𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 12

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Celeste sintió como alguien revolvía su hombro con delicadeza

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Celeste sintió como alguien revolvía su hombro con delicadeza. Abrió sus ojos ligeramente, distinguiendo la figura de un hermoso ángel, uno con una melodiosa voz.

—Cele, despierta.

Pronto pudo comprender de quién se trataba. Cuando la claridad ya no la cegaba, y su tontera post sueño desapareció, pudo distinguir a Alexia, tratando por todos los medios de sacarla de la cama.

La pelirrosa no había dormido casi, había llegado al camarote a las cuatro de la mañana, más un tiempo extra que consumió contándole a la pelinegra todo, la dejaba con menos de cuatro horas de sueño. Un zombie tenía más vida que ella ahora mismo.

—Cinco minutos más —susurró, girándose de costado, dándole la espalda a su compañera de cuarto, y colocando sus sábanas sobre su cabeza, tapando todo su cuerpo.

—Es hora de despertar —repitió, un poco cansada.

—Oblígame —aunque nadie la veía, ella igual hizo un mohín.

—Kyojuto está en la puerta —comentó, con una sonrisa de medio lado.

Tecla correcta, Alexia, tecla correcta.

Celeste se sentó en un movimiento brusco sobre el colchón, tenía los ojos abiertos de par en par. Pudo divisar al hombre recostado a la pared de alante, de brazos cruzados y con su clásica dormida. Al verla más espábilada, la saludó con su mano.

—Voy a lanzarme al océano para ahogarme en él —masculló, poniéndose en pie, para salir corriendo al baño, en el cual se trancó, cerrando la puerta con pestillo.

Maldijo a todos los pasajeros del Titanic, a la servidumbre, a los peces del océano, inclusive se maldijo a si misma; todo aquello mientras se miraba al espejo. ¿Alexia por qué lo dejaste pasar?

¡Estaba horrible! Y sentía que aquello era un halago para su apariencia.

Sus largos cabellos rosas estaban completamente enredados y despeinados, parecían una soga vieja de ese color, tenía grandes ojeras y en sus ojos se podían distinguir las lagañas. Además de aquello, había un rastro de baba callendo desde su labio, y su cara estaba más apagada que nunca. Bueno, todos nos vemos terribles después de una noche son dormir.

No podía hacer mucho con su apariencia, solo le quedó lavarse la cara y tratar de peinar su pelo, lo cual, claramente no salió bien, pero eh, hizo su mejor intento, y dicen que eso es lo que cuenta.

Cuando terminó de arreglarse, lo que trató de hacer lo más veloz posible, volvió a la habitación principal.

Kyojuro se mantenía en la misma posición, y no había ni rastros de Alexia, seguramente tendría trabajo en la enfermería, según su amiga, había un problematico chico con problemas respiratorios, el cual le daba bastante guerra.

—Perdón por dejarte solo —se disculpó con Rengoku, mientras se acercaba.

—No te preocupes, de todas formas solo venía a pedirte algo —contestó, quitando su pie de la pared, para pararse normal.

—¿De qué se trata? —inquirió, alzando una ceja.

En ese momento Kyojuro la tomó de las manos, la seguridad en su rostro se transmitía hasta ella. Él era como su propio sol.

—Quiero que acudas a esta cena —confesó, pero al ver que ella no comprendía, solo le quedó continuar —, no en calidad de Violinista. Quiero que seas mi compañera en la noche.

—¿Y-yo? —balbuceó, incrédula y aturdida. No era suficiente y lo dejaría en ridículo; pero no le diría eso, porque era bastante rápido para defraudarlo y contarle que sería un fracaso de novia.

—¿Hay alguna otra Celeste por aquí? —cuestionó en broma, acariciando su mejilla —. No quiero presionarte, si no lo deseas así me contendré, pero me haría inmensamente feliz que apareciéramos de la mano en el comedor.

No había tiempo ni excusas. Estaba claro que en verdad eso lo contentaría, y la verdad es que a ella también, quería ir gritando por todas partes que tenía a Kyojuro, que había sido capaz de ganar un hombre como él. Pero Celeste no era tonta, habían demasiados puntos en contra; para comenzar no tenía las ropas adecuadas para tal situación, no subió al Titanic sabiendo que se enamoraría del dueño; continuemos con que no tenía ni la menor idea de ética y claramente haría el papel de imbécil, se reirían de ella, perdería la compostura, y le clavaría el violín a alguien en la cabeza.

Tantas razones para negarse, pero la muy estúpida asintió como guanaja.

Celeste, te mereces todo lo que está a punto de pasarte.

—Te recogeré —depositó un sutil beso en su mejilla, emocionado por su respuesta.

—Puedo ir sola Kyojuro, no soy inválida —dijo, entre risas. Le encantaba lo atento que podía ser en ocasiones.

—Insisto, señorita —se separó —, tengo cosas que atender, pero te veré antes de la cena.

—¿Cómo sabes dónde estaré?

—Te buscaré hasta encontrarte —soltó simple. Por supuesto que diría algo que la haría sonrojarse.

Solo cuando lo vio irse, Celeste comprendió a la locura que había accedido. Ahora si se lanzaría al mar, con mucha suerte se ahogaría rápidamente.

 Ahora si se lanzaría al mar, con mucha suerte se ahogaría rápidamente

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Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

Nos veremos más pronto de lo que creen.

~Sora.

ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora