"𝟏𝟓"

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Si alguna vez JiMin... ¿Qué?, se preguntaba el azabache metido en el pequeño cuarto de baño del menor de sus cachorros, mientras que esperaba que YoonGi saliera del dormitorio que nuevamente compartían, para que no tuviera que toparse con él.

¿si alguna vez JiMin descubre que hubo otro hombre?, ya lo había descubierto. ¿si alguna vez JiMin decidía crecer?, se dijo cínicamente y se miró al espejo con cierto sobresalto, porque era casi como ver a otra persona.

"Mírate" se dijo "escondiéndote aquí cuando ni si quiera tienes que usar el baño. No te atreverías a bañarte por que temes que se te corra el maquillaje. YoonGi te va a invitar solo porque se siente culpable, y, además, espera salir con la persona que acaba de conocer, la misma que te mira desde el espejo, pero esa persona no es más que una ilusión. Un disfraz bajo el que el verdadero Park JiMin se oculta"

Escuchó que se cerraba una puerta y luego el andar característico de YoonGi bajar las escaleras. El omega dio un fuerte suspiro, mirando de reojo al hombre que se reflejaba en aquel espejo, salió de su escondite. En el brazo llevaba uno de los trajes que había comprado esa misma tarde, lo colgó en la puerta del guardarropa, luego se alejó, pensando en si debería ponérselo o no.

Era muy atrevido en cierto aspecto, cuando se lo probo la había quedado como guante, era cómodo a pesar de estar algo ajustado de ciertas partes que hacían resaltar su figura que aun podía presumir, ¿iba a ponérselo?, ¿o debía ponerse la ropa que usualmente usaba cuando salía con YoonGi?

Sayoko entró desesperadamente a la habitación, con la respiración agitada más mejillas coloradas, se acerco hasta su madre y abrió mucho los ojos al ver el traje nuevo de mamá.

—¿te lo vas a poner, mamá? —. Pregunto con dulzura

—No lo sé —. Respondió el mayor con incertidumbre —Puede que lo mejor sea poner mi ropa común —. Dijo extendiendo sus manos hasta el armario, pero la niña lo detuvo.

—¡No puedes ponerte eso! —. Exclamo con horror —Papá se puso un traje nuevo también, se ve guapísimo.

JiMin frunció los labios, din duda el maravilloso padre de Sayoko merecía algo mejor que pantalones holgados y suéteres de lana.

—A demás, tú tienes que ganarle y tu ropa normal es muy aburrida.

—Entonces me lo pondré —. Si el viejo JiMin podía ser aburrido, estaba dispuesto que el nuevo él no va a serlo —. Me das privacidad.

—No somos tan diferentes.

El omega se agacho y le dio un beso en la mejilla, Sayoko salió corriendo de la habitación, estaba impaciente por ayudar a su abuela y orgullosa por ayudar a sus padres a salir.

Se vistió y salió. Sus hijos y su suegra que estaban cenando en la cocina se quedaron boquiabiertos. Había llegado el momento de escuchar la voz del verdadero experto, pensó, antes de entrar al salón. Sayoko tenía razón, con solo observar la espalda del Alfa, sabía que se vería perfecto en aquel traje, aunque se trataba más del hombre, que de las prendas. YoonGi tenía un aire de madurez y sofisticación, que parecía aumentar el innato atractivo que sabía que siempre había poseído.

Estaba junto el mueble del bar, sirviéndose una copa, no sé había percatado de su presencia. Se alegro por este último hecho, ya que así podría calmar el efecto que el Alfa tenía sobre él. Llevaba el cabello tan informal como siempre, ni muy corto ni muy largo, y eso decía mucho de su carácter. YoonGi siempre dejaba huella en la gente porque no era muy convencional, ni demasiado extravagante. Era un hombre con una gran confianza en si mismo, pero mantenerse en el misterio era su personalidad, lo que lo hacía aun más atractivo.

JiMin no podía dejar de sentirse intimidado ante aquel hombre y pasaba nerviosamente sus manos por sobre las orillas de su abrigo.

No solía pensar en él en aquello momentos. De hecho no salía pensar en él de otra forma que no fuera su marido. Esa era otra novedad a la que tenía que hacerse frente, que pudiera sentirse intimidado por un hombre con el cual vivía siete años.

