¿Y si muriera hoy? ¿Llorarías?
¿Y si vieras cómo la vida me golpea?
¿Qué pasaría si no fueras quien eres,
aunque sea por un minuto?
El humo sale por mi ventana.
Como Brock mis ojos se tornan.
Como Matrix mi vista se transforma.
Abre los ojos, pequeña luz.
Muestra tus cuernos, pequeña cabra.
Muéstrame tu liderazgo, Set.
Cual Anton LaVey, en este mundo
repleto de cruces y resucitadores.
Tus ojos brillan.
Tu garganta chilla.
Tu piel llora.
Tu alma implora
piedad
Nudillos desnudos.
Papeles sin propósito.
Autoridades inútiles.
Sistemas inútiles.
¿Qué se siente?
Ese daño.
Esa rotura.
Ese trauma.
Esa mirada en tu memoria.
Tus principios nunca has de olvidar.
Tu silencio nunca has de encerrar.
¿Eres tú?
Tus gustos se encuentran en la inopia.
Derogada se encuentra tu madurez.
Absoleta tu alma.
Imagino, aveces, ese fuego en tu ser.
Tu presencia incómoda.
Prestigio en tu odio.
Cronómetro contador de sudor en tu infierno.
Ese lúgubre instinto mitómano.
Trastorno de psico-victima.
Caminando por vigas dolidas ajenamente.
Flor de vigilia tambaleante.
Silla rechinante.
Madera prodrida.
Frío en tus piernas.
Calor en tu ser.
Patada interna.
Insultos por doquier.
Enfermedad implícita.
Deidad mitigada.
Aura temblorosa.
Destruida la semilla.
Adiós a mi alma.
