4:20 a.m.

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Sismos en mis ojos.
Maremotos en mis lagrimales.
Tsunami en mi rostro.
Humo que aflojó esos dolores habituales.
Papel que demostró que el rojo de mi esclerótica no fué sólo estética.
Gotas de lluvia caen en mis pómulos.
Granos de jugo de moca cae en mi garganta.
Sus glóbulos se asemejan a mi trágica clara.
Desayuno de tempestad profunda como Alexe Popova.
"Corpus meum in ruina mortis annis".
Mi ubicación es la representación de mi odio.
Odio por una sociedad ingrata que al débil agrede.
Un Franz Kromer siempre será superior a este Emil Sinclair.
Una Jennifer Aniston siempre será superor a Melissa McCarthy.
Nunca hay ni habrá igualdad.
Nunca será un Hamlet quien esté con esta Ofeila.
Nunca será mi veneno quien mate a este Romeo.
Nunca será mi castillo el que te tenga encerrada.
Mi palillo sostiene mi nigiri.
Tu rama sostiene tu árbol.
Tu kimono cual alfombra de Bill Gates.
Tus besos cual catarata me ahoga.
Tu bretel cual soga ahorca
a ese hueco que mi galaxia provoca.
Mis hormonas brotan como el maíz de Auguste Gusteau.
Mi cuerpo se estremece.
Mi alma abraza tus latidos.
Mi corazón crece.
Eres música para mis oídos.
No pretendo ser precisamente quién digo.
Si no que soy el hemisferio norte de lo que en mi sur escribo.

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