YoonGi se dio la vuelta y lo vio en el umbral de la puerta. A JiMin le dio un vuelco en el corazón cuando se dio cuenta que el mayor fruncia el ceño y le observaba de arriba abajo, pero no podía descifrar la mirada de sus felinos ojos.

"Se esconde, huye de mí, lo hace desde hace tiempo", pensó el menor, inclusive en esos instantes donde veía su perfecto cabello y rostro maquillado, no podía saber lo que estaba pensando. El traje era lo más fino y lujoso que se había puesto en su vida, realzaba su esvelta figura, sus zapatos estaban perfectamente pulidos, pero YoonGi lo observo sin dar la menor muestra de aprobación o disgusto, como si no le importara.

Luego, sin previo aviso, un brillo de emoción coloreo sus ojos, solo para desaparecer en cuestión de segundos.

JiMin se sobresaltó, porque estaba seguro de que sus ojos no reflejaban otra cosa que no fuera tristeza. ¿Por qué YoonGi debía se sentir tristeza al ver a su omega vestido para ir a cenar con él?, tal vez no era tristeza, tal vez era culpa. ¿Qué había dicho su madre? "lo tienes guardado entre algodones", aquella frase debió de calarle muy en el fondo, y , aquellos instantes, allí estaba él, distinto, convertido en otro hombre.

—¿quieres algo de beber antes de que nos vallamos? —. Pregunto el mayor.

—No —. Replico con una voz grave —Reservaste mesa, ¿cierto?

YoonGi sonrió.

—Si —. Dijo lentamente —¿nos vamos?





[🌙]



JiMin se sentó en el auto de YoonGi. Se sentía intranquilo, no dejaba de mirarse las manos mientras que el Alfa aceleraba hasta llegar al centro de Seúl.

—¿A dónde vamos? —. Pregunto sin mucho interés, se dio cuenta que YoonGi lo miro y volvió la cabeza hacía él para hacer lo mismo, él Alfa regreso su mirada a la carretera. Tenía la mandíbula tensa.

Menciono un restaurante que tenía sala de baile, lo que hizo que le menor sintiera un hormigueo en la piel. Este tipo de lugares eran muy frecuentados por ricos y/o celebridades, JiMin pensaba que debían tener un tipo de estatus para ser admitidos en ese tipo de lugares, y la naturalidad con la que YoonGi había mencionado aquel lugar le hizo sentir aun más nervioso.

—La comida es buena —. Decía el Alfa sin darle importancia —Demasiado buena, hasta para los apetitos más frágiles.

¿Se refería al omega?, podía ser, desde hace algún tiempo no tenía mucha hambre. La comida se convertía en un problema cuando tenía que vivir con un nudo permanente en la garganta.

—Entonces lo conoces —. Contesto el menor.

—He estado una o dos veces.

"¿Con TaeHyung?", no pudo evitar aquel pensamiento, que provoco que permaneciera cayado por el resto del camino.

YoonGi no estaba más alegre que él. Le guio a través del vestíbulo del restaurante, que era iluminado con luz indirecta para realzar el lujo del lugar.

—Buenas noches, Señor Min —. Le saludo un hombre alto, de cabellos negros, un sujeto bastante delgado, con acento inglés. Luego se inclinó educadamente para saludar al menor.

—Buenas noches, Sebastián. —. Respondió YoonGi con una familiaridad que provoco la nueva inseguridad del menor —Me alegro de que hayas encontrado una reservación para nosotros aun con pocas horas de antelación.

Sebastián se encogió de hombros.

—Usted sabe señor, que para personas como usted siempre tendremos un espacio.

YoonGi tomo a JiMin de la cintura, este ultimo miro a su alrededor mientras seguían a Sebastián, quien los guiaba hasta su mesa, el omega trataba de no lucir muy impresionado del lugar y lo lujosos que se miraba. Siempre que salía con el Alfa, siempre era a restaurantes del barrio chino, hindú o italiano, donde llevaban prendas holgadas y cómodas. Solían sentarse a compartir una botella de vino con la agradable privacidad de dos personas que se sentían cómodas una con la otra, pero en este momento el omega se sentía muy lejos de estar relajado. 

𝐄𝐬𝐩𝐨𝐬𝐨 𝐈𝐧𝐟𝐢𝐞𝐥 - 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧  [𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞]  EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora