Capítulo 02

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Capítulo II: Primer MAL día.

El vivir sola tiene muchas ventajas, aunque también desventajas.
Mi primera noche como universitaria, fue como una montaña rusa, con muchas subidas y bajadas. Una noche, llenada de alegría, un despertar con gran emoción y nerviosismo, y una madrugada muy triste y con mucho miedo a flote. Aunque ahora que lo pienso tal vez las madrugadas están para eso, para ponerse melancólicos. sensibles y pensativos.

Luego de enrollarme y desenrollarme varias veces con las sábanas blancas que cubrían mi cama, decidí levantarme y emprender mi camino al baño. Aproximadamente 20 minutos después, salí del baño para así comenzar a prepararme para las próximas horas del día.

Era mi primer día en la universidad, y sí, tal vez ya tengo 18 años, pero los mismos nervios que tenía en mi primer día en el Kinder, son los mismo que tengo ahora.

Aparte de Oliver, no conozco a nadie más en esta ciudad, y me llena de nervios el conocer gente nueva, aunque me considero muy espontánea y social, y se que terminaré amigandome con cualquier persona que se atraviese en mi camino, porque así soy yo.

No quiero llamar la atención pero tampoco pasar desapercibida, es decir, que mi vestimenta es lo más importante para dar una buena primera impresión.

Elegí ponerme un vestido de flores, muy bonito cabe resaltar, con unas lindas sandalias, y además algunos accesorios para complementar mi outfit. También me maquillé, no mucho, pero lo hice.

Tomé mi bolso que ya contenía algunos documentos y carpetas que me serían útiles, mi celular y un poco de dinero para comprar alimento. Emprendí mi camino hacia la universidad, no tendría mucho que caminar, ya que solo era una cuadra entre la universidad y la residencia donde habitaba.

No les voy a mentir, lo que más emanaba de mi eran los nervios.

Desde pequeña me he preparado para este momento, siempre cuidé mis calificaciones para que fuesen las mejores y así poder obtener una beca para la universidad que deseara, nunca salí a una fiesta en mi preparatoria aunque mi mejor amiga insitiese, no era algo que iba conmigo, pero quería cambiar algunos aspectos de mi vida.

Me considero una persona muy tímida pero a la vez amistosa, sin duda alguna todos mis excompañeros estudiantiles podrían afirmar que siempre Irene Dankworth tendría una sonrisa en su rostro pero hasta ahí. Savannah, mi mejor amiga y compañera fiel, es todo lo contrario a mi, o al menos en lo de ser tímida, Sav es capaz de entablar una conversación hasta con el sapo disecado de una clase de ciencias, pero no es algo que me disguste, al contrario.

Mi amistad con Savannah comenzó desde que ambas íbamos al Kinder.
Recuerdo a aquella pequeña que lloraba porque una pequeña, y malvada cabe destacar, Joanne Griffin tuvo la osadía de robarle las pegatinas de Barbie que con mucho esfuerzo había estado coleccionando durante semanas, la diminuta Irene en un acto de valentía y coraje fue hasta la ya nombrada y le arrebató las pegatinas no sin antes halarle un poco el cabello. Ese día gané mi primer castigo, pero también gané una gran amistad.

Detuve mis pensamientos sobre Sav, pero no porque quise, sino porque un gran cuerpo de masa se cruzó en mi camino haciéndome tropezar y caer al suelo en frente de la entrada del edificio que conformaba la universidad, en frente de todo el alumnado.

Y no, no me agarro de la cintura para prevenir el golpe como esperaba.

Estúpido Wattpad, me mintió.

Fue un pésimo día para elegir usar vestido, pero ahora que lo pensaba, solo a mi se me ocurría usar vestido con la suerte que tengo, me levanté del suelo mientras frotaba mis manos para retirar toda la tierra que éstas habían obtenido durante la caída, no obstante, sentí un ardor que provenía de nada más y nada menos que de mi rodilla. Genial, Irene Dankworth merece el premio a la persona con mas mala suerte del mundo.

— ¡Oye, imbecil! Ten más cuidad...— detuve el habla al ver que el sujeto ni siquiera de había dignado a tenerse, al contrario, siguió su camino como sino se hubiese llevado a una delgada chica por delante.

