllevarian.
De la misma forma, intenté empujar este sentimiento que me consume, el cual está completamente destinado a vos.
Supondré que esto no debe sorprenderte, después de todo, no sos ajeno a como todos parecen caer a tus pies con tanta facilidad.
Provocas un revuelo en cada lugar al que vas, logrando que todo el pueblo hable de tu aparición por horas, y que mis pensamientos te persigan, quedándose contigo por el resto del día.
Las palabras parecen todas insulsas y carentes de emoción al momento de intentar describirte; posees una belleza singular.
Mi respiración queda atascada en mi garganta cada vez que te veo, pues la simple imagen que atesoro en mi mente, no sería siquiera la sombra de la fabulosa realidad.
Tus atrayentes orbes dorados, similares a dos ardientes astros, me arrastraron a un fuerte vórtice, del cual me es imposible escapar.
Tu característica sonrisa de costado, que tan rara vez dejas que se despliegue, provoca que mi corazón galope fervientemente, golpeando contra mi caja torácica, y dejándome con la incertidumbre de que puedas escuchar los ruidosos latidos que vos mismo ocasionas.
Estoy casi segura de que me estoy volviendo demente, siendo tu esencia un recordatorio constante de que si vos fueses un sinonimo de locura, me dejaría sumergir en esta, sin pensarlo siquiera dos veces.
Lo juro Jasper Hale, serás la muerte para mi.
—A.S
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