Quererme matar era una descripción muy leve.
Sentí una parálisis familiar asentarse y me cubrí la boca con mis manos, mirando la flema en las rayas azul y rojas. Esas rayas estarían por siempre en mi memoria. Gruesas rayas azules con otras, rojas, más delgadas entre ellas. Una camisa bastante linda, en realidad.
—Ugh, ¿eso es? —Oí a Taemin, pero aún no podía mirarlo a la cara. Solo lo vi estirar su camisa y hacer un sonido de disgusto.
Finalmente, emití un débil:
—Perdón, estoy enfermo.
—Esta bien. Um, bueno, voy a —Y entonces huyó entre la multitud.
Coloqué la capucha de mi chaqueta en mi cabeza y me volteé hacia Yoongi gritando en su hombro.
Él me palmeó la cabeza incómodamente.
—Wow, ese fue un fatal coqueteasco, incluso para ti. Digo, wow —dijo. Namjoon estaba demasiado ocupado riendo al punto de las lágrimas para decir algo.
Coqueteasco. La ingeniosa palabra que Namjoon había inventado para cuando yo fallaba al coquetear. ¿Entienden? Coquetear + fiasco = coqueteasco. Nacido durante nuestro primer año, cuando el tímido y dulce Hyunjae, a quien había tutoreado en español durante un año porque estaba enamorado de él, confesó que tenía un enamoramiento con nuestro profesor de español. Nuestro masculino profesor de español.
Pero incluso antes de ese incidente, había tenido varios coqueteascos. Cada vez que intentaba hablar con un chico. Cada vez que un chico me hablaba a mi o mostraba algo de interés. Siempre iba mal. No tenía ningún sentido; en todos los aspectos de mi vida era un chico compuesto. Coquetear era la única cosa que nunca podía manejar.
Cuan cliché, sobresalir en todas las partes de mi vida, excepto el amor. Wa-wa.
Miré a Yoongi con ojos nublados.
—Gracias. Siempre un faro de confort. Compinche. Amigo.
Yoongi sacudió su cabeza sombríamente. Si alguien busca confort y un abrazo acogedor de un amigo, Min Yoongi no era a quien recurrir. Él era más del tipo de bofetada de vuelta a la realidad.
Se encogió de hombros.
—Al menos es solo de primer año. —Las palabras primer año me hicieron lamentar aún peor en su hombro. Había dejado mi enamoramiento en Taemin morir apenas supe que estaba en noveno grado, pero aun así él era caliente. Un chico guapo que había estado a punto de invitarme a salir.
Mis dos mejores amigos, aun con todas sus buenas intenciones, nunca podrán entender por qué estar en una relación era algo casi mítico para mí. Ambos salieron del vientre materno con un club de fans ya construido.
Namjoon levantó su teléfono y me sacó una foto.
—¡Dame eso! —chillé, arrancándoselo de las manos y borrando la fotografía.
Él gimoteó.
—Vamos, solo voy a añadirla a mi colección de fiascos de Tae.
—¿Quieres morir? —Amenazaba a Namjoon de muerte diariamente.
Mis coqueteascos se había tornado algo esperado, tan seguro, que incluso había hecho una broma sobre ellos en mi ensayo para la aplicación en Stanford. Ya saben, para mostrar algún defecto humano. Porque incluso los defectos pueden convertirse en algo positivo. Esperaba que mi combinación de humildad y humillación me hiciera ingresar. Eso, o mi puntuación en la evaluación SAT.
Y en su mayoría, podía reírme de ello. Tenía tanto de que ocuparme que era probablemente mejor que los chicos no tomaran nada de mi tiempo, sumado a todo lo demás. Había tantas otras cosas en las que tenía que concentrar mi atención.
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My kdrama style love story (кσσкν)
Lãng mạnNO HAY NADA QUE NO PUEDAS LOGRAR SI SIGUES UN PLAN. INCLUSO ENAMORARTE. Cuando Taehyung conoce a Jungkook decide que ha llegado la hora de dejar atrás su mala racha en el amor y, para conquistarlo, se vale de su mayor talento: la organización. Roban...