No obstante, yo tampoco detuve mi andar aún con las miradas de todos los que presenciaron mi caída, nada detendría mi emoción por la universidad y todo lo que implicaba mi nueva etapa.

Como les decía, durante toda mi vida me cohibí de muchas cosas para ser el orgullo de mi familia, pero como dice el Tío Seth "No siempre tu vida va a estar bajo un régimen. Tarde o temprano tendrás que vivir tu vida, y cuando ese sea el caso, yo no le diré al abuelo", sí, sin duda, el Tío Seth tiene el premio como el tío más alcahueta del mundo.

Mientras vagaba por los pasillos en busca del salón donde vería mi primera clase, noté como unos chicos muy escuálidos estaban siendo acorralados por otro grupo de chicos que a diferencia de los otros estos eran fuertes y mucho más altos además cabe destacar tenían una especie de navaja cada uno, lo que más me produjo asombro y molestia a la vez fue el como los demás actuaban como si eso no estuviese pasando frente a sus narices, como si ya estuviesen acostumbrados a ello.

— ¡MENTASE CON ALGUIEN QUE SI SE PUEDA DEFENDER!— las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo, y en medio de todo el gentío los chicos voltearon a verme con cara de sorpresa y no solo ellos, todos los que estaban presenciando aquel suceso.

Compartí mirada con uno, alto, pelinegro, y con pinta de poder mandarme a china de un solo golpe. Este no me miraba con sorpresa, más bien era cara de burla.

Justo cuando se iban a acercar sonó la campana notificando el inicio de la primera clase y acto seguido, partí a mi clase rompiendo contacto con aquel chico

Sentí las miradas de todos sobre mi, aún cuando ya había entrado al salón, muchas personas murmuraban y se asomaban al salón donde yo estaba.

Me senté medrosa y encogida en un asiento vacío casi al fondo.

Okey, no entiendo nada, NO ENTIENDO NADA. ¿Por qué todos me miran como si hubiese cometido un delito?

— Porque cometiste un delito— exclamó una chica castaña, con cabello largo y tez oscura sentada a mi lado haciéndome saltar del susto— No deberías asustarte por mi presencia, sino el hecho de que vas a tener muchos problemas.

¿¡Problemas!? Pero si no hice ni una mierda.

— Deberías dejar de pensar en voz alta, y si, sabes que tus actos tendrán consecuencias — me dijo mientras sacaba una libreta de su bolso y yo la miraba confundida— Me llamo Maddie— agregó extendiendo su mano.

— Un gusto, Maddie. Yo soy Irene— estreche su mano— Disculpa que te pregunte, pero ¿Por qué dices que estoy en problemas?

Noté el asombro y el como se tensó cuando le pregunté por los "problemas" que tendría.
De verdad, que no entendía nada.

— ¿No te dijeron nada?— inquirió, negué con mi cabeza, su cara pasó de asombro a una cargada de preocupación — Oh mierda, te metiste en problemas y no sabes ni con quién, o porqué.

— Pues si, no sé nada, no entiendo nada.— exclamé con temor. El nerviosismo que brotaba de mi era inmenso, más al no saber a que me estaba enfrentando.

— Okey, yo te explicaré, y intentaré hablar con ellos para que sepan que tu no sabes con quiénes te metías.— murmuró super rapido mientras anotaba en una hoja una dirección y me la pasaba— No puedes decirle nada a nadie de esto, todos piensan que ya lo sabes todo, hasta yo pensé eso. No te acerques a nadie mientras no estés conmigo, no le recibas nada a nadie, y no busques más problemas.

Acto seguido, se levantó del asiento, recogió todas sus cosas y salió como alma que lleva el diablo, sin siquiera despedirse.

Tomé la hoja rasgada que me entregó, donde yacía una dirección junto a una hora; 04:30PM, un número telefónico, que suponía era de ella, y una pequeña frase.

"Nada es lo que parece, nadie es lo que dice ser"

¿¡EN QUE MIERDA ME METÍ!?

[☆]

Dejo esto aquí, y me retiro lentamente...

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2022 ⏰

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