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-Mare ¿para qué son esos carteles?- Sky se sentó en el sofá detrás de mi.
-Para este 8 de marzo, es el día de la mujer,mi familia, mis amigas y yo iremos a la marcha, siempre me encargo de hacer los carteles- Miré de nuevo lo que había hecho.
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Eran mensajes fuertes, claros, verdaderos. El 8 de marzo significaba más que solo un día conmemorativo, era un día de lucha, al estar ahí con todas las demás sentías la fuerza que desprendíamos, los años de incomprensión y lucha para poder estar donde estábamos hoy. Madres, abuelas, niñas, se podía ver el peso que acarreaba cada generación y como gracias a movimientos como este las cosas sí habían cambiado.
-Mi mamá y mi hermana mayor fueron a la marcha del centro el año pasado- Sky se baja del sofá para sentarse a mi lado en el suelo, observó los carteles de nuevo y apoyó su cabeza en mi brazo.- Mamá me prometió que iría con ellas cuando crezca un poco más, pero yo creo que ya he crecido bastante, el problema es que ella no puede ir ahora- Sus resplandecientes ojos verdes me examinaron.- ¿Tu mamá va contigo a esto?- Asentí y la acerqué más a mi.
-Todos los años, ella, mi hermana menor, mis tías, amigas y yo siempre vamos, ya es como una tradición ¿sabes?- Ella asiente- Tal vez en un futuro tú, tu mamá y tu hermana puedan venir con nosotras- Sonrió antes de abrazarme.
-¡Si! ¡Y haremos los carteles juntas!- Sonríe.
-Claro que si princesa- Sonrío devuelta, ella se aparta y agarra una de las cartulinas violetas.
-¿Podemos hacer otro? Hoy es jueves, todavía tenemos tiempo para hacer más de estos- Mi sonrisa se borró, me levanté del suelo como si este estuviera en llamas.
-No, no, no, no, no, no... ¡Mierda!
Era jueves por la noche. Jueves de cena familiar. Y yo no estaba en casa.
Busqué mi móvil entre todos los materiales que había en el suelo, cuando lo encontré vi las llamadas de mi madre y me quise morir, sentía que volvía a tener quince años. Marqué su número y empecé a caminar de lado a lado por la sala.
