Dos tontos en un café

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Mangel fue el que se despertó primero y, a juzgar por la luz moribunda que pasaba por debajo de la puerta, era finales de la tarde. No es algo sorprendente, su horario había sido irremediablemente afectado por convivir con alguien de hábitos nocturnos, pero seguía siendo una criatura de día y su cuerpo aun lo recordaba. Arreglar sus horas de sueño cuando su vida volviera a la normalidad será muy complicado, pero al paso que iban no estaba seguro de cuando seria eso.

Suspiro contra la almohada y se escucho un murmullo suave cerca de su oído, los brazos del otro ocupante de la cama reafirmaron su agarre contra su pecho y un intenso hormigueo de excitación le recordó todo lo que había sucedido anoche. Los besos ansiosos, las caricias ásperas, la urgencia en cada movimiento, todo muy llamativo viniendo de una persona que actuaba siempre tan renuente y esquivo con cualquier tipo de contacto prolongado entre ellos, y si, Mangel seria tonto si no se hubiera percatado ya de cual era el problema, pero después de la revelación de anoche ya no sabia que pensar sobre el asunto. Hasta el momento había creído entender su punto de vista, es decir, quien sabe cuantos años tendrá ese tipo sobre la tierra e imaginaba que esto de acostarse con un hombre podría estarle generando problemas, incluso el mismo tenia sus propios dilemas con el asunto, pero con el tenia que ser mucho peor ¿No?

Sin embargo en los sueños siempre parecía tan dispuesto, incluso había momentos en que era el propio Lolito quien iniciaba el incendio, pero hasta hace unas horas Mangel había pensando que todo era producto de sus deseos inconscientes, que lo que tenia no era mas que un Lolito creado de fantasías que existía únicamente para complacer toda clase de fetiches exhibicionistas que ni el sabia que tenia.

¿Pero y si realmente nada de lo que soñó con el era solo producto de su mente? ¿Y si todo el tiempo Lolito había estado pensado que el no era real tampoco y por eso se sintió libre de hacer lo que quiso? En ese caso habría que preguntarse cual era su problema, porque en definitiva le importaba una mierda que fuera un hombre y no tenia pinta de ser del tipo que buscaban relaciones serias.

Ahora mismo, mientras sentía la carne tierna y sensible por las marcas que le habían dejado sobre la piel, Mangel estaba muy confundido, sobre Lolito y también sobre si mismo. Aquella otra vez solo quería protegerse del frio pero tenerlo tan cerca fue demasiada tentación, aun con el pasar de los días apenas podía creer la bella criatura que estaba allí y había estado reprimiendo lo mas que podía las ganas de tocarlo un poquito y darle salida a ese impulso que le pedía apreciarlo mas de cerca. Mangel era débil a la belleza y se encontró hechizado por esa suave y blanca piel, el brillo casi naranja de sus cabellos, su figura esbelta y grácil, y esos ojos... Dios, su mirada confiada y fiera era lo que mas adoraba de su apariencia, y ese color verde plata era algo único por lo que muchos estarían dispuestos a matar con tal de tenerlo, el incluido.

Si le hubiese conocido mas joven, mas iluso, y hubiera experimentado aunque sea la mitad de la atracción que sentía por el habría caído redondito en sus manos. Pero si había aprendido algo de su experiencia con Valeria es que las personas por mas que lo parezcan no son perfectas, y Lolito estaba lejos de serlo. Era extraño, irritante, encontraba placer en hacerlo pasar mal, estaba mas que probado que era un criminal y ni siquiera era humano como el, sino un vampiro que lo secuestro y aun dormido ni siquiera le dejaba soltarse ni para ir al baño. Y eso estaba bien, mientras mas irritante fuera y mas se pelearan mas fácil le seria ignorar su aspecto y no dejarse arrastrar por sus impulsos, era lo mejor si no quería que le viesen la cara de nuevo.

Por eso ¿Cómo deberia sentirse respecto a esto? ¿Deberia hacer lo mismo que Lolito y tratar de evitar cualquier contacto? Era imposible, mas ahora que estaba recontra claro que de intentarlo solo acabarían frustrándose los dos y el estallido llegaría mas temprano que tarde, tal como anoche.

Mercurio y Esmeralda (Beta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora