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Perderse a una misma en alcohol y drogas no lo era nada comparado con perderse a una misma en Jasper Hale; en esos atrayentes ojos dorados de los cuales no había vuelta atrás, en su frío toque (reciente y no imaginado) y en sus dulces palabras, qu...

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Perderse a una misma en alcohol y drogas no lo era nada comparado con perderse a una misma en Jasper Hale; en esos atrayentes ojos dorados de los cuales no había vuelta atrás, en su frío toque (reciente y no imaginado) y en sus dulces palabras, que— pensaba— estaban dedicadas hacia ella.

Alaska estaba avergonzada, la escena daba vueltas en mi cabeza, aún intentando comprender exactamente que había pasado.

Como podía haberme hecho esto?

Los días pasados parecían lejanos como si los hubiese soñado, y ahora mismo, estaba atrapada en esta horrorosa pesadilla llamada realidad.

Su beso atacaba mi atormentado cerebro, mientras yo lloraba, encerrada en un cubículo del baño de mi colegio, incapaz de abandonar mi escondite.

Aún podía verlos, besándose, en el comedor del colegio, en frente de todos.

Esos labios a los que había fantaseado besar en incontables ocasiones, embistiendose contra otros ajenos.

No podía creerlo, de todas las personas a las que Jasper Hale podría besar, debía elegirla a ella; la estrella de la secundaria de Forks.

Habíamos sido amigas, pero de eso había pasado mucho tiempo.

Al día de hoy, llegabamos al punto de evitarnos en los corredores, y no tomar clases para no tener la necesidad vernos.

Mi corazón se rompió un poco más al escuchar el tono consternado de mis amigos.

-Ali, déjanos verte- Pronunció Harry, bastante aterrado ante la posibilidad de ser atrapado en el baño de mujeres. Posiblemente esta era la primera regla que alguna vez rompía.

Decidí enjugarme las lágrimas, que aún seguían brotando de mis ojos, y abrir la traba del reducido espacio.

Andromeda, sentada en la mesada de los lavabos, con una expresión preocupada, y Ares, sentado en el piso del baño, mirándome, completamente mudo.

Caminé con dificultad hacia los sucios y gastados lavatorios, y abri la canilla, viendo brotar de esta agua grisácea.

Repuganda por la idea de enjuagarse con ese agua, salimos del baño, con la cabeza gacha.

Recibíamos miradas de el colegio completo, desde los mayores, hasta los menores.

Todos nos miraban, penetrandonos con sus miradas, llenas de críticas retenidas, podía sentirlos juzgandome implacablemente.

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𝖊𝖛𝖊𝖗 𝖘𝖎𝖓𝖈𝖊 𝖓𝖊𝖜 𝖞𝖔𝖗𝖐-𝖏𝖆𝖘𝖕𝖊𝖗 𝖍𝖆𝖑𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora