¿Te ha pasado que se te ocurre una idea brillante? Comienzas a imaginar cada escena, cada secuencia, incluso como podría lucir tu portada. Te sientas a escribir y te topas con un obstáculo. ¿Quiénes serán mis personajes? ¿Quién narrará la historia...
Los personajes, aparte de tener un objetivo, una meta a la que llegar, tienen que contar también con un conflicto.
Si un personaje, sea protagonista o antagonista, tiene todo lo que necesitan a su alcance y logran todo lo que se proponen sin esfuerzo alguno resultan aburridos para el lector.
Pregúntate, ¿Cuál es su conflicto? ¿Dónde está la lucha por superarse a sí mismos o las circunstancias y alcanzar sus objetivos?
Al crear un personaje, asegúrate de poner piedras en su camino, de hacerle sufrir un poquito. De lo contrario el lector se va aburrir a las pocas páginas y obviamente no es lo que buscamos.
La evolución del personaje luego del conflicto
Joseph Campbell dice que es la evolución del personaje, el cambio final que se produce en el protagonista como resultado de las decisiones que haya tomado.
Todo libro está compuesto de cambios. El personaje no debe ser el mismo desde que inició la historia hasta que terminó.
El objetivo que debemos perseguir es encontrar algo, por ejemplo, una situación, que lleve al personaje desde una situación a otra. De ser de una forma a cambiar.
En este proceso, es fundamental trabajar la evolución del personaje: al principio, los cambios que sufre son pequeños, casi sin importancia, y fácilmente el protagonista podría arrepentirse y volver a ser el que era pero, a medida que avanza la narración, la transformación va aumentando gradualmente en intensidad y calidad, hasta que llega un momento en que ya no hay vuelta atrás: el cambio es completo e irreversible.
Cabe aclarar que, cuando hablamos de cambio, no quiere decir modificaciones en su apariencia, sino de un cambio significativo que cambie de su vida también.
Ejemplo:
Tu personaje podría pasar de ser ateo a religioso por una situación x que vivió.
Lo importante es que el paso de uno a otro produzca un cambio de positivo a negativo, o de negativo a positivo, en la vida del personaje.
Por eso, independientemente de que este cambio sea para bien o para mal, sea material o espiritual, lo lleve a la madurez o a la locura, al final de la narración el personaje debe ser distinto a como era en un principio.
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Nos vemos en el próximo apartado para más consejos.
