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Pueblo de mierda.
Eso era lo único que pensaba Jean al llegar a Janssen, después de todo luego de vivir toda su vida en la ciudad irse tan repentinamente a un lugar tan pequeño fastidiaba.
El carro de la familia Kirschtein aparcó delante de una casa medianamente grande de dos pisos, los señores bajaron y comenzaron a entablar una conversación con el señor que los ayudaba con la mudanza, Jean con su ceño fruncido y una cara de disgusto se limitaba a mantenerse dentro del automóvil. Miraba con asco cada rincón de ese maldito pueblo y de ese maldito vecindario (qué por cierto era uno de los mejores del lugar) puta mierda deben de ser los demás si ese era el mejor.
— Cariño, baja a saludar y después ayuda a subir cosas por favor. — Hablo la señora Kirschtein delante de la ventana donde se encontraba el muchacho con mala cara. — Y quita esa cara de mierda, esto es importante para tu padre. — No se de que cara de mierda hablas, esta es mi cara. — Bajo rápidamente del coche y darle la mano al señor de la mudanza para meterse a la casucha a paso rápido, no quería más cagadas de su madre, era injusto. ¿Por qué carajos se tenían que mudar cuando sólo le quedaban tres años de universidad? Y más importante aún, ¿Por qué no lo dejaron en la ciudad para ser alguien independiente?
Subió a la que sería su habitación y se quedó viendo por la ventana al lado de su cama, solo veía casas y más árboles, el pueblo estaba en medio de un jodido bosque, podría haber osos aquí, ¿la gente que vivía aquí no lo pensaba? Dio un último vistazo con mala cara a su nueva habitación para bajar y hacer lo que su madre le había ordenado al llegar.
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Primer día de universidad a mitad del año en el culo del mundo. El alto aparcó el coche en el pequeño estacionamiento de la universidad, saliendo con la misma cara que el día que llegó, ya estaba por cumplir la semana y no podía más aburrido que alguna ostra en el mar, se había limitado a navegar por las redes viendo como sus amigos salían a divertirse y como seguían sus vidas normales, había recibido varios mensajes de ellos pero los había ignorado, estaba enojado con todos y con todo, seguía pensando que era injusto lo que su padre le estaba haciendo pero jamás podría decírselo de frente, cada que lo intentaba su voz temblaba y no podía evitar bajar la cabeza ante la imponente figura de su padre, cuando era niño su papá era su superhéroe, el mejor hombre en el mundo y le había enseñado todo lo que ahora sabe, siempre estaría agradecido con él por haberlo criado pero seguía pensando que era una putada.
