07 "en mitad del martirio"

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Hyunjin hacia como si nada pasara. Aunque su interior estuviera quemado gracias a los grandes sentimientos de emociones de dolor que tenía al ver por más de lo que debería, la escena de al frente.

No sabía que hacía allí aún. Era tan rutinario. Tan monótono, aburrido y doloroso. Finge leer un libro mientras todos sus compañeros se ocupan para hablar entre sí. No tienes amigos, por lo que solo opta ignorar todo su al rededor.

No lo hace.

Muy bien estaba viendo cómo Félix hablaba tan complacido con Christopher. ¿Sentía celos?, ¿No es una respuesta muy obvia?, Claro que sí. Pero estos se escondían en los más profundo de su ser para atacar su interior.

Un beso, otro beso. Ya pasaron más de dos minutos besándose y las lágrimas querían salir. ¿Que podía hacer?, Quedarse como el mejor expectador y crítico. Al final, Christopher y él no eran nada más que compañeros.

Lloraba en silencio, a unos cuantos pasos estaban aquella pareja que toda la escuela adoraba. Tan perfectos, nadie podía dudar que eran el uno para el otro. Anhelaba estar en el puesto de Félix, deseaba ser como él. Quería ser Lee Félix.

Todo su martirio acabo cuando se hizo la hora de salida. Siempre fue solitario por lo que nunca espero a alguien para que saliera con él. No tenía alguna compañía para hablar mientras caminaban a casa, era sencillo. Nadie quería ser su amigo o por lo menos hablarle, él era un simple perdedor y Félix nuevamente entra en la jugaba robandose toda la atención del alumnado.

Parecía envidia, pero no lo era.

Caminaba arrastrando los pies, la música ya le aburrida repitiéndose una y otra vez. La misma canción de desamor que siempre escuchaba cuando se sentía triste.

No se esperaba a que fuera jalado de la mochila por una banda de adolescentes, que para su infortuna, eran compañeros de clase. Jadeo cuando fue tirado al suelo, los abusos ya habían sido constantes, y no sabía el por qué.

— ¿Que?, ¿Ya te vas a ir corriendo con tu mamá a decir que te quieres morir?. — hablo el que parecía ser el más cruel. Y lo era. A Choi Yeonjun nunca le cayó precisamente bien y no era novedad que tipo de persona era.

— ya déjalo, quiero ver cómo chilla aquí mismo. — hablo otro chico que desconocía.

La risa se desató entre el grupo de siete personas. Solo conocía a la mitad, aquellos mismos que lo venían molestando desde hace un mes atrás. No podía hacer nada, no tenía fuerzas para levantarse y darle su parecido merecido a todos ellos. Tampoco tenía las ganas, solo se quedó como un total estupido viendo cómo sacaban todo el contenido de su bolso.

Ya estaba más que muerto por dentro, aquello era insignificante. Hasta que recordó algo; su diario.

Yeonjun era un amigo cercano a bang, no podía permitir que leyeran su libro más preciado. Lleno de sentimientos inentendibles y tan íntimos.

Se levantó como pudo y forzajeo entre los brazos de un chico más alto que él. Era inútil, no podía.

— ¿Que?, ¿No quieres que veamos algo?, ¿O tienes miedo a que te dejemos más pobre de lo que ya eres?. — habló el peli azul.

No respondió, solo siguió en su fatal intento de salir del agarre ajeno. Esto no le podía estar pasando.

Desafortunadamente, pasó. Yeonjun vió un libro peculiar. Por que su diario era especial, no solo tenía un millón de cosas por descubrir en palabras impregnadas de un papel. Sino que la fachada de la portada dejaba curiosidad a cualquiera que lo viera.

— ¿Hum?, Veré el libro de este idiota. — en ese preciso momento en el que Yeonjun abrió el diario y comenzó a leer en silencio, se sintió desfallecer. — Dios esto es horriblemente ridículo. — dijo mientras reía.

— deja ver. — hablo otro chico.

Sus piernas perdieron equilibrio, y calló al piso sin más. Su corazón iba al mil y también estaba a punto de destrozarse.

— Con que te gusta Christopher. Eres un jodido marica, ¡El suicida es un marica!. — dijo como si fuera el mayor chiste que existiese.

Risas, risas y más risas. No aguantaba mucho más. Con rapidez se levantó y recogió sus cosas como pudo y con la mínima oportunidad corrió lejos. Nadie lo detuvo, nadie lo consoló y mucho menos lo ayudo.

Estaba solo, jodidamente solo.

Posiblemente sería la burla de toda la escuela y aparte, de Christopher.

Quisiera Ser Lee Félix - Chanjin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora