Capítulo - 3 El hilo del que nadie quiere tirar❤️

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Valentía es buscar la verdad, escondiendo el miedo que te provoque hallarla

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Valentía es buscar la verdad, escondiendo el miedo que te provoque hallarla.
Mieiramusa

Seara

A partir de la noche aterradora en la que Eladi me mostró su mezquindad, no pude olvidar el tema que me obsesionaba, ahora más que nunca. Tras las acusaciones vertidas del desgraciado de Tiano, sentía la necesidad de descubir el mis que le había sucedido a mi hermana.

Durante dos meses había intentado sonsacar por el pueblo información
que me condujera a tirar del hilo, pero se me resistió, todo dios se cerraba en banda.
No querían conversar, se trataba de un tema tabú que nadie se atrevía a tocar, ni los más cotillas del pueblo lo comentaban.

Ribalde era un pueblo rústico de la Comunidad Valenciana, anclado sobre las faldas de una colina. Destacaba porque poseía una ruta templaria. Su imponente castillo situado junto a la iglesia parroquial.
Constituían dos joyas de la comarca. Bajo el mirador de Santa Bárbara se hallaban los restos de una antigua prisión.

Sus calles empedradas se mantenían intactas a pesar del paso del tiempo. En las localidades cercanas tenía fama de ser un lugar misterioso, repleto de secretos escabrosos y, desde luego, era justificada: un ambiente extraño envolvía el pueblo dominado por el cacique que lo gobernaba.

Como todos los parajes de esa comarca, poseía dos puntos fuertes que constituían casi en su totalidad la mayor fuente de ingresos: varios almacenes de naranjas que clasificaban las frutas de ese manjar tan codiciado, y una de las actividades más comunes en Castellón, la cerámica.

El gran negocio que sustentaba a los habitantes era la fábrica de azulejos, «Toledosa», fundada en el 1875 por el vástago del alcalde, que se inició como una pequeña empresa familiar. Aunque después de la muerte de su creador, sus herederos habían protagonizado una lucha encarnizada para conseguir su dirección.

Tras el paso de generaciones y diversos conflictos, la mala gestión había conducido a la empresa a la quiebra, hasta qué dos de los hermanos herederos habían tomado cartas en el asunto para reflotarla.

Sancho Badén transmitía sensaciones repulsivas, no debido a su apariencia física, muy agradable, sino debido a sus actitudes, en concreto a su mirada entre lasciva y diabólica que te desnudaba, provocando que temblaras de miedo. Él era prácticamente un Dios en Ribalde. Nadie contradecía sus órdenes, no se atrevía, ni a enfrentarlo. El poder que ostentaba superaba con creces su riqueza, y el aura maligna que lo rodeaba conseguía que sus subordinados evitaran cruzarse con él.

Ahora era mi jefe, aunque pocas veces se presentaba en la zona de los operarios. Exceptuando que surgiese una situación muy grave, siempre enviaba a su mano derecha, Ramón, el director ejecutivo, tan controlador y maquiavélico como su dueño.

Rendido Al Pecado Vol- I  Bilogía DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora