Capítulo Final

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Candy~

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Candy~

-¿No te has puesto a pensar que tendras dos bebés, Candy?  -  me pregunta, Karen – Tu vientre esta igual de grande como el de Ellie, cuando estuvo embarazada de Dianita y Edward. Quizas hasta tengas un niño y una niña.

-Seria maravilloso, aunque no sé si eso dolerá el doble – me pongo nerviosa de solo pensarlo – He oído a varias que el parto duele.

-¿Ves por qué no quiero tener hijos aún? – me comenta, mientras se da los últimos toques a su maquillaje, el vestido de novia le queda perfecto y la tiara realza aún mas su belleza – Por el momento Albert y yo tenemos cosas que hacer y disfrutar de nosotros antes de que los hijos lleguen.

-Hablando de esas cosas ¿no te da miedo de que hoy sea tu primera vez? – al decir esa pregunta, Karen se empieza a reír.

-Hoy no es mi primera vez, mujercita – me quedo sorprendida – La virginidad la perdí el día que supe que Albert estaba vivo y desde ese día lo hemos practicado y mucho. ¿Por qué crees que mi habitación esta a la par de él?

-No me digas, no quiero saber detalles – se vuelve a reír.

-Eso ya lo sé, Candy – se para y se coloca a la par de mí – Pero si aceptas un consejo de mi parte, tienes que dejar de preocuparte por hablar temas sexuales, si no terminaras como Annie, porque Patty bien que tiene sus secretitos, pero esta platica se quedara para otro día, que voy tarde a mi boda.

Durante todo este tiempo, hemos estado viviendo en la mansión de New York de los Andly. El plan de Terry era vivir en una casa solo para nosotros, pero Albert lo convenció de que durante mi embarazo estuviera cuidada y protegida y que mejor que aquí. Karen le dijo a Lucy que vendría para cuidarme supuestamente, pero ahora veo que solo fue un pretexto.

Stair y Archie decidieron instalarse aquí junto a Albert, su tío que mas bien los trataba como un hermano mayor, comprensivo y liberal. Patty y la abuela Martha también se instalaron aquí y ella fueron mis enfermeras.

De hecho no puedo quejar ya que todos me han atendido muy bien. Ellie, Richard, Lucy y los niños pasaban varias horas todos los días aquí conmigo. Terry dejo de trabajar tanto y por su insistencia no hubo gira teatral por todo el país. Cosa que Robert Hatway comprendió, ya que no tenía sentido que algún otro actor reemplazara a mi esposo,  ya que muchos solo deseaban verlo a él por su actuación.

-¡Hija estás bellísima! – exclama, Lucy cuando ve a Karen y se acerca a ella para abrazarla.

Lucy y George se casaron hace tres meses, fue una celebración sencilla, pero tanto Karen como Albert estaban felices de ver a su madre y mano derecha, casados y contentos.

-Gracias, mami, pero ahora vamos, que no quiero que Albert piense que no voy a llegar.

-Y tú tampoco te quedas atrás, mi pecosa – me dice Terry, saliendo de no sé donde y tomándome por mi enorme cintura – Estas mas linda que nunca – se baja para besar mi vientre.

Mi Dulce Rebelde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora