Capítulo 2

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Cuando la vida te deje drogado y seco

, estaré en tu puerta esta noche.

Si necesitas ayuda, si necesitas ayuda

, apagaré las luces de la ciudad. Mentiré

, haré trampa, suplicaré y sobornaré

. Para hacerte bien

Cuando los enemigos estén en tu puerta,

Te llevaré lejos de la guerra.

Si necesitas ayuda, si necesitas ayuda.

Tu esperanza colgando de una cuerda

, compartiré tu sufrimiento.

Para curarte, para curarte.

Seis años, hoy Bakugo cumplía seis años, este año no le harían una fiesta a petición del pequeño rubio, quien prefería estar solo con sus padres, el peliverde y la madre de este, no quería invitar a los niños de su escuela y mucho menos hacer una fiesta ahí, no quería ver a esos cretinos en su cumpleaños ya bastante era tener que verlos cada día. Pero no iba a pensar en esas cosas hoy, como le había dicho su padre, tenía que disfrutar este día junto a sus seres queridos que importa si son pocos, mejor, más pastel para él y Midoriya, y hablando del peliverde; este todavía no había llegado, claro que aún era muy temprano, eran las ocho y su pequeña "fiesta" comenzaría a las doce, pero aun así Bakugo amenazo al peliverde con golpearlo si no llegaba antes de las diez, eso le había costado una reprimenda por parte de su madre.

Por ahora el pequeño rubio se encontraba en su habitación, estaba aburrido, ya había leído todos sus comics y no tenía ganas de jugar con sus juguetes, todo lo que se le ocurrió fue tomar sus colores y una hoja de papel para comenzar a dibujar ¿Qué dibujaría? No lo sabía, talvez así mismo como un héroe, al símbolo de la paz All Might o talvez a él y a Midoriya salvando personas como héroe. Héroes, héroes, héroes, todo a su alrededor estaba relacionado con aquellas personas con particularidades que combatían el crimen, ¿había algo de malo en eso? No, se suponía que era lo que quería, quería ser un héroe, enfrentarse a villanos, salvar personas y esas cosas... pero últimamente una idea pasaba por la mente del oji rubí, no debería ser algo que piense un niño de su edad, se supone que la inocencia de los niños se mantiene hasta que el mundo les dé un golpe de realidad. Katsuki siempre odio su mete maliciosa que abecés se ponía en su contra, odia no ser como Mydoriya, quien a pesar de todo lo que les ha pasado en este último año, Izuku seguía con una sonrisa en su tonta cara, pero él, no él no podía, solo se había vuelto más "temperamental" como lo llamaban sus maestros, era su forma de ser "fuerte".

((Y si mi quirk no aparece... porque... en realidad no tengo uno)).

Ese pensamiento no dejaba su cabeza, si lo pensaba siempre creyó que tendría un quirk en cuanto cumpliera sus cinco años, pero ahí estaba un año después y nada, pero no se había preocupado por eso porque Midoriya tampoco había presentado el suyo, pensó que tal vez algunas personas se tardaban más que otras en demostrar una particularidad, hasta hace unos meses; Un día después de la escuela, surgió una revelación ante el pequeño rubio, que lo aria dudar sobre sus posibilidades de no solo ser un héroe si no de desarrollar siquiera un quirk.

Aquel día era un sábado por la tarde, el pequeño rubio se encontraba en la sala de su casa, sentado en el sofá felizmente veía una película sobre superhéroes, la cual acababa con el villano derrotado y el héroe siendo amado por todos obviamente ¿Quién no amaría a los héroes? Daban su vida por la seguridad de todos, pensaba el pequeño ojirubi; La película termino y estaban pasando los créditos, el rubio miro molesto el televisor, se levantó del sofá y camino asía la cocina donde estaría su mamá, quería ver la película de nuevo pero no sabía cómo volver a reproducirla, al llegar a la cocina se encontró con su madre en el teléfono seguramente hablando con la madre de Midoriya o con alguna de sus amigas ¿Cómo lo sabía? Fácil, estaba riendo y menciono la palabra zapatos esas eran las pistas suficientes. Bakugo prefirió no intervenir en la animada conversación que tenía su madre, ya había aprendido por las malas que recibiría un coscorrón en la cabeza por no ser "paciente", pero no era su culpa que su madre se tardara horas ablando de cosas aburridas, silenciosamente se retiró de la cocina, podría pedirle a su padre que le reprodujera nuevamente a la película pero este estaba trabajando en su computadora, prefería no molestarlo, sabía que su padre normalmente no tenía trabajo extra que realizar en casa, pero si lo tenía debía ser algo importante.

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