Gavin
El mundo ama a Benny Andersen. Y yo también. Es el hombre más sexy del planeta, según los expertos de Hollywood. Más allá del caótico universo que lo rodea, es un hombre con una sensibilidad asombrosa y un gran corazón. Por desgracia, tuve que...
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*Nota de la Autora* Aunque este capítulo es desde el punto de vista de Benny, es en este momento que me enamoré de Gavin...
—¡Benny! ¡Aquíiiiiii!
—¡Sean, te amooooo!
—¡Carly, una foto!
Los chicos arremolinados en las vallas de seguridad gritan pidiendo que tanto los actores como yo nos acerquemos a ellos durante uno de los recesos del rodaje.
Me siento humilde por tener admiradores tan fieles. Cuando anuncié mi orientación sexual al mundo, una de las cosas que sopesé fue la reacción de la fanaticada, la cual en su mayoría son del sexo femenino. Afortunadamente, la noticia fue tomada mejor de lo que esperaba. La aceptación de la gente fue casi abrumadora, fueron miles, literalmente, las muestras de cariño que recibí a través de las redes sociales. El apoyo de mis colegas del medio, por otro lado, fue otro factor en la recepción positiva del público. También hubo comentarios despectivos, burlones. Pero fueron los menos; mi Comité de Odio criticando cualquier cosa que haga, sin importar si es buena o no. Como diría mi gran amiga Taylor, haters gonna hate.
Tanto Carly como Sean y yo nos acercamos a las vallas a firmar autógrafos y tomarnos fotos con la gente. Todo el tiempo que hemos estado trabajando, no solo en estas pasadas cinco semanas sino la primera vez que estuvimos aquí filmando, una buena cantidad de personas han venido a ver de cerca a Sean y Carly, mientras trabajamos en exteriores. Los checos se han portado de maravilla con nosotros, son una gente muy hospitalaria. Además, se ha empleado a muchos locales como extras, constructores y seguridad, entre otros.
Unos quince minutos después, siento mi móvil vibrar en el bolsillo de mis vaqueros.
—Bueno, chicas —me despido al mirarlo, consciente de que a la mujer que me llama no la puedo ignorar—, ha sido un gusto estar con ustedes, pero ya debo irme.
Voy hacia mi despacho en el set, buscando privacidad. Respondo la llamada antes de que se corte.
—Hola, mamá.
—Hola, cariño —mi madre saluda alegremente—, hace tiempo que no sé de ti.
—Estoy trabajando en Praga, como sabes. Tengo jornadas de doce y hasta quince horas...
—Esa no es excusa para no llamar a tu madre.
Mi madre es una fuerza sobrenatural. Aún en la distancia y sin importar la edad que tenga, puede hacerme sentir como un niño de cinco años que es pillado haciendo una travesura cuando utiliza ese vibrato autoritario que posee. El cual es necesario para estar casada con alguien tan fuerte y disciplinado como mi padre. Y tenernos a mi hermano, a Matt y a mí comiendo de la palma de su mano. Sí, Lorraine Andersen es única en su clase.
