《Prologo: "Simples Rumores"》

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-Hey Bill, ¿Escuchaste las historias? - pregunto un marinero con picardía en la oscuridad de la noche, mientras todos buscaban dormir.

-¿Que historias? -Pregunto Bill con curiosidad e inocencia.

-Vamos John, no empieces de nuevo con esa mierda. - reclamo uno de sus compañeros ya cansado de escuchar su palabrería.

-Mierda tendrás en la cabeza. - respondió otro de los hombres irritado ante la ignorancia de su camarada. -Las historias son tan reales como que la tierra es plana.

-Aja, claro, y el Craken es mi mascota.

-¡¿Tienes al Craken como mascota?! -exclamo Bill en lo alto completamente emocionado.

-¡Claro que no imbecil!

-Oh... hubiera sido genial.

-Como sea Nathan, las historias son reales. Yo lo he visto con mis dos ojos. -confeso aquel hombre con seriedad.

-Es por esta razon es que recomiendan no tomar agua de mar muchachos. Acabaran igual de locos que Patrick... -añadio Nathan con burla, mientras se acurrucaba en su hamaca para volver a dormir.

-¡Bah! ¡Que te jodan! -grito Patrick ofendido. -Apenas eres un bebe saliendo de su cuna, -Declaro resentido. -No como John y yo que somos hombres que vivimos en carne propia aquella experiencia.

-En realidad, yo tampoco lo vi nunca. -aclaro John. -Solo conozco las historias por los viejos chiflados de mi pueblo.

-Vaya traición... -dijo Patrick desilusionado.

-¿Pero cuales son las historias? Ahora quiero saber. -declaro Bill con intriga.

-Durante la noche, muchos lograron divisar en el horizonte un-

-Espera... -interrumpe John a Patrick. -¿Vas a narrar la historia?

-¿Y de que otra forma le voy a contar sino? ¿Con títeres? Cerebro de algas.

-En mi pueblo se cuenta con una canción.

-¿Canción? ¿Acaso estamos en la opera? -reprocho Patrick.

-¡Oh! ¡Si! Me gustaría oír una cancion. -afirmo Bill con alegría.

-Parece que el publico ha hablado Patrick. Deja voy por mi Laúd. -dijo John mientras encendía un farol de aceite para iluminar la habitación.

-Olvidate de eso, despertarás al capitán y los otros.

-No seas aburrido Nathan, nadie nos escuchara. Y si lo hacen solo finge estar dormido y que nos tiren por la borda a nosotros.

-¡No quiero que me tiren por la borda John!

-Es un decir Bill, nadie nos tirara por la borda... creo. -dijo John tratando de calmarlo.

-Va John, no pierdas tiempo y busca tu mierda de laúd para escuchar esa estupida canción e irnos a dormir de una vez.

-Eh, te me calmas Nathan. Haber si tengo que ponerte a dormir con el laúd de John, y no precisamente tocandote una canción de cuna... -amenazo Patrick ya cansado de la actitud de Nathan.

-¿Ah si? ¿Tu y cuantos más? Viejo decrépito. -Encaro Nathan sin pensarlo. -A ver si no te agarra otro dolor en la ciática antes de que siquiera me alcances.

-¿Quieres ver pendejo?

-Vamos chicos, relajen. Parece que dejen mi laúd en el almacen.

-Bueno, que mal. A dormir... -dijo Nathan.

-Esperen mientras voy a buscarla.

-¿Enserio vas a ir hasta el almacén?

-Claro que si, no dejare al pobre de Bill con las ganas.

-Soy tu admirador John. -dijo Bill meloso.

-La soledad del mar ha juntado a dos hombres, otra vez... -añadió Patrick.

-Dejen de decir estupideces. Esperenme aqui y traten de no matarse hasta que vuelva. -dijo John marchándose de la habitacion llevando consigo el farol.

Se dirigió hacia el almacén con pasos silenciosos para que nadie lo escuchara, y una vez allí reviso el lugar tratando de no chocar con nada para no alertar al barco. De pronto, entre la obscuridad tropieza con una cascara de banana que se encontraba en medio de la habitación, y sin poder evitarlo se desplomó en el suelo.

-Ahg... ¿Quien fue el hijo de puta que dejo esto tirado?. -maldijo con el alma.

Luego ilumino unos metros delante de él y pudo notar varias cascaras de fruta y restos de comida regados por todo el suelo.

-¿Pero que carajos? ¿Quien se comió todo esto?

-Un gato... -murmuró una voz aguda con nervios.

-¿Un gato? -preguntó John extrañado. -¡Adoro los gatos! Ven~ gatito, gatito~

-Quice decir... un pulpo... -corrigió la pequeña voz.

-¿Un pulpo? ¡Puaj! Mejor lo dejo ahí hasta mañana... por ahora ¿Donde estará mi laúd?

Detrás de las cajas una pequeña mano se asoma sosteniendo el laúd algo viejo y sucio.

-Oh bien, ahí esta. -Dice John tomándola con naturalidad. -bueno, regresaré al cuarto antes de que alguien me encuentre aquí.

John se dio la vuelta y marcho hacia la salida del almacén, hasta que en mitad del recorrido frena en seco dándose cuenta de algo.

-¡Un momento! -exclamo alarmado. -¿Por que mi laúd esta todo manchado?

-Fue el pulpo... -susurro aquella vocecita.

-Ah, ya veo... Bueno, luego lo limpiare bien. -menciono relajándose para continuar su camino. De pronto vuelve a frenarse. -¡Un momento! -exclama nuevamente alarmado. -¿Esto esta afinado? -pregunto moviendo un poco las clavijas mientras hacia sonar las cuerdas. -Mmm... ¿Estara bien así?

-Creo que suena bien... -menciono la pequeña voz ya con ansias de que John se marchara.

-Oh, gracias. Entonces me iré. -dijo John mientras una vez más retomaba su caminar.

-¡Achist! -resuena un estornudo agudo y tierno por la habitacion.

-Salud. -respondió John.

-Gracias... -susurro la pequeña voz.

-¡Momento! ¡¿Quien anda ahí?! -pregunta John alarmado, iluminando hacia la fuente de aquel sonido, el cual se trataba de una pequeña niña, bastante sucia y vistiendo puros harapos viejos, tenía el pelo corto y negro como la tinta de calamar y huesos delgados como escarbadientes, piel clara como una perla y ojos de un color verde claro como los de un gato.

-Eh... ¿Un pulpo...? —menciono la niña.

-¿Me vez la cara de idiota niña? Todos saben que los pulpos no estornudan. -exclamo John confiado de su gran intelecto.

-Mierda... no puedo creer que no funcionara... -reprocho la niña con desilusión.

-¡Muchachos! ¡Tenemos un polizón!

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|PALABRAS DE C.K.|

"Sinceramente, yo tampoco puedo creer que no le funcionara la idea a la niña..."

El Narwhal AhogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora